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Taiwán responde a Xi y asegura que no se doblegará ante China


Nadie obligará a Taiwán a doblegarse ante la presión de China, ha asegurado este domingo la presidenta Tsai Ing-wen, respondiendo así a las afirmaciones del presidente Xi Jinping de que la unificación completa entre ambos lados del estrecho “se debe conseguir y se conseguirá”. La isla, aseguró la líder, está dispuesta a defenderse a sí misma y a su futuro, que “se decidirá de acuerdo con la voluntad del pueblo taiwanés”.

Tsai hablaba en un discurso durante el desfile civil y militar anual que conmemoraba el día nacional de Taiwán, el 10 de octubre, una fecha que culminaba diez días de graves tensiones entre Pekín y Taipéi. El fin de semana pasado, aviones chinos sobrevolaron en cuatro días casi 150 veces el espacio de defensa de la isla. El miércoles, el ministro de Defensa taiwanés, Chiu Kuo-cheng, describía la situación entre ambos lados del estrecho como “la más sombría en 40 años”. Y el sábado, Xi prometía la futura unificación. “El separatismo independentista de Taiwán es el mayor obstáculo para lograr la reunificación de la madre patria, y el mayor peligro oculto para lograr el rejuvenecimiento de la nación”, subrayaba el líder chino. Por “rejuvenecimiento de la nación”, Xi se refiere al auge de China y su ruta para recuperar el protagonismo en el escenario mundial que Pekín siente que le corresponde históricamente.

China considera a Taiwán parte inalienable de su territorio, la última pieza para recuperar lo perdido a manos de fuerzas extranjeras durante su “siglo de humillación” antes de la proclamación de la República Popular en 1949. Aunque sus líderes siempre subrayan la preferencia por una integración pacífica, Pekín siempre ha dejado que recurrirá a la violencia si la isla, independiente de facto y de régimen democrático, se declara también independiente formalmente.

“Deseamos una distensión en las relaciones, y no actuaremos de manera temeraria, pero que nadie crea que el pueblo taiwanés se doblegará ante la presión” de China, declaró Tsai, que aseguró que “continuaremos reforzando nuestra defensa nacional y demostrando nuestra determinación a defendernos para garantizar que nadie puede obligar a Taiwán a seguir el camino que China nos ha trazado”. Y eso es, agregó, porque ese camino “no ofrece ni un estilo de vida libre y democrático para Taiwán ni la soberanía para nuestros 23 millones de personas”.

Las relaciones entre Pekín y Taipéi, cálidas hace una década, se han deteriorado drásticamente desde la llegada al poder de Xi Jiping en 2012 y la elección de Tsai al frente de Taiwán en 2016, revalidada en las urnas el año pasado. El Gobierno de Xi considera que Tsai apoya el separatismo de la isla, aunque la presidenta se declara favorable a mantener el actual statu quo entre los dos territorios y no ha dado ningún paso hacia una declaración de independencia. Según los sondeos, también la mayoría de los habitantes taiwaneses apoyan mantenerlo, y solo en torno a un 5% respalda la integración con la China continental.

Pekín ha aumentado su presión sobre la isla y desde el año pasad lleva a cabo incursiones aéreas casi diarias sobre el espacio de defensa taiwanés, el Área de Identificación de Defensa Aérea o ADIZ por sus siglas en inglés. Sus buques desarrollan maniobras con frecuencia en las cercanías de las aguas de la isla. Taiwán, por su parte, apoyada por Estados Unidos, asegura que se defenderá a sí misma en caso de ataque y lleva a cabo una modernización de sus defensas. El gobierno de Tsai acaba de pedir una partida presupuestaria por valor de unos 8.900 millones de dólares para los próximos cinco años, con los que planea comprar sistemas antibuque y misiles de fabricación nacional.

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En su discurso, Tsai reiteró su oferta de entablar un diálogo con Pekín en términos de igualdad. Y advirtió que lo que ocurra con el futuro de la isla tendrá consecuencias en todo el mundo. “Cada vez más amigos democráticos están dispuestos a alzarse en favor” de Taipéi, señaló. Tras una serie de declaraciones favorables a la isla, y de visitas de delegaciones, “en Washington, Tokio, Canberra y Bruselas, Taiwán ya no está al margen”, agregó.

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