La comunidad internacional ha reaccionado con alivio al acuerdo de la ONU para prorrogar durante seis meses la misión de ayuda humanitaria para los civiles de Siria. Gracias al consenso alcanzado al respecto por los presidentes de Estados Unidos, Joe Biden; y Rusia, Vladímir Putin, los 15 miembros del Consejo de Seguridad del organismo internacional dieron vía libre este viernes a la ampliación del mandato de una operación vital, sin la cual no habría alternativa adecuada para satisfacer las crecientes necesidades de parte de la población, tras más de diez años de guerra. La supervivencia de millones de sirios que viven en el último bastión opositor al régimen de Bachar el Asad depende del corredor humanitario que desde Turquía suministra víveres y medicinas al norte del país.
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La resolución del Consejo de Seguridad fue adoptada por unanimidad in extremis, apenas horas antes de que este sábado expirase el actual mandato de la misión. De no llegar a un acuerdo, las operaciones de la ONU habrían sido suspendidas. Rusia, uno de los miembros permanentes del Consejo de Seguridad -el órgano competente en misiones pacificadoras y humanitarias-, había defendido durante meses cerrar este pasillo transfronterizo y canalizar la ayuda humanitaria a través de Damasco, pero tras los contactos entre Biden y Putin, formalizados en la conversación telefónica que mantuvieron este viernes, la delegación rusa ante la ONU aceptó el compromiso. La oficina de Biden atribuyó el logro al renovado “trabajo conjunto” de los equipos de ambos presidentes, que inició a partir de la cumbre de Ginebra (Suiza) del pasado 16 de junio.
A medida que el régimen de Damasco recuperaba el control territorial del país, Moscú, su gran aliado, había forzado el cierre de todos los pasos fronterizos a través de los que desde 2014 llegaba la ayuda del exterior para la población. Todos, menos uno, el de Bab el Hawa, que comunica Turquía con la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria.
El texto aprobado este viernes por el Consejo de Seguridad prorroga la vigencia del corredor de Bab el Hawa durante un año, pero con el último semestre supeditado a un informe que deberá elaborar la Secretaría General de la ONU sobre la transparencia del operativo y los progresos en el acceso humanitario a través de las líneas del frente, es decir, desde el interior de Siria.
La prórroga no ha sido bien recibida en el enclave autónomo kurdo del noreste sirio, pues la considera una muestra del “doble rasero” de la organización internacional que “castiga a cinco millones de sirios en el norte y el noreste” del territorio, informa la agencia Efe. Los kurdosirios, que gobiernan de facto amplias zonas del noreste también fuera del control de Damasco, demandan la reapertura del paso fronterizo de Al Yarubiyah, que fue cerrado por el Consejo de Seguridad en enero de 2020.
Prórroga también en Chipre
Este viernes, el secretario general de la ONU, António Guterres, recomendó al Consejo de Seguridad prorrogar durante seis meses el mandato de la misión de la ONU en Chipre (UNFICYP, en sus siglas inglesas), una de las más antiguas del organismo internacional. El responsable de la ONU mostró su preocupación por los últimos acontecimientos en Varosha, ciudad vallada en la parte ocupada por Turquía, y previno contra “acciones unilaterales por alguna de las partes en conflicto, que podrían incrementar la tensión” en la isla, invadida y ocupada en 1974 por el Ejército turco y, desde entonces, dividida en dos mitades, la turcochipriota al norte y la grecochipriota -única reconocida por la comunidad internacional-, al sur.
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