El comisario europeo de Mercado Interior, Thierry Breton (París, 1955), se ha convertido en el señor Lobo de la industria de vacunas europeas. El tipo al que llamar para resolver problemas. Tras el fiasco en el inicio de la campaña de inmunización, lidera desde febrero una división especial del Ejecutivo comunitario encargada de dinamizar la producción en la UE. Ha conocido a marchas forzadas un sector renqueante. Pero se muestra optimista con la capacidad de la industria europea de vacunas. Cree que la reciente decisión tomada por distintos Estados miembros de restringir el uso de la inmunización de AstraZeneca en las franjas de edad más jóvenes, después de la advertencia de la Agencia Europea del Medicamento (EMA) sobre el vínculo entre el fármaco y casos muy poco comunes de coágulos, no tendrá efectos a la hora de alcanzar la inmunización objetivo del 70% de la población adulta de la UE antes del final de verano. Ese objetivo, añade, también es factible sin necesidad del fármaco ruso Sputnik V, cuya producción llegaría tarde para el verano.
“Hemos asegurado un mínimo de 360 millones de dosis de vacunas, aunque será probablemente más, en el segundo trimestre, hasta mediados de junio, y un mínimo de 420 para mediados de julio”, explica Breton en un encuentro virtual con varios medios europeos, que tuvo lugar este jueves. “Según nuestros cálculos, incluso si restamos 70 millones de dosis, todavía podremos alcanzar ese objetivo”. Esos 70 millones son las que el laboratorio anglosueco, cuyos constantes retrasos en las entregas han lastrado la primera fase de la campaña de vacunación, ha comprometido para el segundo trimestre.
En las matemáticas del equipo del comisario entran los viales de Pfizer-BioNTech y Moderna, que llevan desde diciembre y enero, respectivamente, entregando partidas a los Veintisiete, y también las de Janssen, que empezará a suministrar a mediados de abril, con la ventaja de que esta última solo requiere una dosis.
Breton, exministro de Finanzas galo con una dilatada carrera como consejero delegado de grandes tecnológicas en su país, como France Telecom, cree que su optimismo tiene una base fundada en sus permanentes contactos con los laboratorios, y sus visitas a las plantas de producción. Cuando llegó al cargo ni siquiera existía un mapa europeo con las fábricas en marcha. “Tengo una visibilidad mucho mayor de las 53 fábricas que trabajan en Europa”, asegura ahora. “Estoy mucho más seguro de lo que se entregará en el segundo trimestre, porque para fabricar las vacunas se necesitan entre 70 y 90 días en las líneas. Sabemos muy bien lo que ocurre en cada una de las fábricas de nuestro continente, incluso en términos de existencias”.
Su labor prospectiva contribuyó al hallazgo hace dos semanas de 29 millones de dosis de AstraZeneca en una planta en Italia, de los cuales 16 millones correspondían a la UE, y a asegurar que permanece en territorio de la UE y no se marcha al Reino Unido la producción de la planta de la compañía Halix en Leiden (Países Bajos), donde se fabrica la sustancia para los viales de AstraZeneca.
Choque con AstraZeneca
Los rifirrafes con este laboratorio, del que se esperaban 120 millones de dosis entre enero y marzo, pero que ha acabado distribuyendo apenas 30 millones, han sido constantes desde que asumió el puesto. “Si AstraZeneca nos hubiera entregado lo que debería, como entiendo que ha hecho en el Reino Unido, estaríamos hoy exactamente en la misma situación o incluso mejor que en este país”, lamenta. En alguna ocasión se ha mostrado sorprendido de que Pascal Soriot, su consejero delegado, asentado en Australia, no haya visitado las plantas de la UE para supervisar personalmente los constantes problemas de suministro.
Hace un par de semanas la Comisión envió una carta a AstraZeneca poniendo en marcha el mecanismo amistoso de arbitraje previsto en el acuerdo de compra con la empresa, y abriendo la puerta a una posible resolución judicial del conflicto. “Cuando se tiene un contrato hay que cumplirlo”, incide Breton, aunque reconoce que este ya no es su territorio, sino del equipo legal de Bruselas. Su tarea, describe, es “asegurarse de que la cadena de suministro funciona, evitar cuellos de botella y que las empresas entreguen lo comprometido”. En su opinión, los ciudadanos de la UE deberían “estar orgullosos”, a pesar de haber subestimado la importancia de la industria en los primeros compases. “Hemos sido capaces de aumentar la producción rápidamente”.
Breton está convencido de que Rusia es la patria de grandes científicos, pero tiene más dudas sobre su capacidad de fabricar vacunas: mientras en la UE se han producido hasta la fecha en torno a 190 millones de dosis (de las que se han quedado unos dos tercios en el continente, el resto se han destinado a la exportación), en Rusia han logrado elaborar unos 20 millones de la Sputnik V.
El comisario asegura estar en sintonía con las palabras del ministro alemán de Sanidad, Jens Spahn, sobre una posible adquisición de los polémicos viales rusos: “Para lograr marcar realmente una diferencia con respecto a la situación actual, la entrega de vacunas adicionales debería tener lugar en los próximos dos, tres o cuatro meses”, explica. Y no lo ve factible, pero tampoco cree que suponga un problema. “Si no, tenemos suficientes vacunas de todos modos”.
Breton cree que a la compañía rusa le llevaría bastante más tiempo, lo cual la descarta prácticamente como paliativo para el agujero actual, provocado por los retrasos de AstraZeneca: para cuando llegue la vacuna rusa, según Breton, la producción en la UE ya será lo suficientemente robusta. Espera que en el segundo semestre del año ya vaya a un ritmo superior a los 130 millones de dosis mensuales.
Para explicar la complejidad de la industria, pone el ejemplo de la planta barcelonesa de Reig Jofre, que visitó hace un par de semanas. El laboratorio se ha asociado con Janssen (filial de Johnson and Johnson) para realizar el relleno y acabado de su fármaco. “Se trata de una vacuna de adenovirus, como la Sputnik”, dice el comisario. “Entre el verano y diciembre pasados estuvieron dedicados a la transferencia tecnológica. Les llevó seis meses, trabajando 24 horas, los siete días de la semana”, a lo que se añade la puesta a punto de la infraestructura, que estará lista “a mediados de junio”, según explica. “A una empresa muy profesional, trabajando muy duro, le ha llevado un año, y eso es solo para el relleno y acabado. Fabricar la sustancia de la droga es todavía un poco más complejo y más largo”.
El comisario cree que parte del problema se encuentra en la percepción de algunos ciudadanos y Estados miembros. “Vivimos en una sociedad consumista, en la que creemos que uno puede ir a Amazon y tener todo al día siguiente. No es el caso de las vacunas”, zanja.
Breton asegura que “la EMA da la bienvenida a cualquier nueva solicitud”, como el fármaco ruso, que se encuentra en estos momentos bajo el escrutinio del regulador europeo y podría ser aprobado “en las próximas semanas o meses”. “Pero después, necesitará tal vez cinco, siete, diez o doce meses antes de empezar a producir”. Ese es el argumento que asegura compartir con el ministro alemán de Sanidad: “Para nosotros la carrera es ahora”.
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