Del buque alemán Amadea bajaron este martes 498 turistas españoles, franceses, alemanes, suizos, italianos y belgas a las costas de Margarita, un atraque que es noticia para la isla venezolana donde no paraban embarcaciones de este tipo hace 15 años, sumergida en los peores momentos de la crisis económica del país petrolero, que este año empieza a despegar con una aún incierta recuperación. El barco con bandera de Bahamas venía de Trinidad y Tobago y tras unas horas en Venezuela zarpó a la isla de Bonaire en su recorrido.
La llegada de este barco implicó adecuaciones del Puerto de El Guamache, en el oriente venezolano, la construcción de un bulevar de acceso para los visitantes y la creación de una ruta por playas y edificaciones históricas de la isla. Los ministros del gabinete de Nicolás Maduro han recibido personalmente a los turistas. Alí Padrón, titular de Turismo, ha señalado que con esta llegada “se rompe el celofán de las medidas coercitivas unilaterales que impidieron durante muchísimos años la llegada de cruceros desde Europa”. El viaje, pese a las expectativas del funcionario, se trata de chárter organizado por una operadora privada y no de una inclusión de este destino en la ruta habitual de las navieras.
“Cualquier llegada que sume pasajeros internacionales es una ganancia para Venezuela. Es una excelente noticia para el Puerto de El Guamache, pero se trata de una operación única, es un toque, no tenemos información de que esto vaya a ser una constante”, señaló Reinaldo Pulido, vicepresidente de Conseturismo, la cámara que integra al sector en Venezuela. Es el mismo modelo que también ha hecho de los rusos unos huéspedes habituales de destinos turísticos en el país que, con una pausa durante los primeros meses de restricciones generadas por la guerra, han vuelto a aumentar sus visitas a Margarita, Canaima, Los Roques y Caracas desde octubre pasado.
Venezuela vive un descongelamiento de sus relaciones diplomáticas y comerciales, en medio de un cambio de timón que ha dado el Gobierno chavista, pero también en medio del movimiento de tablero de la geopolítica global generado por la guerra de Rusia en Ucrania. Más allá de las sanciones internacionales que comenzaron en 2017 y se complicaron en 2019, el país sudamericano, con amplias costas y ciudades turísticas playeras, había salido del radar de los turistas años atrás por la grave crisis económica y la inseguridad que vivió el país durante los años más duros del control cambiario y de precios que impuso el llamado socialismo bolivariano de Hugo Chávez, en los que también se registraron hasta 25.000 asesinatos al año. Entre 2013 y 2017 las conexiones aéreas con Venezuela se redujeron drásticamente y al menos 15 grandes aerolíneas internacionales —como Lufthansa, TAP, Delta, United Airlines, Air Canada, Aerolíneas Argentina, Gol y Avianca, entre otras— retiraron a Caracas de sus destinos por las enormes deudas que acumuló el Gobierno durante los años de restricción de divisas en los que se vieron impedidas de repatriar sus capitales generados en el país.
Para Pulido después de casi una década en caída libre, el turismo en Venezuela empieza un crecimiento lento pero sostenido, con varias cuestas por delante que remontar. Según sus cálculos la ocupación hotelera promedio en 2022 cerrará en un 40%, algo que puede considerarse positivo para un sector que estaba totalmente deprimido, pero que también se diluye frente a un régimen fiscal del que se ha valido el chavismo para obtener más ingresos y que todo el sector empresarial considera voraz. “Tenemos que ver cómo se desarrollan los destinos turísticos con nuestros propios coterráneos y un turismo que no sea de lujo, pero mientras el bolsillo del venezolano esté así es difícil. Otro abismo que tenemos por delante para competir es el de los servicios público, pero en estos años la infraestructura privada se ha preparado para seguir adelante, porque somos testarudos sin fin”, comenta el empresario.
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La reconexión aérea con Estados Unidos y otros destinos, que actualmente impiden las sanciones del Departamento del Tesoro, es otro pendiente que podría cambiar este año si siguen avanzando las flexibilizaciones con Miraflores que se han hecho el último año desde la Casa Blanca. Las sanciones no se han levantado de todo, pero se han flexibilizado al punto que en este comienzo de 2023 no solo atracó este crucero alemán en Margarita, sino también un buque de la estadounidense Chevron llegó al occidental estado Zulia para cargar crudo que refinarán en el país norteamericano, según la agencia de Argus, como parte de las licencias que la Administración de Joe Biden ha dado recientemente a la compañía. Está por verse el efecto que esto tendrá en una economía que da signos de una frágil recuperación, pero con grandes distorsiones y desigualdades y que a diferencia de 2022, que empezaba con un buen pie saliendo de la hiperinflación de cuatro años y un aumento de la producción petrolera, inicia este año con el fantasma hiperinflacionario rondando de nuevo.
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