Cuando el fútbol era feliz y desordenado, en San Mamés se jugaba siempre a las cinco de la tarde. Todo estaba programado: el vermú, la comida y el camino hacia el campo. También se sabía que el Athletic salía al campo como un caballo desbocado, fuera quien fuese el rival. Por una vez, y sin que sirva de precedente, se repitió la hora; posiblemente también el vermú y la comida. De hecho, solo se echó de menos el camino hacia el campo, porque tampoco faltó la salida en tromba rojiblanca, que le puso por delante en el minuto 6.
Fue después de varias llegadas, algunas con peligro, cuando los dos equipos presionaban, pero el Athletic parecía convencido y el Betis no tanto. Sacó una falta Unai López al interior del área, recibió Córdoba, que tocó hacia Iñigo Martínez. El central consiguió su primer gol con la camiseta del Athletic con un toque sutil de tacón.
Se desesperaba Rubi con el despiste defensivo de su equipo. Es ya un clásico de LaLiga que el entrenador del Betis se juega el puesto en cada partido, así que debió ser un gran disgusto encajar tan pronto. Y no le sentó bien a su equipo el tropezón, porque tardó bastante en reaccionar. El Athletic dirigía el partido a su manera, y los sevillanos apenas daban respuesta. Solo Fekir, en el minuto 24, se acercó con peligro cuando le ganó el sitio a un Núñez muy lento y se plantó ante Unai. El defensa, a la desesperada, consiguió meter el pie para neutralizar el disparo.
Pero el Athletic ponía las reglas. Se replegó un tanto, y salía con peligro al contragolpe. Una acción de Yuri, que Bartra envió a córner cuando Williams estaba preparado para fusilar, y otra de Capa por la derecha, con pasillo desde la banda hasta el área pequeña, pudieron ampliar la diferencia para los bilbaínos. El Betis, tan aseado que rozaba lo aséptico, se perdió en pases horizontales, y solo el inconformismo de Laínez puso pimienta a su juego. No bastaba con eso.
El comienzo de la segunda parte fue idéntico al de la primera. El brío bilbaíno desbordó al Betis. Ya en el primer minuto pudo ampliar Williams las distancias cuando recibió de Dani García y se plantó ante Joel, que repelió su disparo. La pelota le llegó a Córdoba, que lanzó desviado. Al equipo bético le costó coger el tono. Borja Iglesias tuvo la mejor opción en un remate que Unai Simón desvió lo suficiente. Un minuto más tarde respondió el Athletic con un cabezazo al larguero de Raúl García. Los de Garitano se iban apagando poco a poco, pero hacían daño cuando tenían la pelota en su poder.
El Betis, a ráfagas, se acercó al área local, pero ese espíritu desdichado que le acompaña en los últimos tiempos, quedó plasmado en una acción en la que el VAR entró a juzgar si un remate de Fekir había entrado o no en la portería de Unai Simón. El vídeo dijo que no, pero observó un penalti de Iñigo Martínez. Lo lanzó Canales y se le fue muy alto. El Athletic estaba en las últimas y los béticos tuvieron otra en una falta que lanzó Fekir y sacó Unai Simón de la escuadra, en un vuelo espectacular. Ya en el descuento, después de un triple cambio bilbaíno, fue el Athletic quien pudo sentenciar en una pelota que a Sancet se le enredó entre las piernas con toda la portería para él.
Los bilbaínos se llevaron los puntos, entre otras cosas, porque al Betis no le sale nada. Está en depresión.
Source link