La Corte Suprema de Estados Unidos despejó el pasado lunes el camino para que el Gobierno del presidente Donald Trump reanude la deportación de migrantes a países que no son los de origen, sin ofrecerles la oportunidad de mostrar los perjuicios que podrían enfrentar, en otra victoria para su agresiva búsqueda de deportaciones masivas.
Los jueces levantaron un mandato que obligaba al Gobierno a dar a los inmigrantes que iban a ser deportados a los llamados “terceros países” una “oportunidad significativa” de decir a las autoridades que corrían el riesgo de ser torturados en su nuevo destino, mientras se resolvía un recurso legal.
El juez de distrito Brian Murphy, de Boston, había tomado la decisión el 18 de abril. La orden de la Corte Suprema no estaba firmada ni motivada, como es habitual cuando el tribunal decide sobre solicitudes de urgencia.
Murphy dictaminó en mayo que el Gobierno había incumplido su orden de establecer nuevos procedimientos al intentar enviar a un grupo de inmigrantes a Sudán del Sur, un país políticamente inestable “debido a la delincuencia, los secuestros y los conflictos armados”.
Uno de los casos de deportaciones es el de Jesús Muñoz Gutiérrez, ciudadano mexicano condenado por asesinato en segundo grado en Florida, quien fue enviado a Sudán del Sur en África junto con otros siete reos de distintas nacionalidades considerados extremadamente peligrosos.
Sin embargo, según la información más reciente de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), Jesús Muñoz Gutiérrez no ha sido trasladado a Sudán del Sur. Actualmente, permanece en una base militar de Estados Unidos en Yibuti, África.
La SRE señaló que se envió una nota diplomática solicitando detalles sobre su situación. Roberto Velasco, jefe de la Unidad para América del Norte, aseguró que Muñoz se encuentra en buen estado de salud, aunque aún se está recopilando más información sobre su caso.
Muñoz fue detenido el 12 de mayo de 2025 y posteriormente fue declarado culpable por cargos de asesinato en segundo grado que resultaron en una sentencia de prisión perpetua.
Tanto Muñoz, como otras siete personas consideradas extremadamente violentas, salieron del estado de Texas en un vuelo de deportación ordenado por las autoridades estadounidenses contra reos que ingresaron ilegalmente a su territorio o tenían una condena por homicidio o violación.
El historial criminal de Muñoz incluye una condena de 25 años de prisión por asesinato de segundo grado en Hillsborough Country, Florida; además, se le destaca como un miembro “sin ranking” en el liderazgo de la pandilla “Brown Pride“.