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Trump enfrenta una nueva derrota en el Congreso


Con el voto de la Cámara de Representantes -por primera vez en casi 60 años- para revertir el veto anunciado por el presidente Donald Trump la semana pasada al presupuesto de Defensa, el mandatario se adentra en una senda autodestructiva, justo un día después de que diera marcha atrás y se doblegase a la presión de republicanos y demócratas para firmar el rescate económico.

Para levantar el veto lanzado por Trump, era necesaria una mayoría de dos tercios en la Cámara de Representantes -de 435 miembros- y en el Senado -100 escaños-. A pesar de que había gestos de solidaridad con el presidente y, por ejemplo, el líder de la minoría en la Cámara, el republicano de California, Kevin McCarthy, había anunciado que no se opondría al veto de Trump -incluso a pesar de que votó a favor de la ley de Defensa-, todo apuntaba a que la Cámara tumbaría el veto. Y así fue.

El republicano de mayor rango del comité de las Fuerzas Armadas de la Cámara, Mac Thornberry, apeló al patriotismo de sus correligionarios para pedirles que pusieran “al país primero” y defendieran el presupuesto para Defensa, ignorando otras consideraciones políticas. “Depende de nosotros. Nuestras tropas, el país y, sobre todo, el mundo están pendientes de nosotros para ver qué hacemos. Para ver si podemos poner a un lado nuestras diferencias y unirnos para apoyar a nuestros hombres y mujeres en las Fuerzas Armadas y proteger la seguridad nacional de EE UU”, argumentó Thornberry. La mayoría de los conservadores optaron por plantar cara al presidente Trump y votaron para anular el veto.

Cuando Trump decidió vetar la ley de Defensa, se hizo obligatorio devolver el texto a ambas cámaras del Congreso. Si este lunes ha dejado saber su opinión la Cámara, entre el martes y el miércoles, el Senado votará sobre la suerte de la ley. En cualquier caso, es muy improbable que el texto no se convierta en ley muy a pesar de Trump, lo que va a suponer un auténtico golpe para el presidente saliente.

Para Trump, la ley de Defensa tiene rúbricas que no respetan “ni a los veteranos ni la historia de las Fuerzas Armadas”. Dos serían los puntos más importantes a los que se opone Trump. El hecho de que se obligue al Pentágono a cambiar el nombre de los emplazamientos militares que tengan nombres de líderes de la Confederación durante el periodo de la Guerra Civil (1861-1865), ya que se consideran como un símbolo racista del legado de la esclavitud; y que no vuelvan las tropas en el exterior. “Me opongo a guerras sin fin, como se opone el público estadounidense”. A su juicio, “la ley pretende restringir la capacidad del presidente para retirar las tropas de Afganistán, Alemania y Corea del Sur”.

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