Carlos Sobera es desde hace tiempo y sin discusión unas de las piezas clave de la esfera de Mediaset. El vasco ha conseguido hacerse un hueco en el organigrama de presentadores y extraño es el reality que no cuenta con su participación. El último ejemplo es Pesadilla en el paraíso, donde modera el debate para cerrar la semana desde plató. Antes vinieron Supervivientes, GH VIP o Secret Story: la casa de los secretos. Sin olvidar su faceta de celestino en First Dates de Cuatro.
Su carisma, carácter afable y su sentido del humor se han convertido en sus mejores armas para triunfar en la pequeña pantalla. Todo un logro si se tiene en cuenta que es abogado de oficio, tal y como acredita su licenciatura en la Universidad de Deusto. En la práctica, su camino profesional se desarrolló por otras vertientes, ejerciendo como profesor de Publicidad en su País Vasco natal.
Tras unos coqueteos con proyectos teatrales, a finales de los 90 dio el salto a la pequeña pantalla en la televisión autonómica vasca, amadrinado por una joven Anne Igartiburu. Pero su gran año sería el 1999, cuando se erigió como conductor del 50×15, concurso que le otorgó una gran fama, en Telecinco. Un formato que reeditaría tiempo más tarde pero en la competencia. Un éxito que se acredita en forma de premios individuales. Después de pasar por la nómina de Antena 3 o TVE y encabezar diferentes formatos y las suculentas Campanadas de Nochevieja, Carlos Sobera regresa a la cadena líder de Mediaset en 2016.
El patrimonio de Carlos Sobera
Ese regreso al quinto canal fue un punto de inflexión en su vida. Comenzó con el programa de citas pero poco a poco fue acaparando más programas como los ya mencionados anteriormente. Su crecimiento en la televisión fue parejo al económico. Carlos Sobera mejoró notablemente sus números para gozar hoy en día y desde hace tiempo de una fuerte salud financiera. Eso le llevó, entre otras cosas, a desarrollar una faceta como inversor muy prolífica. A destacar, la compra de unos terrenos de 600 metros cuadrados en pleno Paseo de la Castellana, donde puso en marcha negocios que le brindaron cerca de 2 millones de euros.
Una cantidad cercana a esa es lo que cuesta el tipo de casa en el que reside junto a su familia, en la localidad madrileña de Ciudalcampo, una de las mejores zonas residenciales de la capital. Un espectacular chalé de diseño en el que vive con su mujer, Patricia Santamaría y con la hija de ambos, Martina, y con Arianna Aragón, fruto de una anterior relación de Patricia con Rody Aragón. Desde ahí no duda en llevar a cabo algunos compromisos publicitarios que completan su nómina de Mediaset.
Una de sus inversiones más conocida fue la que hizo al adquirir el famoso Teatro Reina Victoria, situado muy cerca de la Puerta del Sol madrileña. A cambio pagó 7 millones de euros, pero fuentes especializadas dicen que llegó a facturar el doble y que gracias a este negocio -entre otros- logró amasar un patrimonio de 10 millones de euros. Lo traspasó en 2018 cuando empezaba a arrojar pérdidas, demostrando una gran habilidad para el mundo del business, por si manejase ya pocos registros.