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Torra destituye a tres consejeros para satisfacer al ala dura del independentismo

El presidente Quim Torra y la diputada en el Congreso Laura Borràs.Marta Pérez / EFE

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, ha destituido este jueves a tres consejeros de su Gobierno alineados con Junts per Catalunya y el PDeCAT días después de que trascienda el enfrentamiento entre ambas formaciones que ha acabado en el juzgado. Los consejeros que ya han salido del Govern son los de Interior, Miquel Buch; la de Cultura, Mariàngela Vilallonga y la de Empresa y Conocimiento, Àngels Chacón.

Los relevos se interpretan como un deseo del president de satisfacer al ala dura de independentismo y alinearse con las tesis de Carles Puigdemont, huido en Bruselas y que lidera Junts per Catalunya, un nuevo partido que ha provocado el cisma en el espacio postconvergente. Puigdemont abogó hace unos días por la “confrontación inteligente” con el Estado, una tesis que Torra dijo compartir plenamente cuando el pasado lunes declaró en TV3 que volverá a desobedecer.

El relevo se ha decidido esta mañana y Torra ha informado de los cambios al vicepresidente del Govern y líder de Esquerra Republicana, Pere Aragonès. Los sustitutos de los consejeros destituidos serán el abogado Miquel Samper (Interior), el exeurodiputado Ramon Tremosa (Empresa) y Àngels Ponsa (Cultura). Los dos primeros tomarán posesión esta tarde y la tercera lo hará el próximo día 8, tras la reunión semanal del Govern.

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El relevo de Àngels Chacón era el más esperado, pues todos los pronósticos la sitúan como la cabeza de lista del PDeCAT en las próximas elecciones catalanas y había quedado en el Govern como un verso suelto. Chacón era, además, la única consejera del espacio postconvergente que no había entregado ese carné para afiliarse a Junts per Catalunya.

La ejecutiva del PDeCAT celebrará esta tarde una reunión convocada por su presidente, David Bonvehí, después de trascender la destitución de Chacón. Fuentes del PDeCAT explican que el motivo principal de la crisis de gobierno era la ya exconsejera y que Torra ha aprovechado la destitución para que esa parte del Govern esté hecha plenamente a su medida ante la incertidumbre de cuándo se celebrarán las elecciones catalanas y en total sintonía con los planteamientos de Puigdemont y de Junts. Otra cosa son las carteras en manos de Esquerra.

En cuanto al consejero de Interior, Torra ha mantenido con él un enfrentamiento nunca escondido por la actuación de los Mossos d’Esquadra en las manifestaciones independentistas. El presidente de la Generalitat llegó a censurar públicamente a Miquel Buch el pasado mes de octubre por la actuación de los agentes en los incidentes ocurridos durante las protestas contra la sentencia del procés, que convirtieron el centro de Barcelona durante unas noches en un campo de batalla donde ardieron centenares de contenedores y decenas de vehículos.

El ala dura del independentismo considera que la policía autonómica debería haber sido más condescendiente y evitar las cargas contra los manifestantes, pese a la violencia que mostraron algunos de ellos, arrojando noche tras noche adoquines y todo tipo de objetos contra los agentes. Del mismo modo, desde las filas del secesionismo más radical se censura que el Departamento de Interior actúe como acusación en los procesos judiciales abiertos contra esos manifestantes por las heridas que sufrieron los policías.

Buch, en el cierre de la escuela de verano de Mossos, ha dejado claro que no es decisión suya dejar el Departamento de Interior. Pero no ha querido desvelar los motivos alegados por Torra. “Hay que dejar al presidente que se explique’, ha dicho. El exconsejero lo ha desvinculado de la pugna entre Puigdemont y el PDeCat – “Yo no me he quedado en el PDeCaT” ha dicho-. Y también ha puesto en duda que sea por su gestión de los altercados postsentencia: “Lo hubiese entendido en el marco del octubre, no ahora”. Se ha referido a un “cambio más allá”, en los nuevos escenarios que se abren tras el juicio de Torra el día 17, y una “serie de cambios que se ha marcado el presidente”, informa Rebeca Carranco.

Los cambios en el Govern llegan en plena crisis de los partidos herederos de la antigua Convergència y con una sarta de altos cargos que se están resituando entre Junts per Catalunya y el PDeCAT. Àngels Chacón era la única que no había seguido los pasos de su compañeros de gabinete y antiguos compañeros de filas, al contrario de lo que hicieron Damià Calvet, Jordi Puigneró, Meritxell Budó y el propio Miquel Buch, que rompieron el carné de esta formación para irse a Junts per Catalunya.

La crisis en el gobierno catalán alimenta el cisma que podría producirse entre los ocho diputados en el Congreso escogidos en la lista en Junts per Catalunya en las elecciones del año pasado. Laura Borràs, su portavoz, se alineó desde el primer momento con Junts, al igual que la diputada Míriam Noguera, pero uno de estos parlamentarios, Sergi Miquel, no ha escondido sus reproches a Torra. “Hacer en estos momentos cambios en un gobierno que se anunció muerto el 29 de enero por el mismo presidente lo convierten en un gobierno menos plural y con vocación estrictamente partidista, Suerte a quien entra y gracias a quien sale, pero hoy me siento más lejos de este gobierno”, ha escrito en Twitter.

Los consejeros desertaron del PDeCAT a las pocas horas de que Carles Puigdemont anunciase su baja con el argumento de que ese partido había presentado una demanda contra Junts reclamando que deje de usar esa marca política. Con las destituciones de este jueves Torra intenta alinear a todos los consejeros posconvergentes bajo la órbita de Junts per Catalunya, que preside Puigdemont y que nació el pasado 25 de julio a su medida. El cisma en el partido que creó Artur Mas es de tal calibre que el expresidente catalán ha hecho saber que continúa en el PDeCAT y no secunda la estrategia de Puigdemont. Torra, por su parte, no pertenecía al PDeCAT ni se ha afiliado a Junts, pero no ha dudado en realizar estos cambios para darle oxígeno político a la estrategia que se sigue desde Waterloo.


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