Tres caídas clave en un GP de Indonesia desastroso para Marc Márquez



Marc Márquez, con uno de sus técnicos, en el box del Repsol Honda este sábado.WILLY KURNIAWAN (REUTERS)

Marc Márquez (Cervera, Lleida; 29 años) ataca cada curva con la agresividad de sus mejores años. Se descuelga. Enfila el vértice. Se mueve con soltura sobre el sillín de su Honda. Pero no acaban de salirle los tiempos. Y no parece tener nada que ver su estado físico. Se le ve en forma y se confiesa preparado. Por fin, asegura, es capaz de pilotar sin dolor. La vista –recuperado ya de aquella diplopía que le producía visión doble– está perfecta y el brazo derecho –ese que se destrozó hace casi dos años y que tanto sufrimiento le ha traído– ya no es un problema.

Parece el Márquez de sus mejores años. Pero, además de estar cada día más cerca de los 30 y más lejos de aquellos 20 que le vieron triunfar, imberbe, irreverente, risueño, tiene hoy una máquina que no le acompaña. Se vio este sábado, cuando acumuló dos caídas en menos de ocho minutos, quedó fuera de la pelea por la pole y relegado a la 14ª plaza de la parrilla de este domingo (a las 8.00, hora española, en DAZN y Movistar).

No es la primera vez que acumula caídas. Algunos de aquellos años en que se confirmó como el mejor fueron, sin embargo, también, aquellos en los que más se cayó. Consciente de cuánto necesitaba mejorar para seguir arrasando, se probaba, buscaba el límite, y en esa ansia por ser siempre un poquito más rápido, a menudo perdía el control del tren delantero, incapaz el neumático de aguantar toda esa presión.

La diferencia, hoy, es que la moto de este 2022 ha trasladado sus fuerzas al tren trasero. La distribución de pesos es distinta y aunque la Honda tracciona mejor, permite una mejor salida de las curvas y parece contentar a la mayoría de pilotos de la fábrica, especialmente a Pol Espargaró –que para eso fue el que, en ausencia de un lesionado Márquez, más información dio para su desarrollo–, no es del agrado ni del estilo del ocho veces campeón del mundo. Y ese pilotaje al que Márquez nos tenía acostumbrados, más centrado en entrada de las curvas, donde exprimía ese tren delantero, que en la salida de las mismas, ya no es el ideal para ser el más rápido. Mucho menos para un pilotaje seguro o, cuanto menos, controlado.

Y Márquez vuelve a caerse a menudo. Incluso en los momentos más exigentes, donde menos fallaba hasta ahora. Lo hizo este sábado durante la Q1, la sesión de clasificación en la que ya trataba de arreglar el desaguisado del primer día, donde terminó 22º tras una primera caída que le dejó fuera de juego. Incapaz este viernes de clasificarse entre los diez mejores pilotos de MotoGP en el GP de Indonesia, adonde el mundial regresa 25 años después, se veía obligado a marcar el mejor tiempo en esa Q1 para poder pelear por las mejores posiciones en la parrilla de salida en la Q2. Pero no llegó.

En plena vuelta lanzada, convencido como parecía de su pilotaje y de sus opciones, Márquez forzó un poco más de la cuenta a la entrada de la 13ª. Y rodó por los suelos. Se levantó de un brinco y empezó a correr. Quedaban seis minutos para que terminara la sesión y el 93 quería llegar a tiempo al box para disponer de su segunda moto. Lo logró. Volvió a subirse en su Honda. Y volvió a intentar firmar una vuelta rápida. Pero se cayó otra vez. Casi en el mismo punto. En la curva 12. Y de la misma manera. Forzó tanto que el tren delantero cedió. Y volvió a rodar por los suelos. Saldrá a la carrera de este domingo desde la cuarta fila de la parrilla.

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Mientras Márquez, eliminado de la ecuación, se maldecía por esos errores y esa mala comunión con la nueva Honda, que todavía no ha terminado de hacer suya por muchos cambios que hayan probado en su box, otros se peleaban en la pista por la pole position.

Lo hacían el campeón del mundo, Fabio Quartararo, y el subcampeón de 2021, Pecco Bagnaia, el más rápido de la Q1. Peleaban el francés y el italiano por la pole en un húmedo y caluroso escenario. Luce, a veces, tímido, el sol sobre el circuito internacional de Mandalika. Es un sol curioso, que ilumina lo justo y como viene se va. Apariciones tan esporádicas como la de Márquez en este inicio de curso. Mientras trata Quartararo de confirmarse y sacar lo mejor de su Yamaha. Como en la isla indonesia de Lombok, donde acabó este sábado con el mejor tiempo para asegurarse la primera posición de la parrilla en la carrera del domingo. Mientras recupera Bagnaia la confianza perdida sobre su Ducati, cuyo nuevo motor ha rechazado en busca de un mejor entendimiento entre piloto y máquina. Mientras, saca pecho Jorge Martín, de nuevo velocísimo a una vuelta, segundo clasificado en Mandalika este sábado por delante de otra Ducati, la de Johann Zarco.

La carrera, que será dura y exigente, por las condiciones climatológicas y esas 27 vueltas que pueden hacerse interminables, se plantea animada por las posiciones de algunos de los nombres propios con más poderío del paddock. Como Márquez (14º, tras ganar una posición por la sanción a Morbidelli al no respetar este el procedimiento de práctica de la salida), pero también Joan Mir (18º) o Pol Espargaró (16º). No será fácil adelantar, advierten los pilotos.

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