La partida de ajedrez que juegan con el gas la Unión Europea y Rusia llega este jueves a un movimiento clave. La revisión anual del gasoducto Nord Stream termina esta madrugada y el Kremlin debe decidir si reanuda su suministro o aprieta aún más al bloque comunitario en su pugna por las sanciones derivadas de la ofensiva en Ucrania. Ambas partes se necesitan una a otra: el invierno se acerca y Europa intenta acopiar reservas ante un posible corte total ruso, y el Kremlin necesita divisas para alimentar su maquinaria de guerra y una economía que tiene casi todas sus puertas al exterior cerradas.
El primer Nord Stream es clave para Europa y, especialmente, para la locomotora alemana. Inaugurado en 2011, tiene una capacidad de 55 millardos de metros cúbicos de gas anuales. Como comparación, el bloque comunitario importó 155 billones de todo el mundo en 2021. De las buenas relaciones entre Berlín y Moscú nació hace una década la idea de construir una segunda parte, Nord Stream 2, a la que se opusieron el resto de socios del este de Europa y Ucrania porque consideraban que el Kremlin podría dividir así a Europa en caso de ataque. Su construcción acabó el pasado enero y Bruselas nunca llegó a autorizar su uso. Sin embargo, Putin no se da por derrotado y ha vuelto a insistir recientemente en retomar aquel gran proyecto mientras cierra otros gasoductos: “Tenemos otra vía preparada, el Nord Stream 2, y puede ponerse en marcha”.
En cualquier caso, la reanudación del bombeo a través de Nord Stream podría ser muy limitada. Desde junio operaba a un 40% de su capacidad con la justificación de que Canadá bloqueaba la devolución del motor de una turbina por las sanciones, aunque el presidente ruso, Vladímir Putin, advirtió el pasado lunes de que el suministro podría ser incluso menor.
Este martes, durante un encuentro con periodistas en Teherán, el mandatario dijo que Gazprom no solo no cuenta con esa pieza reparada en el país norteamericano, sino que otra más ha fallado porque se rompió un revestimiento interno. Putin agregó que hasta ahora funcionaban dos turbinas que proporcionaban unos 60 millones de metros cúbicos diarios y, si no llega el recambio, caerá aún más el bombeo. “Eso serían 30 millones de metros cúbicos al día”, subrayó respecto a unas instalaciones que tienen capacidad para enviar 167 millones.
El jefe del regulador de la energía alemán, Klaus Mueller, advirtió el miércoles que Nord Stream volvería a operar, pero a apenas un 30% de su capacidad. “Es mejor que nada, pero no es lo pactado por contrato”, dijo a la agencia Reuters. “Si podemos obtener este 30%, podría ayudar a almacenar [gas], pero habrá que esperar”, agregó.
Las reservas de gas europeas ya han alcanzado el 64,4% de la capacidad total, aunque la Agencia Internacional de la Energía (AIE) advierte de que estas deberían colmar el 90% de los depósitos con el comienzo del frío en octubre. Su director, Fatih Birol, alabó esta semana cómo el bloque comunitario ha sustituido hasta ahora el gas ruso. En concreto, Europa ha aumentado la importación de gas natural licuado y está incrementando gradualmente la compra de gas canalizado de otras regiones del mundo.
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La AIE recomendó, sin embargo, hacer mucho más hincapié en reducir el consumo de gas y concienciar a la población de la situación de emergencia en la que se encuentra el continente tras la ofensiva rusa. Birol no solo propuso recurrir temporalmente al carbón, sino también compensar a la industria que ha contratado energía por gastar menos y recortar el consumo de luz en la administración. Según sus cálculos, reducir en un par de grados la climatización de los hogares en Europa compensaría el cierre total de Nord Stream en invierno.
Bruselas teme que Rusia cierre el grifo totalmente como medida de presión ante las sanciones. “Rusia nos chantajea. Utiliza la energía como un arma. Por eso, ante un importante corte parcial o uno total del gas ruso, Europa debe estar preparada”, advirtió este miércoles la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, al presentar un plan para que los Estados miembros reduzcan en un 15% su demanda de gas.
Esta propuesta recibió la oposición frontal de España. La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, rechazó la medida: “A diferencia que otros países, los españoles no hemos vivido por encima de nuestras posibilidades desde el punto de vista energético”.
“No hay excusa”
Según Von der Leyen, Rusia no tendría ningún pretexto para boicotear el suministro a través de Nord Stream. “La turbina está en tránsito, llegará a tiempo. No hay excusa para no suministrar el gas”, afirmó antes de añadir que hay otros modelos de turbinas que también podrían ser utilizados para reemplazar los actuales.
Sin embargo, el enroque de Nord Stream no es la única jugada de este ajedrez donde ambas partes se acusan de mentir. Por Ucrania transcurre el gasoducto Soyuz rumbo a la Unión Europea. El Operador del Sistema de Transmisión de Gas de Ucrania (GTSOU, por sus siglas oficiales en inglés) reclama desde mayo a Gazprom que desvíe el flujo de la estación de bombeo de Sojranivka a la de Sudia, la que más volumen mueve, porque los territorios separatistas extraían allí gas que ha comprado la Unión Europea.
El gigante gasístico ruso se negó “por motivos técnicos”. Sin embargo, GTSOU recalca que por Sudia pasan al día entre 40 y 60 millones de metros cúbicos diarios cuando tiene una capacidad máxima de 244 millones. Putin dio otra versión: “[Sojranivka] quedó bajo el control de la República Popular de Lugansk [una de las provincias separatistas prorrusas en Ucrania] hace varios meses, y ellos la cierran ahora sin ninguna justificación. Todo funcionaba allí con normalidad, nadie interfería, y de pronto la cerraron por razones políticas”.
Otra jugada de esta partida ha tenido lugar en Polonia. El Kremlin cortó totalmente el grifo a través del gasoducto Yamal en mayo porque Varsovia se negó a pagar en rublos su gas. Esto respondía a que Putin, ante las sanciones a sus bancos, decretó que los clientes de Gazprom debían abrirse una cuenta especial en una filial de la gasista para convertir allí sus pagos en moneda rusa. Polonia, como Bulgaria y Finlandia, se negaron ante los problemas legales que podría suponer para litigar en el futuro.
Sin embargo, Varsovia comenzó a comprar a Berlín parte del gas ruso que importaba Alemania, lo que también ha suscitado las críticas de Putin. “Es ventajoso para las empresas alemanas vender a Polonia con una pequeña prima, y para los polacos es más ventajoso porque es más barato que comprarnos directamente a nosotros, pero el volumen de gas se ha reducido en el mercado europeo y su precio total ha subido. ¿Quién se ha beneficiado? Todos los europeos han perdido”, subrayó el mandatario ruso.
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