La bailarina española Tamara Rojo (Montreal, 47 años), directora artística del English National Ballet en Londres (ENB) desde hace diez años, ha sido nombrada este martes directora del San Francisco Ballet (SFB), en California, la compañía más antigua de EE UU. La nueva denominación no establece una duración determinada del contrato y se considera, en principio, indefinido. Rojo sustituirá al final de esta temporada de 2022 (en torno al mes de junio) al actual director, el danés Helgi Tomasson (Islas Vetsman, Islandia, 79 años), quien ha ocupado el cargo los últimos 37 años, uno de los más largos estadios en puestos directivos de estas características en el ámbito del ballet contemporáneo internacional.
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Rojo ha sido nombrada por la vía reglamentaria del buró de benefactores y administradores del SFB, y será la primera mujer al frente del San Francisco Ballet, y la primera española en asumir una dirección de un ballet de primera línea en Estados Unidos.
El SFB, con su prestigiosa escuela asociada, es la segunda o tercera compañía de los Estados Unidos, solo teniendo por delante, y en paridad presupuestaria, al American Ballet Theatre y al New York City Ballet. Por detrás quedan el Ballet de Washington y el de Boston. A prudente distancia se encuentran otros conjuntos como el Miami City Ballet y el Joffrey Ballet, todos con escuela y aulas de profesionalización.
Tamara Rojo, formada en Madrid y ganadora junto a Maya Plisetskaya del Premio Príncipe de Asturias 2005 y entre otros de los premios Positano (2004) y Benois (2008), ya llegó al ENB con un sólido prestigio como primera bailarina, ya que venía de la plantilla y el cartel estelar más alto en el Royal Ballet de Londres, donde terminó de consolidar su perfil de estrella del ballet académico. Sin experiencia directiva pero con el reconocido arrojo que la precede, se convirtió por su tenacidad y disciplina en una célebre directora que devolvió al ENB los brillos de antaño y un papel muy diferenciado al de su competidor inmediato en Covent Garden. A la vez, siguió adelante con su carrera de bailarina y, más recientemente, de coreógrafa, acumulando una visión de la dirección más creativa, lo que la llevó a asumir riesgos con nuevas obras en las que compagina el repertorio tradicional con el de coreógrafos más actuales, e impulsando especialmente el papel de las mujeres coreógrafas, asunto en el que se ha empeñado especialmente. Rojo puso énfasis en el papel de la escuela asociada como cantera a la funcionabilidad del conjunto profesional y su enriquecimiento.
Especialistas de California y Nueva York consultados por este diario estiman que este último argumento puede haber sido decisivo a la hora de la elección. Los otros aspirantes al puesto y la terna definitiva de candidatos no han sido revelados, pero todos coinciden en el alto nivel de las candidaturas. Rojo aún tiene pendientes en este 2022 varios estrenos anunciados en el ENB, entre ellos una nueva Raymonda (primera versión integral en el Reino Unido de este ballet concebido por ella misma), un programa monográfico dedicado a William Forsythe y una nueva creación de Akram Khan.
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Las primeras declaraciones de Rojo dan una idea de sus intenciones, en gran parte seguidoras de su estrategia en el ENB: “Estoy emocionada de unirme a San Francisco Ballet para contribuir al espíritu innovador de la compañía y esta comunidad mientras reevaluamos cómo puede y debe ser el futuro del ballet”. Ha puntualizado: “Mi interés es llegar a la audiencia más amplia posible”. Por su parte, Tomasson ha manifestado: “Espero ansiosamente las ideas innovadoras de Rojo y la visión de futuro que traerá al SFB y confío plenamente en que la empresa seguirá prosperando bajo su liderazgo”.
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