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Turquía libera a una pareja de turistas israelíes tras una semana de detención por fotografiar la casa de Erdogan


La detención durante nueve días de una pareja de turistas israelíes acusados de fotografiar la casa del presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, en Estambul, ha amenazado con agravar la tensión entre Israel y Turquía. Los turistas han sido liberados este jueves y han llegado de madrugada al aeropuerto de Tel Aviv tras intensas negociaciones diplomáticas para desactivar la crisis. Ambos viajeros, el matrimonio formado por Mordi y Natali Oknin, habían sido acusados de “espionaje militar y político” y se hallaban bajo arresto desde el pasado jueves, tras haber grabado imágenes de una de las residencias utilizadas por el mandatario turco, hasta que un tribunal dictaminó en la noche del miércoles su puesta en libertad a la espera de juicio.

Israel y Turquía permanecen enfrentados y con sus relaciones semicongeladas desde 2010, a raíz del asalto por comandos navales israelíes a una flotilla que se dirigía con ayuda humanitaria a la franja de Gaza, acción en el que murieron 10 activistas turcos. Hasta la llegada al poder del islamista Erdogan, hace casi dos décadas, ambos países habían sido estrechos aliados militares en el Mediterráneo oriental.

Los Oknin –conductores de mediana edad de la empresa de autobuses Egged, la mayor de Israel, y vecinos de Modiin, ciudad dormitorio a mitad de camino entre Jerusalén y Tel Aviv– habían emprendido una escapada vacacional en Estambul para celebrar un cumpleaños. Decenas de miles de israelíes, vuelan cada año a Turquía para hacer turismo o conectar con otros destinos internacionales.

A su llegada a territorio israelí en un avión privado fletado por el Ministerio de Exteriores, Natali Oknin agradeció junto a su marido “a toda la nación por su ayuda y apoyo para lograr nuestra liberación”. El asunto ha acaparado las portadas de los diarios israelíes en la última semana, con informaciones sobre la familia de la pareja negando su pertenencia a servicios de espionaje.

Fueron detenidos junto a un traductor turco que los acompañaba bajo la acusación de haber hecho fotografías de una residencia de Erdogan situada en la orilla asiática de Estambul. Un empleado de la torre de comunicaciones (de 369 metros de altura) de la colina de Çamlica, situada en la parte asiática de Estambul y uno de los promontorios que mejores vistas ofrece sobre el estrecho del Bósforo, notificó a la policía que la pareja israelí estaba tomando imágenes en dirección a la residencia presidencial, y que había escuchado una conversación sospechosa. El matrimonio, que finalmente fue arrestado por “espionaje político y militar” y puesto a disposición de la justicia, que decidió mantener la detención durante 20 días.

El presidente posee una residencia particular en el barrio de Üsküdar de Estambul, cercano a la colina de Çamlica. Además, existe un palacio oficial en el mismo lado asiático y otro en el lado europeo del Bósforo. Son solo algunos de los edificios de nueva planta o reformados que se han habilitado como residencias del jefe del Estado fuera de Ankara –la capital en la que hizo erigir un colosal palacio presidencial– desde que Erdogan accedió a la presidencia en 2014.

El Gobierno israelí ha preferido mantener un perfil bajo en la crisis bilateral y sus máximos representantes han insistido en que los detenidos no trabajaban para ninguna agencia de inteligencia. El primer ministro israelí, Naftali Bennett, quien había calificado a los Oknin de “dos inocentes civiles que se han visto implicados por error en una compleja situación”, ha agradecido este jueves “la cooperación del presidente de Turquía y de su Gobierno” en un lacónico comunicado oficial. La prensa hebrea apunta a la mediación de un tercer país en la crisis, aunque un portavoz diplomático descartó que se hubiese producido una intervención extranjera de intermediación. El director del Mosad, el servicio de espionaje exterior de Israel, entró en contacto con el del MIT, el servicio central de inteligencia turco, para hacer constar que los viajeros no figuran entre sus operativos.

Las autoridades turcas agravaron la crisis el martes, cuando el ministro de Interior, el ultranacionalista Süleyman Soylu, afirmó que los Oknin “se habían centrado” en fotografiar la residencia del presidente y la habían “marcado” como objetivo. “Siguiendo la evaluación de la Fiscalía, en el marco de la ley y el Estado de derecho, se ha decretado prisión preventiva. Nuestra evaluación es que se trata de un caso de espionaje militar y político. Serán los tribunales los que dicten sentencia”, añadió el ministro turco, que parecía cerrar así el paso a una solución negociada por vía diplomática.

En contra de la versión oficial turca, el abogado israelí Nir Yaslovitz, que ha ejercido la defensa de los detenidos en Estambul, habían asegurado que “su único delito fue fotografiar el palacio de Dolmabahçe (que fue residencia de sultanes otomanos en la parte europea del Bósforo) durante un inocente crucero en barco”. Aunque el histórico palacio cuenta con dependencias de despacho oficial para el jefe del Estado durante sus estancias en Estambul, no forma parte de la lista de residencias del presidente Erdogan.

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