No hay cineasta actualmente en el mundo que haya intentado radiografiar la locura en el entorno familiar con el tesón, el brío, la crudeza y la verdad que el belga Joachim Lafosse. Sus películas son escarpadas montañas de sencilla exposición y enorme complejidad moral, que colocan al espectador ante tesituras de irresoluble respuesta. Uno no sabe si emocionarse, profundizar en un mundo que desconoce o salir pitando del cine a tomar un poco de aire fresco ante tamaña muestra del sufrimiento personal y colectivo.
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En Un amor intranquilo —el título original, Les intranquilles, quizá sea más directo y certero en su concepción—, presentada en la sección oficial a concurso del festival de Cannes de 2021, centra su mirada en un pintor de cierto éxito, en su esposa y en su hijo. Núcleo familiar acogotado en todo momento por la conducta del protagonista: volcánica, de personalidad apabullante, incauto, incansable para cualquier actividad que se proponga, ya sea pintar, cocinar, nadar o arreglar cosas a horas intempestivas. Un ser humano al que la cabeza no le deja parar.
Lafosse narra su relato con una cadencia tranquila dentro del evidente nervio de su interior, dosificando la información a cuentagotas: “Está volviendo a empezar”, le dice su esposa, pasado ya un buen trecho de historia. “No quiero que empiece otra vez”, le repite un poco más tarde. Hasta entonces, solo se ha visto casi de refilón una visita a un psiquiátrico velada por una elipsis. Los datos son mínimos, y la revelación de su enfermedad no llegará hasta bastante después. El peso del pasado está ahí. El presente es de un desasosiego descorazonador. Y el futuro, directamente, no existe. La oscuridad se cierne de nuevo sobre su mente, y sobre las vidas de los que le rodean. Pero, ¿qué es realmente esa oscuridad?
De una violencia soterrada por momentos insoportable, Un amor intranquilo retrata a un buen hombre y al ser doliente que lleva dentro de su cabeza. Padre, madre e hijo, de unos 10 años, se quieren a rabiar, pero en semejantes circunstancias se hace difícil amar con comodidad, con naturalidad. Damien Bonnard, uno de los intérpretes de moda en Francia, al que últimamente hemos visto grandes trabajos en Solo las bestias, El oficial y el espía y Los miserables, compone una soberbia interpretación en la que debe aunar lo físico (la totalidad de su cuerpo), lo gestual (el rostro) y lo vocal (los cambios en la voz). A su lado, la magnífica Leïla Bekhti es la mujer rotundamente enamorada que ya no puede más: por cansancio, por hastío, por temor.
Las personalidades al margen en el cine de Lafosse han sido constantes: los cainitas hijos de Isabelle Huppert en Propiedad privada (2006); la madre encarcelada en su propia casa de Perder la razón (2012); el activista por los derechos humanos de Los caballeros blancos (2015); los desenamorados de Después de nosotros (2016); la angustiosa madre de Continuar (2018), todas ellas estrenadas en España. Traumas familiares entre padres e hijos, narrados con férrea convicción. El abismo aparece a cada paso de la notable Un amor intranquilo. También la pena y, por supuesto, el miedo. Pero lo que siempre permanece en ella es la piedad.
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SuscríbeteUN AMOR INTRANQUILO
Dirección: Joachim Lafosse.
Intérpretes: Leïla Bekhti, Damien Bonnard, Luc Schiltz, Jules Waringo.
Género: drama. Bélgica, 2021.
Duración: 110 minutos.
Estreno: 11 de febrero.
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