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Thumbscrew: cómo conseguir que el jazz siga vivo



Si en 2021 podemos afirmar que el jazz sigue siendo una música viva es por gente como Mary Halvorson (Boston, 41 años). Ella representa, quizá mejor que ningún otro músico norteamericano de su generación, la figura del jazzista total en el siglo XXI: Halvorson es creativa, original, brillante, completamente comprometida con su obra, capaz de participar en proyectos muy dispares y, al mismo tiempo, sonar siempre a sí misma, personal e intransferible. Además de trabajar junto a músicos como Anthony Braxton, Ingrid Laubrock, Taylor Ho Bynum o John Zorn, Halvorson ha liderado algunos de los grupos más interesantes de los últimos años, como su trío, su quinteto o el grupo Code Girl, vehículo creativo en el que confluyen sonidos diferentes y que con su segundo álbum se confirman como una de las voces más relevantes del momento.

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Entre sus numerosas bandas, una de ellas se alza como la más longeva y, sin duda, una de las más especiales para la guitarrista: Thumbscrew. Halvorson no la lidera, ni quiere: no es solo una banda, es un colectivo de tres músicos que llevan una década tocando, de forma regular, música escrita o arreglada específicamente para esa formación, como cuentan desde Nueva York, Halvorson, el baterista Tomas Fujiwara y el legendario contrabajista Michael Formanek, miembros de este fascinante proyecto, que actuará el 15 de este mes en el Festival de Jazz de Vitoria-Gasteiz, cerrando en España su primera gira europea después de la pandemia.

¿Qué hace a Thumbscrew tan especial? Formar un grupo para componer e interpretar música debería ser habitual en el jazz, pero mantenerlo tanto tiempo con la dirección y constancia de este proyecto no lo es tanto. Halvorson declara: “Con el resto de mis bandas, me puedo considerar afortunada si conseguimos juntarnos para un par de horas de ensayo en Nueva York antes de una gira, porque todo el mundo está muy ocupado. Con Thumbscrew puedo pensar todo tipo de enfoques para una composición y tener la oportunidad de trabajarla de una docena de formas con la banda semanas. Esto es lo que hace tan fuerte al proyecto: saber que tenemos tiempo para desarrollar ideas”. Ese tiempo no se basa solo en un compromiso personal, sino en la oportunidad real del grupo de trabajar durante largos periodos, gracias a diferentes residencias en la City of Asylum de Pittsburgh. “Originalmente surgieron de la mano de Mary, cuenta Formanek, pero enseguida los tres nos involucramos y han supuesto algo realmente importante: en cada una de esas residencias hemos estado tres o cuatro semanas tocando sin parar, no solo organizando e interpretando composiciones, sino trabajando juntos en todo momento para desarrollar la música del grupo”.

Con mis otras bandas nos juntamos un par de horas. Con Thumbscrew hay tiempo para desarrollar ideas

Mary Halvorson

Todo ese trabajo ha producido nada menos que seis álbumes en siete años, y todos ellos sirven para definir ese perfil artístico colectivo. El sonido del grupo es inconfundible y empapa cada uno de sus discos, ya sea interpretando composiciones propias, haciendo un particular disco de standards o todo un desafío: dedicar un álbum a interpretar composiciones de una figura capital de la vanguardia musical, Anthony Braxton, una tarea que pocos podrían acometer con la lucidez y vehemencia de Thumbscrew. Esto no es casual, ya que Halvorson pasó años militando en diferentes grupos de Braxton. Así lo recuerda: “Su personalidad musical es enorme para mí, fue mi profesor y mentor, y me resultaría imposible escapar de su influencia, pero siempre he querido que mi música suene a mí, no a él. Y él lo querría así también, siempre anima a sus alumnos a buscar su camino. Su influencia es más filosófica que estrictamente musical”.

Más allá de Thumbscrew como colectivo hay tres músicos muy afines que, además, tocan juntos en diferentes bandas lideradas por cada uno de ellos, como el extraordinario Ensemble Kolossus, de Formanek, o el propio Code Girl, de Halvorson, una banda que para la guitarrista “implicaba un montón de cosas” que nunca ha hecho antes. “Componer para una cantante, escribir todas las letras…, con lo que era muy importante tener una base sólida y de confianza detrás, y Thumbscrew lo es: puedo confiar en estos músicos y visualizar cómo va a sonar la sección rítmica, y eso me ayuda a asumir más riesgos con Code Girl”. Esa confianza, generada por una genuina compenetración musical, es poco habitual en una escena tan precaria e inestable como la del jazz. Halvorson, Formanek y Fujiwara mantienen muchos proyectos con diferentes bandas, pero Thumbscrew es ese sitio al que volver cada cierto tiempo para crear sin presión, libremente, sabiendo que tienen las herramientas adecuadas y, además, están entre amigos.

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