Al menos 37 personas, entre ellos 22 niños, han muerto este jueves en un tiroteo en una escuela infantil en la localidad de Uthai Sawan, en la provincia nororiental tailandesa de Nong Bua Lamphu, según confirmó un portavoz policial. Un comunicado del cuerpo de seguridad anunció después de que el autor de los disparos es un expolicía identificado como Panya Khanrab, que se suicidó tras perpetrar la masacre. Entre las víctimas figuran también su esposa y su hijo. Los mató al volver a su casa tras la matanza. Al menos una docena de personas resultaron heridas. Según las primeras pesquisas, el autor de los disparos compró el arma de forma legal.
El Gobierno y la policía tailandesa habían informado de que el atacante estaba en busca y captura, pero los medios de comunicación tailandeses adelantaron la noticia, confirmada después por la policía en su cuenta de Facebook, de que el autor de la matanza se había suicidado después de matar a su familia. Este antiguo policía, de 34 años, había sido expulsado del cuerpo en 2021 por posesión de drogas y este jueves había comparecido en el juzgado.
El expolicía Panya Khamrab, supuesto autor de la masacre en la escuela, en una foto de la oficina central de investigación de Tailandia. HANDOUT (AFP)
Unos 30 niños se encontraban en la escuela cuando el pistolero entró a la hora del almuerzo, explicó a la agencia Reuters el funcionario tailandés Jidapa Boonsom. El hombre disparó con un fusil automático primero a cuatro o cinco miembros del personal, incluida una profesora embarazada de ocho meses, explicó Boonsom. “Al principio, la gente pensó que eran fuegos artificiales”, añadió este funcionario.
El portavoz de la policía, Paisal Luesomboon, declaró a la cadena ThaiPBS que después de comparecer ante la justicia, el expolicía acudió a recoger a su hijo al centro de educación infantil. El niño no se encontraba allí y el padre comenzó la matanza.
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Tras atacar la escuela, que generalmente acoge a niños de entre dos y cinco años, el exagente de policía se dio a la fuga en una furgoneta y en su huida mató a algunos viandantes.
Las imágenes facilitadas por la policía tailandesa muestran decenas de cadáveres esparcidos por diferentes estancias del centro educativo, la mayoría de ellos víctimas de apuñalamiento. Vídeos publicados en las redes sociales reflejan la estampa de lo que parecen cuerpos de niños cubiertos con sábanas, que yacen en charcos de sangre. Muchos de los heridos han sido trasladados al hospital Nong Bua Lamphu, que ha solicitado “con urgencia” que los ciudadanos donen sangre de todos los tipos, según medios locales.
Las imágenes y vídeos que circulan en redes sociales muestran también a familiares de las víctimas, presas de la desesperación, alrededor del recinto hospitalario.
La tasa de posesión de armas en Tailandia es alta en comparación con otros países de la región, aunque las cifras oficiales no incluyen un gran número de armas ilegales, muchas de las cuales han sido introducidas en el país a través de sus porosas fronteras.
Los tiroteos en Tailandia son inusuales, pero en 2020, un soldado que no había logrado concluir un acuerdo inmobiliario que esperaba que prosperara, mató al menos a 29 personas e hirió a otras 57 en un ataque que tuvo como escenario cuatro localidades diferentes.
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