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Trabajo a destajo y amenazas de despido: las fábricas que se convirtieron en una trampa mortal al paso de los tornados

Trabajo a destajo y amenazas de despido: las fábricas que se convirtieron en una trampa mortal al paso de los tornados


El paso de los 30 tornados que el viernes sembraron de muerte y destrucción seis Estados de EE UU, entre ellos Illinois y Kentucky, donde ha habido al menos 80 muertos y un centenar de desaparecidos, ha dejado también al descubierto las condiciones laborales y de seguridad de algunas empresas, de las más grandes, como Amazon, a las más pequeñas, como una fábrica de velas.

En el centro de distribución de Amazon en Edwardsville (Illinois) murieron seis trabajadores por el colapso de una techumbre de unos 14 metros de alto que cubría una zona de carga. La fábrica de velas de Mayfield (Kentucky) atrapó entre sus escombros a los empleados, ocho de los cuales perdieron la vida. Ambas empresas tenían algo en común: funcionaban a pleno rendimiento, con personal de refuerzo estacional, de cara a la temporada navideña. El trabajo a destajo puede explicar por qué se desoyeron las alertas y por qué había una gran concentración de personal en los recintos.

En la empresa Mayfield Consumer Products, ubicada en Mayfield, el pueblo más afectado por la serie de tornados, unos 110 trabajadores se encontraban el viernes en el turno nocturno, por el que cobraban 14,50 dólares [12,83 euros] la hora. La orden era llegar a atender todos los pedidos navideños de velas aromáticas. Cuando sonó la primera alarma de tornado, ¿por qué no mandaron a todos los empleados a casa? Cinco supervivientes han relatado a la cadena de televisión MSNBC que fueron amenazados con el despido si abandonaban su puesto. Algunos optaron por irse a casa, pese a las consecuencias de su decisión. Según un portavoz de la compañía, el domingo por la noche habían conseguido localizar a 90 empleados, aunque hay aún una decena de desaparecidos.

El gobernador de Kentucky, Andy Beshear, había estado temiéndose lo peor durante el fin de semana, durante el que alertó de que podrían haber muerto docenas de personas en ese lugar, hoy reducido a una meseta de escombros de unos tres metros de altura en los que trabajan los servicios de emergencia buscando supervivientes —el número de víctimas mortales en Kentucky ascendía este martes a 74—.

Troy Propes, consejero delegado de Mayfield Consumer Products, la tercera empleadora en el condado donde se encuentra Mayfield (10.000 habitantes), emitió el domingo un comunicado: “Estamos desconsolados. Todos nuestros esfuerzos se concentran en ayudar a los afectados por este terrible desastre. La nuestra es una empresa familiar, y apreciamos a nuestros empleados, algunos de los cuales han trabajado con nosotros durante muchos años”.

El almacén de distribución de Amazon en Edwardsville representa todo lo contrario de una empresa familiar: es la despersonalización de la relación entre empresa y trabajador llevada al límite. La tragedia revela el peso que el empleo de autónomos o contratistas tiene en el gigante del comercio electrónico. Pero, además de la ausencia de una relación contractual, también subraya la deficiente preparación para una emergencia, en términos de seguridad, de las instalaciones y de los propios trabajadores, cuyo número se multiplica durante la temporada navideña. De las 190 personas que trabajaban en Edwardsville, solo siete eran empleados de Amazon a tiempo completo, según explicó un funcionario local al diario The New York Times.

El recurso a contratistas o empleados a tiempo parcial permite a la empresa evitar la responsabilidad civil por accidentes y otros imprevistos. Pero a la hora de establecer un censo de urgencia para facilitar las labores de rescate, el hecho de que muchos de los trabajadores fueran temporales dificultó el cálculo de las potenciales víctimas.

El almacén de Amazon disponía de al menos un refugio para tornados. Pero las alertas fallaron, a juzgar por los registros horarios, la sucesión de los hechos y el relato de los trabajadores, que arrojan versiones distintas sobre el tiempo que tuvieron para ponerse a salvo. En declaraciones a la revista digital The Intercept, 12 trabajadores de la planta manifestaron su preocupación sobre la seguridad del lugar de trabajo. Algunos explicaron que nunca habían vivido un tornado, ni siquiera un simulacro de incendio en el trabajo, y varios dijeron que no sabrían qué hacer en caso de emergencia. La oficina federal de Seguridad e Higiene en el Trabajo abrió el lunes una investigación sobre las condiciones de la fábrica.

Una portavoz de Amazon dijo que solo dispusieron de 11 minutos para la evacuación desde que recibieron las alertas, entre las 20.06 y las 20.16 del viernes. A las 20.27, la techumbre colapsó. “Esa noche hubo un esfuerzo sobrehumano por poner a todos [los trabajadores] a salvo”, declaró en lunes John Felton, vicepresidente de servicios de reparto del gigante del comercio electrónico, en una comparecencia al lado del gobernador de Illinois, JB Pritzker. Felton explicó que la mayoría del medio centenar de trabajadores que se encontraban en la zona de carga se dirigieron al refugio, que aguantó “casi sin daños”, mientras un grupo más pequeño optó por el extremo sur, el más afectado.

En la disparidad de relatos de los supervivientes puede tener que ver el hecho de que la compañía prohíba el uso de teléfonos móviles durante los turnos de trabajo. De hecho, según informaba este lunes Bloomberg, Amazon está reconsiderando su política de prohibir los celulares en sus instalaciones después de la tragedia. “Antes, como política de empresa, no nos dejaban tener nuestros móviles en los almacenes. Luego, durante la pandemia, se relajaron un poco. Pero ahora hablaban de aplicar de nuevo a rajatabla la norma de no permitir los móviles cuando estás en el edificio. Cuando, Dios no lo quiera, se produzca la próxima catástrofe natural, la gente necesitará sus teléfonos”, señaló un trabajador, amparado en el anonimato, a la edición digital de People.

Motivos como estos pueden ayudar a entender la creciente movilización sindical de los trabajadores en EE UU. “Este es otro ejemplo escandaloso de cómo la empresa prioriza las ganancias por encima de la salud y la seguridad de sus trabajadores, y no podemos tolerarlo”, dijo el lunes sobre lo sucedido en Amazon Stuart Appelbaum, presidente del todopoderoso Sindicato de Minoristas, Mayoristas y Grandes Almacenes (RWDSU, en sus siglas inglesas). Se trata de la misma organización que amparó a los trabajadores de un almacén de Amazon en Alabama en su, por el momento, fallido intento de sindicarse. La justicia ha ordenado repetir la votación, que en abril rechazó por 1.798 votos frente a 738 la propuesta. Las razones para una segunda consulta fueron las presiones de la empresa sobre sus trabajadores. “Secuestraron el proceso [electoral]”, falló en noviembre la magistratura de trabajo, ordenando una repetición del voto para la que aún no hay fecha.

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