Steve Bannon, ex asesor de Donald Trump, se ha mostrado desafiante mientras se abría paso entre la multitud de periodistas que le esperaba ante la sede del FBI en Washington. Hasta allí acudió este lunes a entregarse tras haber sido acusado de desacato al Congreso de Estados Unidos por no comparecer ante la comisión que investiga el ataque al Capitolio del 6 de enero. Bannon declaró alto y claro antes de acceder que iba a “tumbar el régimen de Biden”.
El que fuera arquitecto de la campaña presidencial de Donald Trump ya está bajo custodia federal y se espera que comparezca ante un juez en las próximas horas, después de que a última hora del viernes fuera acusado penalmente de dos cargos de desacato: uno por negarse a comparecer para declarar ante el Congreso y otro por rehusar proporcionar documentos en respuesta a la citación del comité de la Cámara de Representantes que investiga el ataque perpetrado por una turba seguidora del expresidente Trump el 6 de enero.
Bannon, de 67 años, lanzó un mensaje antes de entregarse a la justicia a través de su programa online WarRoom en el que pedía a sus seguidores que se mantuvieran “atentos”. “No quiero que nadie se despiste sobre lo que hacemos cada día, ¿está claro?”, declaró el radical. “Quiero que os mantengáis firmes en el mensaje”, añadió mirando a la cámara de su programa. “Muchas gracias”, concluyó para a continuación ingresar en el edificio federal.
La imputación contra Bannon es un hito. Nunca antes nadie había sido acusado de desacato ante el Congreso al invocar el privilegio ejecutivo, que protege las comunicaciones del presidente con su equipo. Aunque la diferencia radica en que en casos anteriores se reclamaba el testimonio de acusados sobre su servicio en el Gobierno, pero Bannon abandonó su trabajo en la Casa Blanca en 2017, bastante antes del periodo que investiga el comité de la Cámara.
La drástica medida tomada por el Departamento de Justicia al imputarle se traduciría, de ser declarado culpable, en multas de entre 100 y 1.000 dólares y hasta un año de prisión por cada cargo. La decisión llegó después de semanas de deliberaciones por parte de los procuradores de la oficina del Fiscal de Estados Unidos en el Distrito de Columbia, que son quienes supervisarán el caso penal.
Bannon es un personaje clave en el auge de la derecha populista de Estados Unidos. Formó parte del equipo directivo de la web de noticias Breitbart News, que él mismo definió como “una plataforma de la derecha alternativa”, movimiento de extrema derecha y nacionalismo blanco que contribuyó a llevar a Trump a la Casa Blanca. Estuvo en el consejo de Cambridge Analytica, la turbia compañía implicada en el escándalo de recolección de datos de Facebook para fines electorales, que desplegó sus controvertidas técnicas en la campaña del Brexit, en el Reino Unido, y en la republicana de 2016 en la que Trump compitió contra Hillary Clinton. En mayo de ese año fue nombrado jefe de la campaña de Trump y, cuando este llegó a la Casa Blanca, le ascendió a estratega jefe de su Administración. Tras varios desencuentros con Trump, Bannon fue despedido en agosto de 2017. Pero nunca dejó de influir sobre el exmandatario. Prueba de ello, consideran los demócratas del Congreso, son sus comunicaciones con el presidente una semana antes de los hechos del 6 de enero.
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La víspera del asalto al Capitolio Bannon hizo unas declaraciones que podrían probar que era conocedor de lo que iba a suceder aquel 6 de enero en Washington, cuando en el Congreso se certificaba la victoria del presidente Joe Biden. En su podcast WarRoom, el ultraderechista dijo a su audiencia: “El infierno se desatará mañana”. Donald Trump indultó a Bannon el último día de su presidencia por un supuesto fraude.
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