El subsecretario Hugo López-Gatell ha sido muy claro en que el contagio no ha alcanzado niveles que ameriten medidas extraordinarias y ha actuado en consecuencia, destaca Reforma.
“Templo Mayor”, en Reforma:
“Todo indica que Andrés Manuel López Obrador está muy preocupado por las cifras… pero de su popularidad y no las de la pandemia. Solo así se explica, dicen varios expertos, que el gobierno mexicano siga renuente a hacer pruebas masivas para detectar el coronavirus. ¿Por qué en México el número de contagiados es notablemente bajo? Evidentemente no es porque la nacionalidad brinde una protección inmunológica especial, sino porque simple y sencillamente no se sabe realmente cuánta es la gente que se ha infectado. El subsecretario Hugo López-Gatell ha sido muy claro en que el contagio no ha alcanzado niveles que ameriten medidas extraordinarias y ha actuado en consecuencia. El problema es que las cifras en las que se basa, evidentemente, están rasuradas”.
“Frentes Políticos”, en Excélsior:
“Una noticia agradable entre la pandemia es que Martha Bárcena, embajadora de México ante Estados Unidos, después de varios días a la espera de la realización de la prueba por coronavirus, resultó negativa. La diplomática mexicana, sin embargo, estuvo varios días con la duda, pues a pesar de su nivel político, no hubo beneficios para la aplicación del examen. Se sometió al análisis químico porque mantuvo contacto con el congresista estadunidense Mario Diaz-Balart, quien dio positivo a esta enfermedad. “Acabo de recibir los resultados… agradezco desde lo más profundo de mi corazón las muestras de amistad y solidaridad que recibí estos días. Me da enorme tranquilidad saber que no contagié a nadie. Sigamos respetando”. Juntos lo podemos lograr. Quédate en casa y salva al país”.
“La Feria”, de Salvador Camarena, en El Financiero:
“López Obrador no está loco. No es un necio emberrinchado. O quizá un poco sí, pero no necesariamente por insistir en sus giras y apapachos en medio de la contingencia por el Covid-19. AMLO sabe que en el Metro, y en miles de colonias y pueblos del país, Susana Distancia es una quimera, para decirlo en términos muy leves. Susana es una nada. Con su bien probado instinto político, López Obrador sabe que él no podía, menos aún hace un par de semanas, ponerse gel cada cinco minutos ni distanciarse de la gente. Porque sabe que muchos de los que le votaron, muchos de los que le siguen teniendo fe, no pueden hacerle espacio a Susana Distancia porque simplemente en el Metro, o en el micro, no cabe la señorita esa que se supone que debe estar entre todos nosotros para que dejemos metro y medio de distancia. Ja. Metro y medio en Tacubaya debe valer tanto como un metro y medio en Rubén Darío o Campos Elíseos”.
“Trascendió”, en Milenio:
“Esta mañana el presidente Andrés Manuel López Obrador no solo atenderá la cumbre virtual del G-20 a propósito de la pandemia de coronavirus, por lo que pospuso su mañanera, sino que también hablará por teléfono con el mandatario de Argentina, Alberto Fernández, para revisar el tema de los 200 mexicanos varados en aquel país, que por redes sociales pidieron al canciller Marcelo Ebrard que mande un avión y los rescate de sus fallidas vacaciones”.