Los avances tecnológicos y su aplicación en diferentes ámbitos de la sociedad están transformando el mundo tal y como lo conocíamos. Robótica, impresión 3D, inteligencia artificial (IA), neurociencia, big data… El proceso de digitalización en el que estamos inmersos afecta, influye y revoluciona todo lo que encuentra a su paso. No se escapa ningún sector, tampoco el educativo. La innovación aplicada a la educación digital también reconfigura las aulas de todo el planeta. Pero la realidad es que, actualmente, todos estos avances chocan con un sinfín de interrogantes en torno a su alcance y su poder de cambio. Y aunque la educación siempre ha estado en el centro del debate social, resolverlos es uno de los mayores desafíos.
La conjunción de esta tecnología aplicada y el desarrollo de métodos innovadores en la enseñanza y el aprendizaje incrementa la capacidad de ir encontrando respuestas a las asignaturas pendientes del sistema educativo global. En ello pone el foco ProFuturo, un programa de educación digital impulsado en España por Fundación Telefónica y Fundación “la Caixa” cuyo objetivo es luchar contra la brecha educativa en todo el mundo, facilitando el acceso a una educación de calidad a millones de estudiantes que viven en entornos vulnerables.
Bajo esa filosofía nace el Observatorio ProFuturo, un espacio que promueve la discusión y reflexión acerca del estado actual de la educación digital y de sus posibilidades para evolucionar en el futuro. La función de este elemento fundamental dentro de ProFuturo es convertirse en un escaparate con un marcado enfoque social de las mejores iniciativas, buenas prácticas y experiencias que rodean a las temáticas centrales de la educación digital inclusiva. Es precisamente esta experiencia y el compromiso de trabajo sobre el terreno con escuelas, docentes y alumnos de 40 países diferentes de Latinoamérica, el Caribe, África y Asia lo que dota a este hub de conocimiento de un valor único.
Imagínate un niño que se esté formando desde un aula desconectada para luego ir a competir por su empleo y su productividad en un escenario 100% conectado: sin duda está en desventaja
Juan Manuel Lopera, CEO de la ‘startup’ educativa TOMi
“La clave del Observatorio ProFuturo está en la creación de sinergias y la aportación de un beneficio mutuo”, asegura Mílada Tonarelli, gerente global de Innovación y Producto de ProFuturo, quien explica las posibilidades que ofrece este punto de encuentro. “Por un lado, nos nutre de perspectivas y nuevos conocimientos que podemos aplicar para optimizar la solución educativa de ProFuturo. Por otro, nos permite poner todo nuestro saber y nuestra experiencia al servicio de la comunidad, posibilitando la mejora de otros proyectos y descubriendo nuevos horizontes a todos los profesionales e interesados en la innovación educativa”, concluye.
Abordar nuevos desafíos y explorar soluciones
Semana a semana, el Observatorio ProFuturo fija la mirada sobre una nueva realidad, abordando cada temática desde distintos puntos de vista y a través de múltiples formatos, desde artículos hasta videos o conversaciones con expertos. Marcela Momberg, docente chilena experta en la aplicación e incorporación de las nuevas tecnologías a las prácticas pedagógicas, ha sido una de las participantes. Momberg aborda en el Observatorio el desajuste que existe hoy en día entre los modelos educacionales y los nuevos modelos laborales. “El avance tecnológico provocó una cantidad importante de cambios en la forma de trabajar. Sin embargo, los modelos educacionales en uso en nuestras aulas están lejos de ser una respuesta a estos nuevos modelos laborales”, señala Momberg, que apunta a un problema no tanto tecnológico, sino pedagógico. “Necesitamos modelos que nos permitan educar mejor, que interactúen mejor con los alumnos y que les den más protagonismo”.
ProFuturo lucha contra la brecha educativa, facilitando el acceso a una educación de calidad a estudiantes que viven en entornos vulnerables. En la imagen, una escuela de Angola.© Ismael Martínez Sánchez
Para aspirar a esta evolución en el sistema de enseñanza y aprendizaje, el acceso a la tecnología y a la red resulta fundamental. “Imagínate un niño que se esté formando desde un aula desconectada para luego ir a competir por su empleo y su productividad en un escenario 100% conectado: sin duda está en desventaja”, visualiza el colombiano Juan Manuel Lopera, CEO de la startup educativa TOMi. Para atajar este problema, Lopera y su equipo han desarrollado un pequeño dispositivo portátil que puede crear una red wifi en cualquier aula, por muy apartada o recóndita que sea la zona geográfica en la que esta se encuentre. “Alumnos y maestros se pueden conectar y empezar a navegar entre miles y miles de actividades de aprendizaje creadas en nuestra plataforma por miles de maestros, como si estuvieran conectados a internet”, explica en el Observatorio ProFuturo.
De ‘más educación’ a ‘mejor educación’
El espacio puesto en marcha por ProFuturo también ha abordado los retos educativos del siglo XXI desde el punto de vista digital. Para Lucas Gortázar, consultor del Banco Mundial, la tecnología puede contribuir enormemente en dos planos. “En el ámbito de la gestión y organización escolar tiene la capacidad de recoger múltiples matices en el aprendizaje y de organizar sus recursos y servicios de una manera más flexible, eficiente y equitativa —expone— mientras que en los centros educativos tecnología puede servir para mejorar el acompañamiento al alumnado recogiendo de manera sencilla información sobre su aprendizaje”.
Este experto en políticas educativas y sociales analiza también los factores y variables en los que trabajar para mejorar los sistemas educativos de áreas geográficas vulnerables de países en vías de desarrollo. “Los países de medio ingreso (en Asia Oriental, Latinoamérica y Oriente Medio) empiezan a tocar la frontera de la universalización del acceso, mientras que los países de bajo ingreso (en África, India, o Pakistán) lo harán en las próximas décadas”, vaticina Gortázar. Según él, esa frontera es la que marca el cambio de la necesidad de “más educación” a “mejor educación”, y en esta batalla están buena parte de los sistemas educativos occidentales. Hace hincapié en la necesidad de “invertir en la mejora de cada pata interconectada del sistema educativo”.
Los interrogantes se multiplican y la búsqueda de respuestas requiere un esfuerzo constante. Para dar con ellas, la tecnología se antoja fundamental. En este sentido, el Observatorio ProFuturo busca recoger, visibilizar y analizar todo aquello susceptible de generar un avance en ese camino de la innovación educativa desde una perspectiva social. Un propósito alineado con la senda marcada por la UNESCO para celebrar este 24 de enero el Día Internacional de la Educación: “Cambiar el rumbo, transformar la educación”.
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