TORONTO – El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, defendió este martes las vacaciones que tomó con su familia en 2022 en un exclusivo complejo en Jamaica, y que costaron $120,000, a pesar de que la oposición criticó su tren de vida cuando muchos canadienses no pueden afrontar la alta inflación.
La radiotelevisión pública canadiense, CBC, reveló este martes que Trudeau pasó nueve días, a finales de 2021 y principios de 2022, en una lujosa propiedad de la familia del acaudalado empresario canadiense Peter Green.
Las vacaciones en el prestigioso complejo Prospect Estate, que entre otros dignatarios ha acogido en el pasado al exprimer ministro británico Winston Churchill y al exsecretario de Estado estadounidense Henry Kissinger, le supusieron al erario 160,000 dólares canadienses ($120,000), en su mayor parte en concepto de seguridad.
Trudeau justificó este martes en el Parlamento canadiense las vacaciones al señalar que no violaron ninguna norma de conflicto de intereses, que es amigo personal de la familia Green y que “uno visita a menudo” sus amigos.
Se da la circunstancia que la familia del empresario que posee la finca es también una de las donantes de la Fundación Pierre Elliot Trudeau, establecida en honor del padre del actual primer ministro canadiense.
Los directores de la fundación, que proporciona becas para investigaciones doctorales, dimitieron la semana pasada tras conocerse que la institución había recibido decenas de miles de dólares de acaudalados empresarios chinos vinculados con las autoridades de Beijing.
Los principales partidos de la oposición dijeron que las vacaciones en Jamaica hacen dudar de la capacidad de Trudeau para liderar el país y son un insulto a los contribuyentes del país.
No es la primera vez que Trudeau se mete en problemas por tomar vacaciones en destinos exclusivos.
En 2016, poco después de llegar al poder, fue amonestado por el comisionado ético del país por pasar unos días de descanso en la isla privada que el Aga Khan tiene en Bahamas.
Y en 2021, Trudeau fue invitado por un grupo indígena canadiense a visitar centenares de tumbas sin marcar de niños aborígenes descubiertas en una residencia escolar establecida por el Gobierno canadiense hace décadas.
Pero rechazó la invitación y prefirió irse de vacaciones a la costa del Pacífico con su familia, una decisión por la que se disculpó posteriormente.
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