Cientos de personas se reunieron este sábado en templos en el noreste de Tailandia, ofreciendo velas, juguetes y oraciones para conmemorar la vida de más de 30 víctimas, en su mayoría niños, de un ataque con armas y cuchillos que conmocionó al mundo.
La mayoría de los niños, de 2 a 5 años, fueron asesinados a cuchilladas el jueves, mientras que los adultos recibieron disparos, dijo la policía después de una de las peores cifras recientes de muertes de niños en el mundo en una masacre por un solo asesino .
En el templo de Si Uthai en la aldea de Uthai Sawan, familiares de los muertos se unieron a una comunidad devastada para presentar sus respetos a los asesinados por un ex policía de Bangkok, que había sido suspendido de sus funciones después de admitir que usaba metanfetaminas.
Encendieron velas ante ataúdes cubiertos con coronas florales y fotografías enmarcadas de los fallecidos, incluido el niño pequeño Pattarawat Jamnongnid, vestido con una camiseta deportiva rosa, que fue uno de los dos niños víctimas apodados “Capitán”, en honor a un actor famoso.
Su madre, Daoreung Jamnongnid, trabajadora de una fábrica de 40 años, dijo que su único hijo era enérgico y hablador.
A los dos años y 10 meses, era la víctima más joven y ya sabía el alfabeto, dijo. “Era tan inteligente. Le gustaba ver documentales con su padre”.
Las últimas víctimas del ex policía fueron su esposa y su hijo en su casa, antes de que se apuntara con su arma.
La policía identificó al atacante como Panya Khamrap, de 34 años, un exsargento de policía que enfrentaba un juicio por un cargo de drogas. No estaba claro si Panya todavía usaba drogas, aunque la política dice que su autopsia no encontró evidencia de uso de drogas en el momento de su muerte.
La policía estaba entrevistando a 180 personas, dijo el subjefe de policía Surachet Hakpan.
Cuando se le preguntó sobre el motivo del asesino, dijo a los periodistas que fue “debido a su estrés constante… su familia, su dinero y sus casos legales. Así que actuó de manera agresiva”.
Surachet dijo que la policía estaba trabajando con el gobierno para analizar más de cerca la emisión de licencias de armas de fuego en Tailandia.
El primer ministro, Prayuth Chan-ocha, estaba preocupado por el trauma en la comunidad después de la tragedia, dijo el sábado su portavoz, Anucha Burapachaisri.
“El primer ministro pidió a todos que se apoyaran mutuamente y superaran juntos esta pérdida brutal“, dijo Anucha.
Tres niños y dos niñas sobrevivieron al ataque y todos menos uno estaban en el hospital, dijo la policía.
El rey Maha Vajiralongkorn visitó el hospital al que fueron trasladados los heridos el viernes por la noche. Dijo que estaba profundamente entristecido y expresó su pesar por lo que fue “un incidente malvado”.
“No hay otras palabras para describir este sentimiento”, dijo. “Quiero darles todo el apoyo moral para que sean fuertes, para que las almas de esos niños puedan tener una sensación de alivio de que sus familias se mantendrán fuertes y podrán seguir adelante”.
Kittisak Polprakan, de 29 años, que presenció la ola de asesinatos, describió a Panya como tranquilo cuando salió de la guardería después de haber acuchillado a 22 niños con una gran hoja curva.
Foto: Reuters
“Estaba tan tranquilo”, dijo. “No hubo ruido, ni gritos, nada. Fue solo él quien salió”.
Se vio a la policía interrogando a los residentes el sábado cerca de la casa del atacante a unos 3 km (2 millas) del ataque más mortífero.
Frente a la guardería, la gente había dejado flores de juguete y camiones de juguete, como ofrenda a los espíritus de los muertos.
En el templo Wat Rat Samakee se estaban haciendo los preparativos para los funerales, con cientos de personas vestidas de negro.
Temprano en el día, las emociones eran intensas, con familiares llorando mientras los monjes con túnicas color azafrán cantaban.
Los aldeanos se sentaron sobre alfombras con las manos juntas frente a una serie de ataúdes adornados con flores y retratos de niños sonrientes, asesinados en el alboroto del ex policía.
Se colocó un gran automóvil deportivo de juguete sobre uno de los ataúdes, forrado con tela dorada con símbolos budistas.
Una mujer que perdió a dos sobrinos de 3 años, fue vista llorando mientras se arrodillaba, con las palmas de las manos presionadas contra uno de sus ataúdes.
Foto: Reuters
El canal de televisión 8 transmitió el sábado en vivo lo que dijo fue la cremación del asesino en un templo en la provincia vecina de Udon Thani, a la que asistieron solo unas pocas personas.
Tres monjes cantaron mientras una mujer que la red identificó como su madre lloró y dijo las últimas palabras frente a un ataúd blanco.
“En la próxima vida, que renazcas como una buena persona, no como una mala”, dijo la mujer.
Luego, un trabajador del crematorio encendió varitas de incienso y dijo una breve oración antes de encender la llama y cerrar la puerta, mientras salía humo.
La mujer, que se identificó como la “abuela Duang”, había pedido a los medios que transmitieran su pesar por los muertos.
“Estoy pensando en ellos”, dijo, con el rostro borroso para proteger su identidad. “Mi corazón está casi destrozado”.
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