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Tras el clásico, la cuesta europea para el Madrid

Zidane, en el entrenamiento de este lunes en Mönchengladbach.Martin Meissner / AP

Coronada con éxito la cima del clásico y apaciguado el incendio de la semana anterior, al Madrid no le espera una etapa llana ni de transición. Ahora debe hacer frente a la cuesta de Europa. El porrazo hace seis días contra el Shakhtar (2-3) le ha estrechado el margen de error en la liguilla y el compromiso de este martes en casa del Mönchengladbach (21.00, Movistar Liga de Campeones) adquiere una importancia especial si no quiere que se encienda el piloto naranja del club. Después le aguardan los dos enfrentamientos ante el Inter, sobre el papel, el rival más fuerte del grupo.

“Tenemos presión por vencer, es una final para nosotros”, reconoció Toni Kroos. “Tampoco todo está bien ahora. El sábado ganamos un partido importante, sí, pero mañana [por este martes] tendremos que jugar mejor”, advirtió el alemán, de 30 años, siete temporadas ya en el Bernabéu. El medio, que volvió a confesar su deseo de retirarse de blanco, negó que la plantilla dudara de Zidane tras las dos derrotas tan severas de la semana pasada ni que estas se debieran a un problema de motivación. “A veces no salen las cosas”, zanjó casi al modo de su entrenador.

La visita al Borussia-Park trae la sorprendente vuelta a una convocatoria de Eden Hazard, con quien nadie contaba para este choque tras la lesión muscular que sufrió hace tres semanas cuando apuraba la puesta a punto y que el propio Zizou confesó recientemente que había sido más seria de lo previsto. “Si está aquí es porque está bien. Veremos cómo lo vamos a utilizar”, señaló el técnico francés, especialmente lacónico este lunes en su comparecencia antes de la última sesión en el estadio. Al belga no se le ve en un campo desde hace 80 días (contra el City en Mánchester), y en todo este año solo lleva nueve encuentros (ninguno completo) y 561 minutos. Su presencia en la lista llamó la atención porque no acumula muchas sesiones con el resto de los compañeros.

A la espera del uso que pueda hacer de él, si lo hace, todo apunta a que la ruleta de ZZ apuntará a Lucas Vázquez en el lateral derecho. Él es, al menos, el cuarto en el orden del vestuario para un puesto con el que ya ha tenido que lidiar varias veces pese a su naturaleza atacante. Los últimos diez días del gallego ilustran el tobogán del Madrid: de la hoguera tras su pobre primera parte contra el Cádiz (fue relevado en el descanso) a reanimado por su buena actuación en el Camp Nou. Las molestias físicas de Nacho, sustituto a su vez de los lesionados Carvajal y Odriozola, y la escasa confianza en Militão para esa demarcación, le obligaron a cubrir de urgencia antes del descanso la zona donde más estaba picando el Barça con la alianza Alba-Messi. El diestro, un centinela de Zizou, actuó con el oficio y empeño que le han llevado a hacer carrera en el Bernabéu.

A los blancos les espera en Alemania un equipo entrenado por otro joven teutón, Marco Rose, de 44 años, heredero de la escuela kloppiana. El actual técnico del Liverpool lo dirigió en el Mainz, lo hizo capitán, y el preparador del Gladbach aprovechó la conexión para beber de sus fuentes. El Madrid se enfrenta a un conjunto, quinto de la Bundesliga, que reúne muchas de las cualidades de ese llamado nuevo fútbol que triunfa en Europa: movilidad, presión alta y dinamismo. Protegido atrás por el veterano Yann Sommer, relevo en 2014 de Ter Stegen cuando este se marchó al Barça, arriba se despliega con Embolo, Thuram, Stindl o Plea. Los Potros, como así se les conoce coloquialmente, no son el equipo que dejó huella en los setenta, pero su propuesta resulta una amenaza para todo aquel que no pueda adaptarse a los nuevos dictados. Hace una semana, solo un gol del interista Lukaku en el 90 evitó la victoria germana, un empate que alivió en parte el desastre merengue ante los ucranianos.

Sin público pese a vender 10.000 entradas

El Borussia Mönchengladbach-Real Madrid se disputará sin público en las gradas. Hasta este lunes se esperaba que hubiera una presencia simbólica de 300 espectadores después de que, debido al aumento de casos de coronavirus en la región, no se pudiera mantener la intención inicial de jugar con un 20% del aforo. De hecho, se llegaron a vender 10.804 entradas, pero las autoridades sanitarias revocaron la autorización. Tampoco podrá acudir ese mínimo grupo de tres centenares de hinchas elegidos por sorteo.


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