Tenemos una mínima noción acerca de las bacterias, los organismos que hacen posible la vida y que, eventualmente, pueden llegar a significar también un riesgo para la salud de los seres humanos. Pero la cosa cambia si pensamos en qué son las superbacterias, un término de no hace tanto que ha desglosado la comunidad científica y que ha encontrado en él la mejor forma de describir estas cepas.
Nos referimos a las propias bacterias, aunque también pueden ser de virus, parásitos u hongos, que destacan por su mayor resistencia a los antibióticos y otros medicamentos que se usan en la industria médica para tratarlas.
La protección frente a las superbacterias
Abordar una enfermedad causada por estos organismos más fuertes y complejos es distinto a hacerlo cuando son provocadas por las bacterias comunes, ya que su fortaleza aumenta exponencialmente el peligro de que el paciente fallezca, y por eso se debe actuar cuanto antes.
Algunos ejemplos que podemos tener en cuenta son los de las bacterias que causan la neumonía ya que, muchas veces, esta enfermedad es consecuencia directa de la presencia de superbacterias en el organismo.
Un proceso histórico acelerado
Ahora bien, más allá del temor que pueda haber causado la anterior introducción, es importante aclarar que éste no es más que un proceso histórico del que los humanos sabemos hace tiempo. Transcurridas décadas, toda bacteria es capaz de adaptarse a los químicos con los que se las trata, desarrollando así una cierta inmunidad, que hace que se vuelvan más complicadas y haya que doblar los intentos para dar con un nuevo medicamento, que de nuevo ayude a eliminarlas.
El verdadero problema es que este proceso histórico parece, ahora mismo, acelerado. Bacterias, virus, parásitos y hongos se están adaptando con mayor velocidad a los medicamentos diseñados para ellos, y mutan con una gran rapidez para impedir que su aplicación los inutilice.
¿Cómo proteger al cuerpo de las superbacterias?
Para ello, existen algunos comportamientos o conductas que deberás evitar porque, al incurrir en ellos, les ofreces las herramientas necesarias a las cepas para que se vuelvan más potentes con los años.
Utilizar antibióticos cuando no te han sido recetados o utilizarlos indebidamente, ser descuidado en la prevención y el control de infecciones en tu casa o trabajo, habitar sitios sucios, manipular incorrectamente los alimentos y otras costumbres sólo reforzarán esas bacterias y este problema no acabará.
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