Aquellas personas que padecen el síndrome Ekbom creen que hay insectos que recorren incansablemente su cuerpo. ¡Vaya sensación! Este síndrome se conoce también como delirio parasitario, delirio de infestación o parasitosis imaginaria.
Como vemos se trata de una enfermedad psicológica que debe tratarse a conciencia porque quienes la padecen, aunque parezca algo simple, lo pasan mal y hasta pueden hacerse daño tras rascarse al notar como los insectos recorren su cuerpo.
Cómo se detecta
La verdad es que no es tan fácil de detectar, pues en el médico es algo complicado de explicar. Algunas personas suelen requerir de especialistas en plaguicidas y al ver que realmente no necesitan este servicio (porque no hay insectos en la vivienda) tanto familiares como la propia persona ven que se trata de un trastorno algo grave.
Síntomas
Aunque temer a los insectos es algo normal, deja de serlo cuando hay una serie de requisitos, como son la presencia de delirios de un mes o más de duración. Se pueden tener posibles problemas anteriores debidos a otros trastornos psicológicos.
Las personas con síndrome Ekbom suelen tener miedo de insectos, rascarse continuamente, aplicarse cremas y otros remedios anti parásitos e ir al médico para preguntar sobre medicamentos que eliminen los insectos de su cuerpo. Viven obsesionadas con este problema y puede hacer que se encierren en si mismas, no tengan ganas de salir, no se comuniquen con los demás y desarrollar realmente un problema mayor.
Hay que especificar que las causas no están todavía claras y se están estudiando. Si bien hay temas cerebrales que pueden ser comunes en determinadas personas.
Cómo se trata
El síndrome de Ekbom debe tratarse con ayuda del profesional. Se requiere de la intervención de varios profesionales, por un lado el médico que detecta el problema y deriva al paciente a psicología o psiquiatría, así como el dermatólogo, pues puede haber heridas y problemas de este estilo en la piel.
La psicología suele ser un remedio con tratamientos personalizados para acabar con este problema, pero también se recomiendan fármacos, especialmente antipsicóticos. En casos algo más complicados se puede llegar a una severa ansiedad y depresión, a sufrir alucinaciones y llegar al suicidio.
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