Taiwán asegura que el Ejército Popular de Liberación (EPL, las Fuerzas Armadas chinas) ha realizado este sábado por la mañana un simulacro de ataque a la isla. El ejercicio forma parte de las maniobras militares iniciadas el jueves por China en respuesta a la visita a Taipéi de la presidenta de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, Nancy Pelosi. Para el Gobierno chino, su breve parada en la isla que funciona como un Estado de facto —y que Pekín considera una provincia rebelde— supone una “flagrante socavación de la integridad territorial” y no ha dudado en contestar como venía advirtiendo desde semanas atrás. Además de estas prácticas de guerra sin precedentes en torno a Taiwán, la segunda potencia económica mundial decidió congelar la cooperación con Estados Unidos en materias clave (como el medio ambiente, el control de drogas o en el ámbito militar) y sancionar a Pelosi y a su familia directa. La Casa Blanca, por su parte, ha calificado esta reacción de “irresponsable” pues “castiga a todo el mundo”. El secretario de Estado, Antony Blinken, ha sostenido que Washington no busca ninguna crisis y ha criticado la respuesta militar de Pekín.
El Ministerio de Defensa taiwanés informó este sábado de que buques y aviones de guerra chinos realizaron maniobras en el estrecho de Formosa, 49 de ellos cruzando nuevamente la línea media divisoria, una frontera no oficial, pero que hasta ahora se respetaba de forma tácita. Desde la cartera militar consideran que estas incursiones del EPL son una simulación de ataque a la isla principal. Ante esta situación, el Ejército taiwanés ha emitido una advertencia, desplegado fuerzas de patrulla de reconocimiento aéreo y barcos de vigilancia, y puesto en espera misiles en tierra.
Taipéi asegura que los ejercicios de guerra que, en principio, se prolongarán hasta el domingo al mediodía, suponen un bloqueo aéreo y marítimo de facto de la isla. Según medios locales, las maniobras han afectado a 18 rutas aéreas internacionales de la isla y más de 900 vuelos se han visto obligados a modificar su itinerario en los tres últimos días.
Además, el Ejército taiwanés volvió a comunicar este sábado que tuvo que lanzar bengalas para dispersar siete drones militares chinos que sobrevolaron las islas Kinmen el viernes por la noche. Este pequeño archipiélago controlado por Taipéi está ubicado a tan solo 10 kilómetros de la ciudad meridional china de Xiamen. Los militares taiwaneses también enviaron un aviso al detectar una aeronave no identificada sobre las islas Matsu y Dongyin.
En China, por su parte, los medios estatales continúan publicando contenido nacionalista relacionado con las maniobras. El canal de televisión del EPL ha emitido un vídeo en el que soldados realizan simulacros médicos en un tren de alta velocidad que ha sido transformado en un hospital móvil. Afirman que el vehículo está equipado con una unidad de cuidados intensivos y una sala de operaciones, y que podría albergar hasta un centenar de pacientes, lo que sugiere que se están preparando para la posibilidad de que se produzcan bajas.
De acuerdo con la cadena de televisión estatal CCTV, en los simulacros del viernes volaron alrededor de Taiwán cazas, bombarderos, aviones de alerta temprana y de reconocimiento. En una entrevista a ese medio, el piloto Hou Hong declaró que él y otros compañeros volaron cerca de la isla en una misión destinada a disuadir y aumentar la presión.
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La visita de Nancy Pelosi a Taiwán también ha ensombrecido la cumbre de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN, por sus siglas en inglés), celebrada en Phnom Penh, la capital de Camboya, un encuentro destinado, entre otros asuntos, a aunar esfuerzos para encontrar una solución a la grave crisis en la que está sumida Myanmar. El foro, que contó con la participación de potencias como China, Estados Unidos, Rusia y Japón ha terminado sin que se anunciasen grandes acuerdos y después de que la clausura se retrasase a este sábado por las crecientes tensiones entre Pekín y Washington.
Antony Blinken reiteró durante la cumbre que su país ha dejado claro a China que no estaba buscando una crisis con la visita. “No hay justificación a esta respuesta militar extrema y desproporcionada”, apuntilló. El secretario de Estado de EE UU aseguró que Washington apoyaría a sus aliados y llevaría a cabo un tránsito aéreo y marítimo normal a través del estrecho de Formosa: “Volaremos, navegaremos y operaremos donde el derecho internacional lo permita”, subrayó.
Por su parte, el ministro de Asuntos Exteriores chino, Wang Yi, dijo que, en sus declaraciones, “Blinken difundió información errónea y no habló con honestidad”. “Queremos lanzar una advertencia a Estados Unidos: No actúen con precipitación, no se lancen a crear una crisis mayor”, alertó Wang.
Jing Quan, un alto funcionario de la Embajada china en Washington, también se hizo eco de las aseveraciones de Wang Yi: “La única manera de salir de esta crisis es que la parte estadounidense tome medidas inmediatamente para rectificar sus errores y eliminar el grave impacto del viaje de Pelosi”. El portavoz de seguridad de la Casa Blanca, John Kirby, considera, sin embargo, que “no hay nada que Estados Unidos deba rectificar”.
Con su gira por Asia-Pacífico (que la llevó también esta semana a Singapur, Malasia, Corea del Sur y Japón), Pelosi se ha ganado, además, las críticas de Pyongyang. La agencia estatal de noticias norcoreana KCNA cita a Jo Yong-sam, director general del Departamento de Prensa e Información del Ministerio de Exteriores de Corea del Norte, quien afirma que “Estados Unidos tendrá que pagar muy caro todos los problemas que está creando [Pelosi] en los lugares que ha visitado”. La política demócrata aprovechó su viaje a Seúl para acercarse al Área de Seguridad Conjunta de Panmunjom, en la zona desmilitarizada que separa las dos Coreas.
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