Tres fuentes talibanas afirmaron que la milicia islamista tomó este viernes el valle de Panjshir, al norte de Kabul, la última parte de Afganistán que se resistía al grupo.
“Por la gracia de Alá Todopoderoso, tenemos el control de todo Afganistán. Panjshir está ahora bajo nuestro mando”, aseveró un comandante talibán en un reporte que no pudo ser confirmado de inmediato.
El ex vicepresidente Amrullah Saleh, uno de los líderes de las fuerzas de la oposición, dijo a la cadena de televisión Tolo News que las informaciones de que había huido del país eran mentira.
Y en un video publicado en Twitter por un periodista de la BBC World que dijo que había sido enviado por Saleh, éste dijo: “No hay duda de que estamos en una situación difícil. Estamos bajo la invasión de los talibanes (…) Pero hemos resistido“.
Los talibanes tomaron Kabul el 15 de agosto tras un rápido avance por todo Afganistán.
Más temprano este mismo día, fuentes talibanas informaron que el mulá Abdul Ghani Baradar, cofundador del grupo, dirigirá un nuevo Gobierno afgano que se anunciará en breve.
La prioridad más inmediata del nuevo Gobierno debe ser evitar el colapso de una economía que se enfrenta a la sequía y a los estragos de un conflicto en el que se calcula que han muerto 240 mil afganos.
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Baradar, que dirige la oficina política de los talibanes, estará acompañado por el mulá Mohammad Yaqoob, hijo del difunto fundador del grupo, el mulá Omar, y por Sher Mohammad Abbas Stanekzai, en puestos de responsabilidad en el Gobierno, según tres fuentes.
“Todos los principales líderes han llegado a Kabul, donde se están ultimando los preparativos para anunciar el nuevo Gobierno“, indicó un agente talibán a Reuters, bajo condición de anonimato.
Haibatullah Akhunzada, el líder religioso supremo talibán, se centrará en los asuntos religiosos y en la gobernanza dentro del marco del Islam, dijo otra fuente del grupo.
Aunque los talibanes han hablado de su deseo de formar un Gobierno de consenso, una fuente cercana al movimiento militante dijo que el Gobierno interino que se está formando ahora estaría formado únicamente por miembros del grupo y añadió que estaría compuesto por 25 ministerios, con un consejo consultivo, o shura, de 12 eruditos musulmanes.
También se está planificando una loya jirga, o gran asamblea, que reunirá a ancianos y representantes de toda la sociedad afgana para debatir una constitución y la estructura del futuro Gobierno, destacó la fuente.
Todas las fuentes esperan que el gabinete del Gobierno interino se defina pronto, pero diferían en cuanto a la fecha exacta.
Catástrofe humanitaria
La legitimidad del Gobierno a los ojos de los donantes e inversores internacionales será crucial. Los grupos humanitarios advirtieron de una catástrofe inminente y la economía, dependiente durante años de muchos millones de dólares de ayuda extranjera, está a punto de colapsar.
Muchos afganos tenían problemas para alimentar a sus familias en medio de una grave sequía mucho antes de que los talibanes tomaran el poder, y ahora millones de personas podrían sufrir de inanición, según las agencias de ayuda.
“Desde el 15 de agosto, hemos visto cómo se acelera y magnifica la crisis, con el inminente colapso económico que se avecina para este país”, dijo a Reuters desde Kabul Mary-Ellen McGroarty, directora del Programa Mundial de Alimentos en Afganistán.
Los talibanes aplicaron una forma radical de sharia, o ley islámica, cuando gobernaron de 1996 a 2001. Pero esta vez, el movimiento ha intentado presentar una cara más moderada al mundo, prometiendo proteger los derechos humanos y abstenerse de tomar represalias contra antiguos enemigos.
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Estados Unidos, la Unión Europea y otros países han puesto en duda estas garantías, afirmando que el reconocimiento formal del nuevo Gobierno, y el consiguiente flujo de ayuda económica, está supeditado a la adopción de medidas.
Los talibanes han prometido que los extranjeros y afganos que no pudieron viajar en el puente aéreo que finalizó con la retirada de las tropas estadounidenses antes de la fecha límite del 31 de agosto podrán salir del país. Pero, con el aeropuerto de Kabul todavía cerrado, muchos intentaban huir por tierra.
Miles de afganos también esperan en “centros de tránsito” en terceros países. (Rts)
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