Las autoridades de Suecia han informado este viernes de que las investigaciones en torno a las fugas detectadas en septiembre en el gasoducto Nord Stream en el mar Báltico han permitido hallar “trazas de explosivos”, lo que confirma la tesis de que el gasoducto fue objeto de un “flagrante sabotaje”. El fiscal sueco que investiga el incidente, Mats Ljungqvist, ha detallado en un comunicado publicado por su oficina que “los análisis realizados muestran trazas de explosivos en varios de los objetos encontrados”. “El trabajo de análisis avanzado continúa para poder alcanzar conclusiones más determinantes sobre el incidente”, ha agregado el fiscal.
Los Gobiernos de Dinamarca y Suecia informaron el pasado 27 de septiembre de que los conductos Nord Stream 1 y Nord Stream 2, infraestructuras destinadas al transporte de gas desde el noroeste de Rusia hasta Alemania, habían sufrido daños y presentaban fugas en sus aguas territoriales. Un día antes, los sismógrafos de la isla danesa de Bornholm habían detectados dos explosiones en la zona. Las dos infraestructuras estaban ya entonces fuera de servicio.
El Nord Stream 1 lleva sin transportar gas desde finales de agosto, tras alegar Rusia una fuga de aceite en la única estación compresora rusa que aún operaba. El Nord Stream 2 jamás entró en funcionamiento. Alemania suspendió su certificación en febrero pasado, días antes de que Rusia iniciara la invasión de Ucrania, en respuesta al reconocimiento por parte de Putin de la independencia de las regiones separatistas prorrusas.
“La cooperación con las autoridades de Suecia y otros países ha funcionado de forma excelente. De cara a los siguientes trabajos en el marco de la investigación preliminar y las colaboraciones en marcha es importante que podamos trabajar con paz y tranquilidad”, ha subrayado Ljungqvist.
El Servicio de Seguridad de Suecia indicó el 6 de octubre que las investigaciones habían determinado que los daños fueron causados por “explosiones” y subrayó que esto “refuerza las sospechas sobre un grave sabotaje”. Así, explicó que el objetivo es determinar si existen sospechas contra personas concretas para que sean procesadas e hizo hincapié en que lo sucedido “es muy grave”.
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La empresa operadora del Nord Stream, Nord Stream AG, indicó tras los sucesos del mes de septiembre que los daños sufridos por tres de los conductos “no tienen precedentes”, tras una fuga de gas en uno de los tramos del Nord Stream 2 y una pérdida de presión en el Nord Stream 1. Las autoridades de Alemania, Dinamarca y Suecia han excluido a Rusia de las investigaciones sobre lo ocurrido, lo que ha desembocado en una protesta formal de Moscú, que ha advertido que no reconocerá el resultado de ningún informe en el que no haya participado.
El hallazgo de las fugas provocó que los sectores eléctricos y gasísticos de Dinamarca y Suecia elevaran el nivel de alarma sobre sus instalaciones y lo mismo hizo la vecina Noruega, a pesar de que no tiene costa en el Báltico, incluyendo presencia militar. Tanto los países afectados como el resto de la Unión Europea, Estados Unidos y Rusia hablan de sabotaje, aunque difieren en cuanto a la posible autoría. Moscú ha acusado a países “anglosajones” de estar detrás, aludiendo a la oposición al proyecto que durante años ha mantenido Washington.
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