Las empresas cada vez hilan más fino en los grandes contratos para que no se escape ningún detalle que pueda dañar los intereses de sus accionistas. Es el caso de Telefónica, que en la reciente venta de su división de torres de telefonía móvil en Europa y Latinoamérica a American Tower por 7.700 millones de euros ha introducido la llamada cláusula antivergüenza por la que la operadora y sus socios de Telxius, propietaria de las torres, se aseguran una compensación económica en caso de que la compañía estadounidense revendiera los activos adquiridos a un precio superior.
La cláusula, denominada oficialmente precio antivergüenza (Anti-Embarrassment Price, en el documento original de venta), señala que, si en el plazo de dos años desde el cierre de la operación American Tower procediera a lo que denomina el documento como “evento de disposición” de los activos adquiridos, todos los socios de Telxius, propietario de las torres enajenadas, tendrán derecho a recibir una indemnización pactada entre ambas partes, según consta en el documento de compraventa remitido al regulador bursátil estadounidense (SEC) al que ha tenido acceso EL PAÍS.
La cláusula antivergüenza se denomina así porque el vendedor trata de evitar la especulación y, de paso, tener que rendir cuentas ante sus accionistas en caso de que el comprador (en este caso, American Tower) se apuntara grandes plusvalías con la venta temprana de los activos adquiridos, lo que equivaldría a que Telefónica hizo una mala valoración. Se trata de una condición muy similar a la que utilizan los clubes de fútbol modesto cuando venden a uno de sus jugadores a otros equipos, asegurándose de que si el comprador lo revende a su vez a otro equipo de mayor entidad, un porcentaje del importe de ese fichaje revierte al primer club.
Los casos en los que se aplicaría esta cláusula impuesta por Telefónica no solo se refieren a una venta directa de parte o del total de los activos adquiridos por un importe mayor al de la compra, sino a todas aquellas operaciones que involucren de alguna manera a esas torres de telefonía móvil, desde una fusión con otra compañía, la entrada en el capital o un acuerdo de compartición de las torres con un tercero.
En tal caso, American Tower estaría obligada a remitir a los tres socios de Telxius -Telefónica, KKR y Pontegadea-, todos los detalles de la operación que acometiera y, en el plazo de 20 días, proponerles una compensación económica. A partir de esa notificación, Telefónica y sus socios dispondrán a su vez de un plazo de 45 días para revisar los materiales recibidos y notificar a American Tower cualquier discrepancia de los mismos.
En caso de estar de acuerdo con el precio antivergüenza, cobrarán la indemnización en el plazo de 20 días. Por el contrario, si se oponen, tras proporcionar la documentación necesaria para respaldar sus cálculos, propondrán su propio precio. Y en caso de no llegar finalmente a un acuerdo, ambas partes se someterán a la mediación de un experto.
A cobrar en efectivo
La potencial compensación de American Tower se pagaría en efectivo, y se distribuiría de acuerdo a la participación accionarial de cada uno de los socios en Telxius. Es decir, Telefónica recibiría el 50,01%; el fondo KKR, el 40% y Pontegadea 2015, la sociedad patrimonial de Amancio Ortega, un 9,99%.
La operadora anunció el pasado 13 de enero la venta a American Tower de 30.722 emplazamientos, situados en España, Alemania, Brasil, Perú, Chile y Argentina, por 7.700 millones. La compra, que espera completarse a lo largo del segundo trimestre de 2021, se ha llevado a cabo en dos operaciones independientes, una para los activos situados en Latinoamérica y otra para los que se encuentra en Europa.
Según ha notificado Telefónica a la SEC en sendos documentos, en el caso europeo, se valora la transacción en 6.113 millones de euros, y en 887 millones las torres en Latinoamérica. A esas cantidades hay que ajustarle la deuda de las sociedades tenedoras de los activos para obtener el precio final.
La venta de las torres ha supuesto importantes ganancias a la operadora española, que recibirá 3.850 millones de euros en efectivo, con una plusvalía de 3.500 millones, una cantidad que destinará íntegramente al pago de deuda. Pero sus socios en Telxius obtienen una rentabilidad incluso mayor dado que apenas se habían integrado en la sociedad hace dos años. El fondo estadounidense KKR percibirá casi 3.080 millones, con una importante plusvalía ya que adquirió ese porcentaje a finales de 2017 por 1.275 millones. Por su parte, Pontegadea percibirá 770 millones, más del doble de la cantidad que invirtió en julio de 2018, cuando adquirió casi el 10% de la filial de antenas de Telefónica.
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