Un centenar de heridos en Jerusalén en choques policiales con palestinos y ultraderechistas israelíes


Más de un centenar de palestinos resultaron heridos, de los que una veintena tuvieron que ser hospitalizados, en enfrentamientos con la policía registrados en la noche del jueves al viernes en Jerusalén Este, según informaron los servicios sanitarios de la Media Luna Roja. Los manifestantes protestaban contra una marcha de cientos de ultraderechistas israelíes que se dirigieron hacia la Ciudad Vieja en pleno Ramadán al grito de “¡muerte a los árabes!”. En medio de un gran despliegue de las fuerzas de seguridad, que se interpusieron entre ambos grupos y detuvieron a más de 50 personas después de varios días de escalada de incidentes, el corazón de la Ciudad Santa vivió la noche más violenta en varios años.

Desde las protestas por las restricciones de paso a la mezquita de Al Aqsa, tercer lugar sagrado del islam, en 2017 y las trágicas jornadas que precedieron a la última guerra de Gaza, en 2014, Jerusalén no había registrado un estallido de esta magnitud. En la tres veces santa Jerusalén, la menor chispa puede provocar un incendio devastador. Cuando comenzó el mes de ramadán, hace 10 días, la policía esgrimió limitaciones aún vigentes a causa de la pandemia para impedir las tradicionales concentraciones festivas ante la puerta de Damasco, principal acceso al barrio musulmán de la Ciudad Vieja, tras el rezo de la noche en la Explanada de las mezquitas.

También durante las noches de Ramadán y en torno a la misma puerta de Damasco, jóvenes palestinos se dedicaron a acosar a muchachos ultraortodoxos judíos que se dirigían a orar al Muro de las Lamentaciones por el mismo acceso a la Ciudad Vieja. Algunos grabaron en vídeo las escenas en las que insultaban y empujaban a los jaredíes para difundirlas después a través de las redes sociales.

La visión de las imágenes de la humillación de los ultrarreligiosos encendió los ánimos de grupos racistas, como los ultraderechistas antiárabes de Lehava, o los fanáticos La Familia, los seguidores más extremistas del club de fútbol Beitar de Jerusalén. Cerca de un millar de radicales judíos se concentraron al caer la noche del jueves en la céntrica plaza de Sión y comenzaron a marchar hacia la puerta de Damasco coreando amenazas como: “La sangre judía será vengada”, “Restauraremos la dignidad judía” o “Vuestra casa va a arder”.

Movilizados a través de las redes sociales, cientos de jóvenes palestinos se concentraron inmediatamente ante las murallas de la Ciudad Vieja con la intención de hacer frente a la marcha ultraderechista. La policía israelí ya se había desplegado en la antigua Línea Verde, la frontera alambrada que separaba Jerusalén occidental, judía, de la parte oriental, palestina, antes de que fuera ocupada y anexionada tras la guerra de los Seis Días, en 1967. Les llovieron piedras, botellas y algún cóctel molotov desde las dos partes.

Cañones de agua y granadas aturdidoras

Agentes de la policía de fronteras (cuerpo militarizado) y unidades antidisturbios a caballo y escoltadas por un cañón de agua entraron en acción entre las barreras levantadas para impedir que ambos bandos entraran en contacto. Los agentes bloquearon el paso de los manifestantes israelíes sin impedir su “derecho a la libertad de expresión”, según informa France Presse. Pero actuaron con chorros de agua a presión y granadas aturdidoras contra los palestinos, que en Jerusalén solo tienen derecho de residencia y no son considerados ciudadanos del Estado judío.

Las escenas más violentas circularon de madrugada por las redes sociales. Coches apedreados. Un conductor israelí apaleado por palestinos en Jerusalén Este mientas su vehículo ardía en llamas. Otro conductor que disparó al aire ante un grupo de jóvenes que le amenazaba en un distrito del este. La Línea Verde fue escenario de escaramuzas de una batalla campal hasta que el masivo despliegue policial cerró el paso de los radicales judíos al barrio palestino de Sheij Jarrah, donde se encuentran varios consulados occidentales, como el español.

Los incidentes entre israelíes y palestinos se han sucedido a lo largo de las noches de Ramadán en Jerusalén y Jaffa (al sur de Tel Aviv). El clima de tensión, que parecía estar contenido en forma de reyertas vecinales, se ha disparado sin embargo con la irrupción de la ultraderecha racista. Considerados herederos del rabino extremista Meir Kahane, que hace cuatro décadas propugnaba la deportación de millones de árabes de Israel y Cisjordania, fueron apartados de la política israelí tras ser ilegalizado su movimiento por la Kneset (Parlamento). Apoyados ahora por el primer ministro Benjamín Netanyahu, que precisa de su apoyo para formar Gobierno, han regresado en las elecciones del mes pasado a la Cámara legislativa asociados a colonos de los asentamientos y a un grupo homófobo. Desde entonces están volviendo a hacer oír su voz con fuerza.




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