LONDRES – El príncipe William es desde este jueves el nuevo heredero a la corona del Reino Unido, tras la muerte de su abuela, la reina Isabel II, y tratará de reforzar su buena imagen entre la ciudadanía.
Con el ascenso al trono de su padre, Charles III, el príncipe William, de 40 años, espera cobrar aún más protagonismo al ejercer un mayor número de compromisos oficiales.
El hijo mayor de William, el príncipe George, de 9 años, ocupa desde ahora el segundo lugar en la línea sucesoria, seguido de sus dos hermanos, Charlotte, de 7, y Louis, de 4.
Con dos príncipes en espera, la sucesión al trono británico está asegurada para las próximas generaciones, en las que el papel de la monarquía se irá redefiniendo para adaptarse a la actualidad.
William y su esposa, Kate Middleton, asumieron también este jueves el ducado de Cornualles, título que designa al primogénito del monarca británico reinante, y desde ahora son duques de Cornualles y Cambridge.
La cuenta oficial de Twitter de William y Kate cambió esta tarde para reflejar sus nuevos títulos.
Nacido el 21 de junio de 1982, el primogénito de Charles III y de la fallecida Diana de Gales ha visto como su agenda ha crecido en los últimos tiempos, cuando ha viajado con su esposa a varios países y asistido a numerosos actos de representación.
Tras un viaje a Australia en 2014 con el pequeño George, el príncipe William ha viajado a varios países, como Japón y China, a petición del gobierno británico.
Como sucesor al trono, el príncipe William goza de popularidad, especialmente después de su matrimonio con Kate el 29 de abril de 2011, y según las encuestas ha superado a su padre.
Tras una infancia en un entorno familiar difícil, por la separación de sus padres y la atención constante de la prensa, hoy se sitúa como la figura que representa la modernidad de la monarquía británica.
Educado en el elitista colegio de Eton y licenciado en Geografía por la universidad escocesa de Saint Andrews, William se casó con una mujer sin ascendencia real o aristocrática, Kate Middleton, que nació el 9 de enero de 1982 en una familia en la que su padre, Michael, trabajaba como operador de vuelos y su madre, Carol, era azafata de la aerolínea British Airways.
Ambos se conocieron en 2001 cuando estudiaban en Saint Andrews y, tras mantener un romance alejados de los diarios gracias al “pacto de caballeros” entre la familia real y la prensa -a fin de ayudar al futuro rey a concentrarse en sus estudios-, la pareja pronto fue tomando protagonismo en los tabloides británicos.
William empezó su carrera militar en 2005 y, tras graduarse el año siguiente en la prestigiosa escuela militar de Sandhurst, a las afueras de Londres, ocupó puestos en la caballería y como piloto de helicópteros de rescate de la Real Fuerza Aérea británica.
En septiembre de 2013, dejó sus actividades en las Fuerzas Armadas del Reino Unido para dedicarse de pleno a los compromisos oficiales, de cara a prepararse para su futuro papel como jefe del Estado.
Con la muerte de Isabel II, gana también protagonismo el príncipe George, que está siendo educado ya con todos los privilegios y responsabilidades de un heredero al trono si bien, a petición de sus padres, alejado de la atención excesiva de los medios.
Antes de su nacimiento, el Reino Unido modificó la ley de sucesión monárquica para eliminar la supremacía del varón, en caso de que el primer bebé de William y Kate hubiera sido una niña.
Desde la llegada de George, el príncipe Harry, hermano menor de William, ha quedado desbancado de la línea sucesoria, y se situará aún más abajo, detrás de sus tres sobrinos.
Desde 2010, el príncipe William es presidente de la Real Academia del Cine y las Artes televisivas (BAFTA) y patrón de varias organizaciones de beneficencia, entre ellas “Tusk Trust”, de protección de la vida silvestre.
Además de jugar al polo, el príncipe es aficionado al fútbol y preside la Federación inglesa, además de apoyar al equipo Aston Villa, del centro de Inglaterra, mientras que es un apasionado de la ecología y ha alertado sobre el impacto de la crisis climática.
Hace unos días, William y su familia se mudaron a una vivienda en los terrenos del castillo de Windsor, a las afueras de Londres, aunque han decidido mantener el palacio de Kensignton como su oficina de trabajo.
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