El presentador Tucker Carlson, faro de la ultraderecha estadounidense, deja Fox News, cadena en la que era uno de sus mayores activos. El sensacional anuncio, una sorpresa inesperada dada a conocer por la televisión este lunes, llega algo menos de una semana después del acuerdo por el que Fox News aceptó pagar 787,5 millones de dólares (710 millones de euros) a la empresa de recuento electoral Dominion para evitarse un juicio por difamación por difundir la gran mentira de Donald Trump, que aún se niega a reconocer su derrota en las elecciones presidenciales de 2020 en Estados Unidos.
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“FOX News Media y Tucker Carlson han acordado separarse”, dice el comunicado de la compañía. “Le agradecemos su servicio a la cadena como presentador y antes como colaborador”. La empresa añade que la última emisión de su programa, Tucker Carlson Tonight, fue la del pasado viernes, así que no tendrá oportunidad de despedirse de sus fieles telespectadores. No dio entonces síntomas de estar a punto de dejar su trabajo. En la mañana del lunes, la emisora aún emitía promociones del programa de la noche, que nunca llegará. A falta de la versión de Carlson, todo esto invita a pensar que no se ha tratado de una ruptura amistosa.
Según Los Angeles Times, se ha tratado de un “despido”. Y está relacionado con la denuncia por discriminación de la productora Abby Grossberg, a la que despidieron el mes pasado. Grossberg acusa a Carlson de crear “un ambiente de trabajo misógino”. El diario californiano asegura también que la decisión la tomó personalmente Rupert Murdoch, propietario de News Corp., a la que pertenece Fox junto a otras empresas periodísticas como los diarios New York Post y Wall Street Journal.
Además, Carlson no salía bien parado de la lectura de los miles de mensajes privados que se hicieron públicos en el caso de Dominion contra Fox. En ellos, ponía en duda las mentiras electorales de Trump y sus abogados; y decía que odiaba “apasionadamente” al aún presidente. También abundaban las críticas a la gestión de la cadena en esos meses agitados, por decisiones como la de correr el 7 de noviembre de 2020 a conceder la victoria a Joe Biden.
A partir de ahora, el hueco que deja Carlson —que conducía el show con mayor audiencia de la televisión por cable del país (hasta 4,5 millones de espectadores)— pasará a llamarse Fox News Tonight. Mantiene su lugar en la parrilla, a las 20.00, hora de la Costa Este (2:00, hora peninsular española), pero no la estructura. “[A partir de este lunes] Será un programa interino dirigido por personalidades rotativas de FOX News hasta que se nombre un nuevo presentador”, añade la cadena.
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El comunicado lo ha leído esta mañana en directo con cadencia solemne Harris Faulkner, una de las presentadoras de la emisora.
Sea como sea, la noticia ha provocado un auténtico terremoto en el ecosistema de los medios en Estados Unidos, que se han lanzado a esbozar teorías sobre lo que puede haber tras la salida del que hasta este lunes era el gran puntal de una cadena con una audiencia para la que, más que una televisión, es casi un estilo de vida. Su programa formaba un tríptico ultraconservador en prime time con los de Sean Hannity (a las 21.00) y Laura Ingraham (22.00). Para hacerse una idea de lo que significa esto para Fox News: el valor bursátil de la cadena ha llegado a caer hasta un 5% después del anuncio.
Mensajes incendiarios
Carlson, de 53 años, empezó a colaborar con Fox en 2009 y estrenó Tucker Carlson Tonight en 2016. El programa dio su gran salto adelante durante la pandemia, mientras su presentador radicalizaba en un tiempo convulso en Estados Unidos sus mensajes incendiarios, que lanzaba con gesto impávido y verbo irónico. El productor ejecutivo del espacio, Justin Wells, también ha terminado este lunes su contrato con la emisora.
Pese a sus reticencias en la intimidad, Carlson dio pábulo a los bulos, que se han demostrado una y otra vez falsos en los tribunales, de que los demócratas robaron las elecciones que llevaron a Joe Biden a la Casa Blanca. También trató de descargar la responsabilidad de los atacantes al Capitolio el 6 de enero de 2021 en uno de sus documentales emitidos por la apuesta por el streaming de la cadena, Fox Nation. Y en marzo pasado, el presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, tercera autoridad del país, le dio acceso a miles de horas de grabaciones sin editar de aquel día en el Congreso. Carlson empleó ese material para minimizar la violencia de la revuelta.
Antivacunas y ataques a los trans
Difundió teorías racistas como la del “gran reemplazo”, que defiende que las élites de izquierda, con un poco de ayuda de los judíos, están intentando destruir la raza blanca en Occidente a base de diluirla con matrimonios interraciales, entradas de inmigrantes sin control y avances en el acceso al voto de las minorías. E hizo bandera de la resistencia de los antivacunas, de los padres que se oponían al uso de las mascarillas en los colegios, así como a la enseñanza de asuntos relativos a la raza y el género, y de los ataques a las personas trans, especialmente en el campo del deporte femenino, tema que convirtió, al ritmo que lo hizo el ala más extrema del Partido Republicano, en uno de sus asuntos fetiche.
En temas internacionales, a los que daba un espacio más modesto, se oponía a que Estados Unidos ayudara a Ucrania a defenderse de la invasión rusa, servía de altavoz a la propaganda del Kremlin y veneraba a “hombres fuertes” como el húngaro Víktor Orbán o el brasileño Jair Bolsonaro.
Su ascenso al Olimpo de la televisión por cable fue, con todo, tardío. En los años noventa y primera década del nuevo siglo, este californiano, casado con su novia del instituto y padre de cuatro hijos, destacó en la competitiva jungla informativa de Washington como un reportero conservador que se distinguía por llevar pajarita y escribía con gracia historias largas en revistas de todo el espectro político con un estilo que bebía del de sus dos héroes: el escritor gonzo Hunter S. Thompson y el ensayista británico Christopher Hitchens. Cuando el negocio de la prensa impresa encogió hasta hacer muy difícil la supervivencia de un freelance como él, se lanzó a la televisión.
Fue colaborador de programas políticos en la CNN, tuvo su propio espacio en la progresista MSNBC, participó en la versión estadounidense de ¡Mira quién baila! y fundó una web política llamada The Daily Caller, que no dio los frutos que esperaba. Y entonces aterrizó en Fox News, donde ascendió poco a poco en las preferencias de los televidentes hasta convertirse en su mesías.
Su relación con Tump siempre fue tirante, aunque ambos han demostrado que saben ser prácticos cuando la ocasión lo merece: por ejemplo, hace un par de semanas, cuando el magnate le concedió su primera entrevista tras su arresto por el caso Stormy Daniels. Carlson, que, dicen quienes le conocen, es un consumado practicante del arte del cinismo, le dejó hablar durante una hora sin casi intervenir en el discurso plagado de falsedades, medias verdades y exageraciones del expresidente.
En 2016, año en que Trump resultó elegido, Carlson, que en 1999 lo definió como “la persona más repulsiva del planeta”, escribió en Politico un artículo titulado Donald Trump es chocante, vulgar y está en lo cierto, en el que argüía que su ascenso respondía al hartazgo de la “gente corriente” con la “corrupción intelectual” de las élites de Washington, sobre todo las republicanas, de las que él mismo proviene.
En el enconado universo del conservadurismo estadounidense, la gran pregunta es qué piensa hacer ahora uno de sus grandes referentes, y de qué manera afectará a Fox News su salida en un ecosistema mediático que ofrece un creciente abanico de alternativas desde los márgenes en forma de cadenas por cable alternativas, radios digitales y podcasts.
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