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Un ataque con bomba acaba con la vida de 35 personas en Burkina Faso

Un ataque con bomba acaba con la vida de 35 personas en Burkina Faso

Al menos 35 civiles murieron y 37 resultaron heridos este lunes en Burkina Faso, en un ataque con un explosivo artesanal que estalló al paso de un convoy de avituallamiento en la región de Sahel, en el norte del país. “Uno de los vehículos que transportaba civiles explotó al contactar con un artefacto explosivo improvisado”, explicó el gobernador de la región, Rodolphe Sorgho.

El convoy iba escoltado y se dirigía a la capital burkinesa, Uagadugú, cuando fue atacado entre las localidades de Djibo y Bourzanga, en una ruta donde a principios de agosto murieron 15 soldados en un doble atentado con explosivos caseros. “Los efectivos de la escolta rápidamente aseguraron el perímetro y tomaron medidas para asistir a las víctimas. Los heridos fueron tratados y los casos difíciles evacuados a estructuras adecuadas”, añadió Sorgho. En las últimas semanas, grupos yihadistas ligados a Al Qaeda y Estado Islámico han dinamitado los trayectos hacia las dos grandes ciudades del norte de Burkina Faso, Dori y Djibo, dentro de su estrategia de aislar a las regiones de la cuenca del Sahel y el lago Chad en África.

Sahel, que comparte frontera con Malí y Níger, es la región más golpeada por la inseguridad de Burkina Faso, aunque el yihadismo también se ha expandido a otras áreas vecinas, y, desde 2018, a la región Este del país. ACNUR, la Agencia de la ONU para los Refugiados, pidió a principios de este verano un mayor esfuerzo para mitigar los riesgos de las minas terrestres y los artefactos explosivos improvisados que atentan, sobre todo, contra la vida de los refugiados y los desplazados internos en estas regiones.

Burkina Faso sufrió un golpe militar el pasado enero que derrocó al expresidente Roch Marc Christian Kaboré, una asonada que se sumó a otras recientes que se han dado en la zona del Sahel, como en Malí o en Guinea-Conakry. El avance del yihadismo y la incapacidad de los ejércitos nacionales y de la operación militar Barkhane liderada por Francia para hacerle frente han desencadenado una oleada de cólera popular que ha abierto las puertas a los levantamientos armados. La llegada de los militares, ante la desesperación del reguero de muertos, tiene una gran acogida con la esperanza de un cambio.

El grupo castrense que subió al poder en Burkina Faso hizo la promesa de acabar con los grupos yihadistas. Las intenciones del grupo militar están muy lejos de la realidad, ya que los ataques se han multiplicado desde que se hicieron con el poder. Los niveles de violencia se han mantenido muy altos y más del 40% de su territorio está fuera del control estatal, según cifras oficiales.

La situación de violencia ha dejado en Burkina faso, desde 2015, miles de muertos y dos millones de desplazados. Este país cuenta con 20 millones de habitantes lo que implica que el 10% de sus ciudadanos han tenido que huir de sus casas.

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