Rusia ha vuelto a mostrar la ferocidad con la que conduce la guerra en Ucrania. Tras protagonizar masacres como las de Bucha e Irpin, un ataque con dos misiles sobre un centro comercial lleno de gente en la ciudad de Kremenchuk va camino de convertirse en un nuevo capítulo negro de la aventura bélica que Vladímir Putin comenzó el 24 de febrero. A plena tarde, cuando los habitantes de esta localidad del centro del país compraban tranquilamente en las tiendas de ropa, perfumes o comida del pequeño centro comercial situado en plena ciudad, irrumpió un ruido ensordecedor. El balance provisional de víctimas es de 13 muertos y medio centenar de heridos, pero todo apunta a que aumentará en las próximas horas.
“El centro comercial está en llamas. Los bomberos tratan de extinguir el incendio. La cantidad de víctimas es imposible de imaginar”, escribió a las 16.18 —una hora menos en la España peninsular — el presidente ucranio, Volodímir Zelenski, en su cuenta de Telegram. Dmitri Lunin, gobernador de la provincia de Poltava, donde se ha producido el ataque, confirmó a última hora de la tarde 13 muertos y más de 50 heridos. De estos, 25 han sido hospitalizados, seis en estado crítico.
“Estaba en casa lavando los platos cuando oí una explosión tremenda. Fue todo muy rápido. Salí corriendo para tranquilizar a mi perra, que estaba muy nerviosa con el ruido”, asegura Catarina Jolod, cuya casa está a unos 10 minutos andando del centro comercial atacado. “Llamé a mi madre y no me pudo responder. Todos estamos muy nerviosos y atemorizados”, añade esta estudiante que está ahora de vacaciones en Kremenchuk, donde vive su familia. Jolod explica que el establecimiento siniestrado está en el centro de la ciudad, muy cerca de la estación de trenes.
El gobernador provincial rebajó las expectativas de encontrar muchos supervivientes. Añadió, además, que no había ningún objetivo militar cerca al que Rusia pudiera estar atacando. “Es un acto de terrorismo cometido contra civiles”, dijo Lunin.
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No es la primera vez que las tropas de Putin van a por objetivos civiles. Un teatro de Mariupol en el que se refugiaban cientos de civiles fue bombardeado en marzo, antes de que esta ciudad del sur de Ucrania cayera en manos rusas. A los pocos días, un ataque a un centro comercial de Kiev dejó ocho muertos. Járkov —la segunda ciudad del país, muy cercana a la frontera rusa y que estos días sufre de nuevo el fuego de Moscú— también ha sido diana de numerosos ataques centrados en objetivos de civiles.
Las imágenes de la ofensiva en Kremenchuk muestran una columna de humo con llamas, que los bomberos tratan de sofocar, mientras que varias personas corren alrededor del establecimiento atacado. “Los ocupantes dispararon cohetes contra el centro comercial, donde había más de 1.000 civiles”, ha añadido Zelenski en su mensaje de Telegram. En un vídeo, se ve a un hombre hablando por teléfono que dice: “Había gente dentro del edificio. Las paredes están empezando a caer”. Yuri Ignat, portavoz del comando de la Fuerza Aérea, aseguró al medio Ukrayinska Pravda que Rusia había atacado Kremenchuk con un misil X-22 disparado desde un bombardero de largo alcance Tu-22M3 situado en la región rusa de Kursk.
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“Rusia continúa trasladando su impotencia a los ciudadanos comunes. Es inútil esperar decencia y humanidad por su parte”, ha asegurado el presidente. “[El centro comercial] no suponía ningún peligro para el Ejército ruso ni tenía valor estratégico. Solo había personas que trataban de llevar una vida normal, lo que enfurece a los ocupantes”, ha añadido Zelenski.
Kremenchuk, con 217.000 habitantes antes de la invasión rusa, cuenta con la refinería de petróleo más grande de Ucrania. Situada a la ribera del río Dnieper, es una importante localidad industrial con empresas fabricantes de camiones y de vagones de trenes. Aunque este es el primer golpe sobre los civiles que sufre, la refinería ya había sido atacada por las fuerzas rusas durante la guerra, como parte de la estrategia del Kremlin de destruir las infraestructuras clave del país.
A última hora del día, Zelenski mandó un nuevo mensaje cargando contra las tácticas criminales de Putin. “El Estado ruso se ha convertido en la organización terrorista más grande del mundo. Eso es un hecho. Y esto debe ser un hecho legal. El mundo entero debería saber que comprar o transportar petróleo ruso, mantener lazos con bancos rusos, o pagar impuestos al Estado ruso es dar dinero a los terroristas”, aseguró.
Naciones Unidas ha sido la primera organización en condenar lo ocurrido en la urbe. Su portavoz, Stephane Dujarric, ha calificado de “deplorable” el ataque y ha mostrado su preocupación por la intensificación de los combates en Ucrania. “Es deplorable, por decir lo mínimo. Ningún tipo de infraestructuras civiles, lo que obviamente incluye centros comerciales, debería ser nunca objetivo en la guerra”, ha dicho el portavoz de la ONU, según recoge la agencia Reuters.
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