Un año después de anunciar el cese temporal de su convivencia, la infanta Cristina e Iñaki Urdangarin han rehecho sus vidas completamente por separado. Mientras el ex jugador de balonmano le ha dado una segunda oportunidad al amor de la mano de Ainhoa Armentia, la hija de don Juan Carlos parece que está volviendo a ilusionarse. Sea como fuere, lo cierto es que su historia de amor ya ha puesto su punto final sin posibilidad de retorno.
Será en los próximos meses cuando oficialicen su divorcio, aunque lo más probable es que esperen hasta que Irene cumpla la mayoría de edad. Un movimiento con el que se hará efectiva esta separación que rompió el corazón de la infanta. Pero, ¿quiénes son los hombres que han pasado por su vida y han dejado huella?
El primero que la conquistó fue Fernando León, regatista olímpico y amigo de su hermano Felipe. El ahora rey los presentó en los años 80 y, con la excusa de participar en el Campeonato Mundial de Vela Adaptada, la hija de doña Sofía se instaló en Barcelona para estar más cerca de su primer amor. El canario era un chico rubio y con ojos azules, un año más que la infanta y que compartía muchas aficiones. Y, aunque la relación fue breve, no dudaron en fardar de su historia, aunque nunca hubo confirmación por parte de la Casa Real.
Después de poner punto final a este romance, Cristina de Borbón se fijó en Álvaro Bultó. El catalán y la hermana de Felipe VI se conocieron en una discoteca de Baqueira Beret en 1992, pero no fue hasta tiempo después cuando comenzaron a conocerse. Durante tres años, la pareja se dejó ver junta en numerosas ocasiones, incluso haciendo rafting, pero entonces tampoco hubo confirmación desde el Palacio de la Zarzuela. El romance terminó, según dicen las malas lenguas, por el éxito de Álvaro con las mujeres, algo que no pudo soportar la hija del Rey.
Después de su segundo desamor, la infanta Cristina conoció a Jesús Rollán, aunque los medios de comunicación le relacionaban con el regatista Gustavo Doreste. Fueron fotografiados juntos en varias ocasiones, pero finalmente todo quedó en una bonita amistad, hasta tal punto que fue el waterpolista el que le presentó a Urdangarin. Rollán falleció el 11 de marzo de 2006 en un balneario de Barcelona, donde se recuperaba de sus adicciones.
Y su historia de amor más larga y duradera comenzó en los Juegos Olímpicos de Atlanta en 1996. Pero fue una noche de septiembre en el restaurante El Pou cuando se intercambiaron los teléfonos. Después llegarían las primeras citas, los primeros besos y las mariposas en el estómago hasta que, un año después, se dieron el ‘sí, quiero’. Pero antes de poner el broche a su historia de amor, el ex jugador de balonmano tuvo que romper con Carmen Camí, con quien tenía pensado pasar por el altar.
Pero la relación idílica y la familia feliz repleta de niños guapos y rubios se rompió por completo. Después de salir de prisión, Urdangarin dio un giro de 180 grados a su vida, rompiendo su matrimonio y enamorándose de su compañera de trabajo, Ainhoa Armentia.
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