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Thomas Ruff: la deconstrucción de la fotografía propagandística


Hace tiempo que Thomas Ruff (Zell am Harmerbach, Alemania, 1958) decidió sumergirse en el desmesurado espacio de la gramática y la estructura del medio fotográfico. En la etapa inicial de su trayectoria, tras finalizar su famosa serie Retratos, dejó de un lado la cámara y se dispuso a trabajar con la apropiación de imágenes. De repente se había dado cuenta de que “la cámara documenta con toda veracidad aquello que tiene enfrente, pero lo que captura es una realidad escenificada o pre-organizada”, según sus propias palabras. De esta suerte, el autor lleva décadas deconstruyendo la idea de la verdad y ahondando en la brecha entre la realidad y lo representado. Las fotografías son una construcción para el artista. De ahí que las imágenes de propaganda hayan suscitado de forma recurrente su interés y sustenten su último proyecto: tableaux chinois.

FOTOGALERÍA: Los cuadros chinos de Thomas Ruff

El título de la serie rinde homenaje a un monográfico homónimo que reúne una serie de collages realizados por Erró. Este pintor islandés fue el primer artista occidental en incorporar la leyenda y las imágenes de Mao Zedong a su pintura. Lo hizo en una serie de ficción que da cuenta de los viajes de un gran líder alrededor del mundo, cuando en realidad el autócrata solamente abandonó China en dos ocasiones, y con el fin de atender un congreso del Partido Comunista celebrado en Moscú. Inspirado en el libro, el artista alemán escaneó distintas imágenes de las viejas revistas del Partido Comunista Chino ―dirigidas a Occidente, hablan de esa vida feliz que publicitaba el sistema comunista chino desde los años 50 a los 70― para más tarde convertir los archivos en nuevos elementos electrónicos pixelados. En la superposición de las dos imágenes, la nueva y la original, se pueden observar las cuadrículas de puntos de la anticuada impresión offset junto a los píxels. En la serie conviven dos eras: la actual y la de Mao, la análoga y la digital. Ruff nos ofrece un periplo por la China Popular a través de los serenos retratos de su Gran Timonel, de imágenes de trabajadores que se esfuerzan por construir un país mejor, de danzantes cuya coreografía destila la dicha de pertenecer a una comunidad unida y de hermosas flores de loto, símbolo de la pureza y las nobles virtudes de una nación. Son imágenes que aluden al poder del medio fotográfico como herramienta para conquistar el mundo y a su poder de seducción, pero al tiempo encierran cierta nostalgia de un tiempo pasado.

Realizada a lo largo de dos años, la serie se exhibe en la galería David Zwirner de París y estará incluida dentro de after.images, una muestra que se inaugurará en el Museo de Bellas Artes de Taiwan el 27 de marzo y que abarca la obra del artista desde 1989. Fue este el año en que internet irrumpió en nuestras vidas, el año en que cayó el muro de Berlín y el mismo en que el autor comenzó a incorporar todo tipo de archivos fotográficos a su obra. “Ruff es sobre todo un artista conceptual”, destaca el comisario de la muestra Martin Germann, y añade que “la historia de la fotografía conforma su tema de artista; trabaja con las imágenes que la constituyen. Durante décadas ha hecho uso de la fotografía como una interrogación a través de las distintas apariencias que puede adoptar el medio. Es de esto de lo que realmente trata su arte. De ahí que su obra sea básicamente una crítica al modernismo”.

Existe por parte del artista la intención clara de aludir a la política actual de China a través de las imágenes que conforman su pasado. “No hay duda del impacto económico de la nación asiática en el mundo, y no podríamos ignorar su gran poder. En término tecnológicos sus avances son los de un gran país, pero en cuanto al nivel del control y vigilancia al cual somete a su población está en los 60”, destaca Ruff en una conversación por videoconferencia con la periodista francesa Judith Benhamou-Huet. “En el momento en que surge un nuevo avance tecnológico, de inmediato este es utilizado para alcanzar cuotas más altas de control, y más poder y sobre su propio pueblo. China ha cumplido todas las predicciones del 1984 de Orwell.”

Aun así, “la obra no debe ser entendida como una crítica explícita hacia China. Invita a reflexionar sobre el mundo que habitamos hoy”, añade Germann. “El iPhone, que muchos de nosotros utilizamos, está ensamblado principalmente en China. Usamos la misma tecnología. Así las fronteras nacionales se diluyen. De ahí que surja también la pregunta: ¿qué ‘estado’ es mayor, China o Apple? La serie es por tanto un poco más compleja de lo que aparece en un primer momento. Nos habla del poder, de la tecnología y del control del capitalismo, pero también de la belleza y la seducción de las imágenes, así como de su fealdad.”

La serie ya ha despertado interés en China, donde es muy probable que adquiera una lectura política. “Aunque en los años 70 la imagen de Mao se convirtió en un icono global y en tema de la cultura pop, queda por ver cuál será la reacción ante estas imágenes de propaganda”, destaca el comisario. No hace tanto, en 2013, fue censurada en China una exposición organizada por el Museo de Pittsburgh que incluía de las famosas serigrafías que Andy Warhol realizó de su líder. El Global Times, periódico respaldado por el estado, consideró las obras irreverentes ya que su atrevido colorido podría sugerir que el líder comunista llevaba cosméticos. “La exposición que se celebrará en Taiwan no deja de ser una mirada a los cambios ocurridos en el mundo a través de los ojos de alguien que trabaja con las imágenes, con bases de datos compuestas de imágenes. La exposición habla del tiempo en que vivimos, lo que siempre es bueno”, concluye Germann.

Thomas Ruff, tableaux chinois. David Zwirner Gallery. París. Hasta el 20 de marzo.

Thomas Ruff: afterimages. National Taiwan Museum of Fine Arts. Taiwan. Del 27 de marzo al 7 de mayo.


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