Máximo Huerta ha vuelto a pisar los estudios de Mediaset siete años después de abandonar el grupo. Lo ha hecho durante el segundo programa de Ya es verano, el espacio que ha aterrizado en parrilla este pasado fin de semana para sustituir a Viva la Vida, que terminaba sus emisiones tras seis años en antena. El valenciano ha sido uno de los nombres fuertes del gigante de comunicación en varias etapas diferentes y su sociedad con Ana Rosa Quintana al frente del magacín que lleva el nombre de la periodista forma parte del imaginario colectivo. Y ahora vuelve para ocupar el otro lado y ser entrevistado, dejando varios titulares muy llamativos.
La visita al espacio de fin de semana comenzó con un recorrido junto a Frank Blanco por el pasillo de los retratos. Y, sorpresa, el suyo ya no está. En su lugar han colocado el de María Patiño y el exministro de Cultura y Deporte no ha perdido la ocasión de bromear al respecto: «Ostras, ¿sabes quién me sustituye? Me sustituye la Patiño. Vamos a quitarla (…) a mí me gustaba estar aquí porque era la salida del bar», decía jocosamente. En ese transcurso también desveló una anécdota vivida con Paolo Vasile: «Estaba tomando un café con él y me dijo que no me echara azúcar, que me sobraban ocho kilos».
Quien quizá se ha llevado la peor parte ha sido Mercedes Milá. La veterana comunicadora concedió una entrevista a Ya es verano durante sus vacaciones en Mahón. Máximo la vio con atención y expresó su sorprendente opinión a la conclusión de la misma. «A mi me gusta esta Mercedes de ahora, me gusta», ha comenzado diciendo. ¿Qué mala experiencia tuvo con ella?
Máximo Huerta ha explicado con detalle su vivencia junto a la expresentadora de GH: «Hubo un tiempo que a mí me ponía muy nervioso. Me atacaba. Me ponía de los nervios. Era entrar por el plató y era como si me tuviera que meter un Espidifen. Te chupaba la energía, te consumía. Yo soy muy zen y muy tranquilo y cuando la veía entrar, deseaba que acabara la entrevista porque me ponía muy nervioso».
Una opinión cuando menos inesperada pero que ni mucho menos quiere decir que entre ellos exista una mala relación: «Eso no significa que no la admire. Me parece una profesional. Pero me gusta más esta Mercedes más calmada. Bueno, a lo mejor si entra ahora en el plató me tengo que tomar un Lexatin. Pero era como que la poquita energía que suelo tener yo me la quitaba», zanjaba al respecto.
Mercedes Milá y el peaje de ‘Gran Hermano’
La reaparición de Mercedes Milá ha servido para que confiese lo mal que lo pasó al finalizar su participación en uno de los programas más conocidos: «Cuando terminé Gran Hermano, estaba tan destrozada física y psíquicamente que necesité tomarme un tiempo en serio, lo que viene siendo una depresión», le dijo al reportero. Sin embargo, no lo cambiaría por nada: Yo me he hecho millonaria haciendo GH. Millonaria de todo: de dinero y, sobre todo, de sentimientos y emociones», concluía.
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