El presidente estadounidense, Donald Trump, acusó a su predecesor en el cargo, Joe Biden, de permitir la entrada en Estados Unidos a “millones de criminales” de “todo el mundo” debido a su “mala” gestión de las fronteras y reivindicó su labor es expulsar a todas esas personas del país al tiempo que exigió que se le permita hacer su trabajo.
“El soñoliento Joe Biden, el peor presidente de la historia de EU, permitió que millones y millones de criminales, muchos de ellos asesinos, narcotraficantes y personas liberadas de prisiones e instituciones mentales de todo el mundo, entren a nuestro país a través de su peligrosa y mal concebida frontera abierta.
“Lo siento, pero es mi trabajo sacar a estos asesinos y matones de aquí. Por eso me eligieron”, dijo Trump en una publicación en redes sociales.
Estas palabras han sido pronunciadas en un contexto de gran expectación respecto al futuro de Kilmar Ábrego García, hombre deportado por un “error administrativo” y bajo acusación de pertenecer a una pandilla a El Salvador, que “no regresará” a EU, según afirmó este miércoles la administración Trump, confrontando directamente con el Tribunal Supremo del país.
Minutos antes, el mandatario compartió también en sus redes sociales una supuesta imagen de la mano de Ábrego con el nombre de la organización criminal MS-13, la Mara Salvatrucha, tatuado en los nudillos.
“Esta es la mano del hombre que los demócratas consideran que debería ser devuelto a Estados Unidos, por ser una persona tan buena e inocente. Me eligieron para expulsar a la gente mala de EU, entre otras cosas. Se me debe permitir hacer mi trabajo”.
Ábrego fue deportado a mediados de marzo como parte de las políticas impulsadas por Trump para expulsar a los migrantes ilegales del país, si bien en este caso el ciudadano salvadoreño gozaba de estatus de protección temporal concedido por un juez en 2019 tras abandonar su país de origen huyendo de la violencia.
La jueza federal Paula Xinis ordenó su repatriación, si bien el Ejecutivo recurrió al Tribunal Supremo para que bloqueara la decisión. Sin embargo, el máximo tribunal estadounidense respondió que el gobierno debía “facilitar” el regreso de Ábrego, pero sin dictar ninguna orden concreta al respecto.
Ahora, tanto las autoridades de Estados Unidos como el presidente salvadoreño, Nayib Bukele, han rechazado la posibilidad de que Ábrego sea devuelto a territorio estadounidense. Por un lado, el salvadoreño se niega a liberar a quien considera es un “criminal”, mientras que en Washington dicen no tener autoridad para ello.
Organizaciones de derechos civiles han cuestionado la falta de garantías o directamente la legalidad de estas deportaciones masivas impulsadas por Trump, especialmente después de que un juez federal ordenara su paralización por considerar inadecuada la aplicación de la Ley de Enemigos Extranjeros, que data de finales del siglo XVIII. (Europa Press)
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