“Lo que vemos es un presidente que confunde su papel. De repente tenemos un presidente que parece más un predicador, un pastor o un sacerdote de pueblo y no un presidente”, dijo el sociólogo de las religiones y creencias.
El actual gobierno federal ha perdido el rumbo en materia de Estado laico pues el presidente Andrés Manuel López Obrador está demasiado preocupado por mezclar sus convicciones religiosas – personales con cuestiones de políticas públicas, afirmó Roberto Blancarte, sociólogo de las religiones y creencias.
“Es una ruptura con una tradición de más de 160 años y que ha costado mucho al pueblo mexicano establecer”, expresó en entrevista para Aristegui En Vivo.
El historiador quien, en conjunto con el maestro en Sociología del Catolicismo Contemporáneo, Bernardo Barranco, acaba de publicar el libro AMLO y la religión. El Estado laico bajo amenaza, observa a “un presidente que confunde su papel”.
“De repente tenemos un presidente que parece más un predicador, un pastor o un sacerdote de pueblo y no un presidente”, dijo.
Blancarte explicó que el propósito del Estado laico es defender y garantizar una serie de libertades y derechos, a la vez que establece muy claramente los límites con las religiones para que cada quien pueda vivir de acuerdo a su concepción moral y sin que haya alguien que lo obligue a vivir su vida de una manera contraria a lo que le dicta su propia conciencia.
“Uno de repente ve al presidente hablando del bienestar del alma, repartiendo una Cartilla Moral a la que le introduce incluso elementos religiosos, repartiéndola a través de la Secretaría de Educación Pública (SEP) o de asociaciones religiosas”, apuntó.
El también internacionalista consideró que el presidente López Obrador tiene una postura conservadora porque se opone al aborto, al matrimonio igualitario e incluso al divorcio, y criticó que su administración esté utilizando recursos públicos para la promoción de una religión, “eso en cualquier república laica está prohibido”.
Sobre el pastor cristiano Arturo Farela, presidente de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas, quien ha declarado que el plan del gobierno federal es que a los becarios de Jóvenes Construyendo el Futuro, se les dé una hora la palabra de Dios y sugirió incluir el Sermón de la Montaña en la Cartilla Moral, Roberto Blancarte refirió que personajes como él están mostrando un evidente oportunismo político, ya que al evidenciar su amistad con López Obrador se convierten en líderes religiosos atractivos para muchas personas que apoyan a la figura presidencial.
“Farela se está convirtiendo en el pastor incómodo”, aseguró.
El plan del @GobiernoMX es que a los becarios de “Jóvenes Construyendo el futuro”, (les llama #ninis), “se les de una hora la palabra de Dios”, dice @ArturoFarela, presidente de las iglesias evangélicas Confraternice. Sugiere incluir el Sermón de la Montaña en la Cartilla Moral. pic.twitter.com/7J6TxkR6jb
— DDC (@DDConfianza) December 4, 2019
No obstante, subrayó que el responsable de esto, es el propio López Obrador, pues él es quien le ha abierto la puerta a los religiosos y los está convirtiendo en una especie de agentes del gobierno, ya que son los encargados de distribuir la Cartilla Moral.
“Eso es contrario al sentido de la república laica. El gobierno no debería intervenir en el fuero interno de las conciencias, de las mentalidades de las personas”, expresó.
“El problema es que el presidente parece abrir puertas que dentro de su propio gobierno no hallan cómo cerrar”, agregó.
Blancarte también criticó que en los momentos en los que López Obrador es cuestionado sobre estos temas, da respuestas vagas y confusas.
“Él habla de que ‘respetamos al Estado laico’, su papel no es respetar el Estado laico sino garantizar que haya un Estado laico en una república laica donde las iglesias no intervengan en el espacio público, que es el espacio de todos y que no necesariamente comparten la religión de uno u otro. Eso significa que hay una serie de libertades”, acotó.
Comentó que lo que hace falta es que López Obrador establezca muy claramente hasta donde cada una de las convicciones religiosas podrán entrar en el espacio público, ya que cuando esto sucede, es cuando comienzan a intervenir en la moralidad y a presionar para que se revierta el matrimonio igualitario o no se despenalice el aborto o se elimine el divorcio.
“Tenemos un presidente que tolera la intromisión de las religiones al espacio público y el gran riesgo es que terminemos con mucha de nuestras libertades. Hay mucha confusión porque él cree que el Estado laico es dejar hacer que todas las iglesias hagan lo que quieran, no el Estado laico pone muy claramente límites a todos para que todos tengamos las libertades que necesitamos”, enfatizó.
“El presidente confunde su papel que es el de presidente para resolver nuestros problemas políticos, materiales y sociales y no tendría por qué estar metiéndose en tratar de resolver el problema de nuestras almas”, insistió.