El kétchup es una de las salsas más utilizadas en todo el mundo, todo un clásico que va ideal con multitud de platos y que puedes comprar en diferentes marcas o hacerla en casa para darle tu toque personal y que sea más natural, lo que más te interese en cada ocasión. Te contamos cómo era la receta original del kétchup, probablemente la salsa que más has tomado a lo largo de tu vida y cuyo proceso original te volará la cabeza… ¡no la volverás a ver igual!.
Ideal para ponerle a la hamburguesa, al perrito caliente o para mojar patatas fritas, no cabe duda de que el kétchup está muy presente en nuestras vidas, incluso hay personas que se lo ponen a prácticamente cualquier plato, especialmente los peques de la casa.
Así era la receta original del kétchup
En nuestra alimentación es probable que incluyamos determinados productos que no sabemos realmente cómo se elaboran, cuáles son los ingredientes qué contienen o qué proceso se sigue hasta que llega a su destino final, que es el consumidor. Descubrir estos procesos puede resultar muy curioso, y en casos como el del kétchup te choca bastante y jamás te hubieras imaginado cómo se hacía según su receta original.
El kétchup que todos conocemos es el que se elabora con tomate, sal, azúcar, vinagre y una mezcla de especias y hortalizas, pero no siempre fueron estos sus ingredientes, de hecho, en sus orígenes llevaba un ingrediente que ya no está presente y que te flipará descubrirlo… ¿cómo podía el kétchup hacerse con algo así?. Primero es importante saber que el nombre de esta salsa proviene del chino koechiap, que significa «salsa de pescado en escabeche o salmuera», y es que sí, originariamente era una salsa de pescado.
La receta original del kétchup, que proviene de China, se hizo durante más de 100 años sin tomates, y es que desde que se inventó en el siglo VI consistía en una pasta de pescado fermentada que se elaboraba con una mezcla de tripas de pescado entre la que se encontraban los intestinos, la vejiga y el estómago del animal. Todo eso se condimentaba con sal, se envasaba y se calentaba al sol de verano durante 20 días.
Los europeos se enamoraron de esa salsa y la llevaron a sus países, especialmente los colonos británicos y holandeses que llegaron a Asia en el siglo XVII, y con el paso del tiempo se fue modificando con ingredientes como champiñones, cerveza, nueces, ostras, fresas o melocotones, hasta que a mediados de 1700 ya era la salsa con tomates que hoy conocemos y se reconocía como una salsa británica llamada kétchup.
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