Un avión de Aeroméxico aterriza en el aeropuerto de Ciudad de México.Misael Valtierra (Cuartoscuro)
El pánico por la seguridad aérea de México ha tenido otro funesto episodio. Este miércoles, el vuelo 762 de Aeroméxico, proveniente de Bogotá, tuvo que abortar su aterrizaje en la terminal 2 del Aeropuerto Internacional de Ciudad de México. Sobre las 20.25 (hora local) el avión estaba en posición para desplegar el tren de aterrizaje, pero, de manera súbita, el aparato se volvió a elevar con toda la potencia necesaria en esos casos. Es como subir a toda velocidad por una montaña rusa. Por las ventanas ya se podían ver los hangares y puertas de desembarque, según experimentaron dos periodistas de este periódico. La llegada al aeródromo tardó otros 20 minutos en volver a tomar ruta para tocar suelo. Uno de los pilotos confirmó a los pasajeros que se había tomado la decisión por la saturación en la pista.
En las últimas semanas, se ha desencadenado alarmas sobre el rediseño del espacio aéreo en el Valle de México. Desde que se puso la primera piedra para la construcción del nuevo aeropuerto en la base militar de Santa Lucía ya había zozobra sobre su funcionamiento. En marzo pasado, cuando se puso en funcionamiento el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA), se alertó de los peligrosos acercamientos entre aviones, desvíos y aeronaves que aterrizan con poco combustible ante el tráfico aéreo. El pasado fin de semana dimitió el director del Servicio a la Navegación en el Espacio Aéreo Mexicano (Seneam), Víctor Manuel Hernández Sandoval tras un incidente en el que un aparato de Volaris estaba a punto de aterrizar, pero debió retomar el vuelo para evitar una colisión con una aeronave en la pista.
El Gobierno mexicano, bajo la presión de estos sucesos, informó este martes de que el nuevo aeródromo tendrá más de 100 operaciones comerciales al día, incluido Aeroméxico, tras los incidentes en el Aeropuerto Internacional de Ciudad de México. Los vuelos de carga y los chárter también se mudarán a Santa Lucía. Los problemas en la aviación mexicana se pueden ver desde el retrovisor. En 2014, el aeropuerto rebasó su capacidad límite de seguridad con 34,2 millones de pasajeros, en 2019 alcanzaron los 50,3 millones. Los retrasos de los vuelos (en el despegue o aterrizaje) e incluso la misma cancelación eran parte del leitmotiv en la capital mexicana. La Administración Federal de Aviación de Estados Unidos (la FAA, por sus siglas en inglés) retiró la categoría 1 de seguridad aérea al país al valorar que en “varias áreas” no cumplían con los estándares mínimos de la Organización de Aviación Civil Internacional. El gremio de trabajadores aeroportuarios han acusado jornadas extenuantes y que en el último año se han disparado hasta 300% los incidentes en México. El país, que hace dos meses inauguraba su nuevo aeropuerto, ahora afronta una crisis.
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