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Un grupo de científicos de primera fila ha pedido este jueves “una auténtica investigación” sobre el origen de la pandemia de covid y ha defendido que “siguen siendo posibles tanto la teoría de un escape accidental de un laboratorio como la de un salto natural desde los animales”. Entre los 18 firmantes figuran algunos de los investigadores que han liderado el estudio del nuevo coronavirus, como la inmunóloga Akiko Iwasaki, de la Universidad de Yale (EE UU); el microbiólogo David Relman, de la Universidad de Stanford (EE UU); y el epidemiólogo Marc Lipsitch, de la Universidad de Harvard (EE UU). Su carta se publica en la revista Science, escaparate de la mejor ciencia internacional.
Los autores critican abiertamente el informe de la misión conjunta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y China, que hace tres meses concluyó que la hipótesis del accidente de laboratorio era “extremadamente improbable”, mientras que la transmisión natural desde un reservorio animal era “probable o muy probable”. Los 18 científicos opinan que no hay pruebas para afirmar esto y recuerdan que el equipo chino se encargó de preparar la información y las muestras que luego fueron analizadas por los expertos de la OMS. La posibilidad del escape de un laboratorio solo se contempló en cuatro de las 313 páginas del informe final, lamentan los 18 firmantes.
El propio director general de la OMS, el etíope Tedros Adhanom Ghebreyesus, afirmó el pasado 30 de marzo que hay que investigar más a fondo la hipótesis de una fuga del virus de un centro científico. El Instituto de Virología de Wuhan, con laboratorios de alta seguridad en los que se trabaja con coronavirus, está a 14 kilómetros del mercado de Huanan, el señalado como foco inicial de la pandemia. El científico danés Peter Ben Embarek, jefe de la misión de la OMS, recalcó en febrero que era “extremadamente improbable” que el virus saliera de un laboratorio. Su hipótesis principal es que el nuevo coronavirus se originó en los murciélagos y saltó a las personas a través de una especie animal intermedia.
“No hay datos ni pruebas de ningún tipo que respalden la teoría de un escape”, responde el virólogo estadounidense Robert Garry
El virólogo Robert Garry, experto en virus emergentes de la Universidad Tulane (EE UU), cree que la carta publicada en Science “tergiversa completamente” el informe de la OMS. Garry es uno de los cinco expertos internacionales que analizaron el genoma del coronavirus al comienzo de la pandemia y llegaron a la conclusión de que no era un virus manipulado en el laboratorio. “No hay datos ni pruebas de ningún tipo que respalden la teoría de un escape”, explica el virólogo a este periódico.
El informe de la OMS desglosa 168 casos de covid en Wuhan en diciembre de 2019, 47 de ellos vinculados directamente al mercado de Huanan. Sin embargo, 38 de los enfermos habían visitado otros establecimientos similares de venta de animales vivos, pero no el de Huanan. Garry subraya que la mayoría de los primeros casos están vinculados a diferentes mercados de fauna salvaje y que además se detectaron dos linajes distintos del coronavirus. El virólogo dibuja esta sucesión de hechos como una hipótesis que cuadraría con los datos: la existencia de un progenitor del virus en los murciélagos, un salto a otra especie, la captura de animales infectados, la aparición de variantes al saltar de nuevo a otras especies de granja durante el transporte y, finalmente, la venta de ejemplares afectados a diferentes mercados de Wuhan.
Garry defiende que otros escenarios son “incongruentes” con los hechos establecidos. “Es difícil razonar las teorías en las que un trabajador infectado en un laboratorio, un animal de experimentación escapado o una deficiente gestión de residuos provocan la diseminación no de uno sino de dos linajes del SARS-CoV-2 y, además, en diferentes mercados de animales salvajes vivos”, argumenta el investigador de la Universidad de Tulane.
“Me preocupa que los científicos del Instituto de Virología de Wuhan no tomasen las precauciones adecuadas al cultivar virus de murciélagos”, opina el epidemiólogo Ian Lipkin
El virólogo estadounidense sostiene que ningún país, incluido el suyo, aceptaría la investigación que se le está exigiendo a China. “Las hipótesis de un escape en un laboratorio se basan en un supuesto gran encubrimiento y en una compleja conspiración perpetrada por algunos de los principales virólogos del mundo. Es decepcionante ver que algunos destacados científicos apoyan estas acusaciones infundadas”, lamenta Garry.
El epidemiólogo Ian Lipkin, una autoridad mundial en patógenos emergentes, fue otro de los cinco expertos que apuntaron en marzo de 2020 a un origen natural del coronavirus como hipótesis más probable. Su discurso suena ahora más escéptico. “Quizá nunca sabremos el origen del SARS-CoV-2. Me preocupa que los científicos del Instituto de Virología de Wuhan no tomasen las precauciones adecuadas al cultivar virus de murciélagos”, explica Lipkin a EL PAÍS. El epidemiólogo, de la Universidad de Columbia (EE UU), cita investigaciones con virus peligrosos realizadas en Wuhan antes de la pandemia en laboratorios con un nivel medio de bioseguridad.
Los 18 firmantes de la carta de Science recuerdan que la Unión Europea, EE UU, Canadá, Japón y otros países ya criticaron el 10 de marzo los retrasos de la misión de la OMS a China y su falta de acceso a las muestras animales y humanas originales. Los 18 científicos piden una investigación transparente y con supervisión independiente. “Hasta que tengamos suficientes datos, debemos tomarnos en serio tanto la hipótesis de un origen natural como la de un accidente de laboratorio”, zanjan los autores.
Los precedentes son confusos. El virus del síndrome respiratorio agudo grave (SARS) —otro coronavirus que apareció en China en 2002 y mató a casi 800 personas— se detectó en un mercado de animales de Guangdong en la civeta, un pequeño mamífero del sudeste asiático, y también en perros mapache, criados en granjas para vender sus pieles. El origen de aquel SARS de 2002 fue un salto natural, pero en 2004 la OMS expresó su “preocupación” tras constatar varias fugas del virus en laboratorios de China. Dos décadas antes, tras la identificación del virus del sida en 1981, algunos científicos afirmaron que el VIH se había creado en un laboratorio. Se equivocaron. Las últimas investigaciones apuntan a que el virus del sida saltó desde los chimpancés alrededor de 1920, en lo que hoy es la República Democrática del Congo.
Entre los 18 firmantes de la carta de Science también destacan el microbiólogo Ravindra Gupta, de la Universidad de Cambridge (Reino Unido); el genetista Rasmus Nielsen, de la Universidad de California en Berkeley; la inmunóloga Sarah Cobey, de la Universidad de Chicago; el bioquímico Jesse Bloom, del Centro de Investigación Fred Hutchinson; y la bióloga molecular Alina Chan, del Instituto Broad, los cuatro últimos en EE UU. Chan es una joven investigadora reconvertida en una activa detective del origen de la pandemia. La científica ya firmó una carta abierta enviada el 4 de marzo a medios internacionales, entre ellos EL PAÍS, para exigir “una investigación forense internacional completa y sin restricciones”.
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