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Un ictus pasa factura al demócrata Fetterman frente al doctor Oz en el debate clave de Pensilvania

Un ictus pasa factura al demócrata Fetterman frente al doctor Oz en el debate clave de Pensilvania

Un candidato médico contra otro con secuelas de un ictus. Los problemas de oído y de dicción del aspirante demócrata al Senado por Pensilvania quedaron claros en el único debate televisivo con su rival republicano, Mehmet Oz, conocido como el doctor Oz, un médico televisivo con larga experiencia frente a las cámaras. El debate se celebró con grandes pantallas tras los presentadores con transcripciones en directo de lo que se decía para que Fetterman pudiera leer y entender todas las preguntas, pero eso no le libró del titubeo constante y las dificultades para articular su discurso. Todo lo contrario que Oz, que golpeó una y otra vez al demócrata, presentándole como un radical extremista, en su afán por ganar el voto moderado.

La carrera al Senado por Pensilvania está muy igualada. El escaño es clave para el control de la Cámara Alta, donde hay igualdad a 50 senadores y, de los 35 que se renuevan, la igualdad máxima está en Pensilvania y Wisconsin, que pertenecen a los republicanos, y en Nevada y Georgia, que defienden los demócratas. Si el partido de Biden consigue conquistar el puesto de Pensilvania, los republicanos tendrían que arrebatar dos puestos a los demócratas para hacerse con el control de la Cámara. El debate, celebrado en Harrisburg, capital del Estado, ha sido el que más interés ha generado a escala nacional y ha sido retransmitido por televisión no solo en Pensilvania, sino también en otros Estados.

Fetterman ha ido por delante en las encuestas durante la mayor parte de la campaña, pero las diferencias se han ido estrechando y las posiciones estaban casi igualadas. En el debate de este martes, el único a celebrar, se ha visto a un doctor Oz locuaz y con un mensaje muy estudiado para atraer a los votantes moderados, frente a un Fetterman dubitativo al que le costaba armar su discurso y que con frecuencia parecía quedarse en blanco. No era el mejor comunicador antes del ataque, pero ahora aún tiene, según sus médicos, un desorden cognitivo que le impide procesar bien lo que escucha y expresar con claridad sus mensajes. El demócrata ha sido hábilmente ácido en los ataques al doctor Oz en las redes sociales, pero en el debate no ha podido replicarlo.

Sin informes médicos

La componente dialéctica que tiene todo debate se impuso en este caso a los contenidos de fondo, pero incluso en estos, Oz se mostró más hábil atacando a su rival, cubriendo sus flancos débiles y explicando sus contradicciones que Fetterman, con dificultades para improvisar respuestas ante las críticas del republicano, pero también para contestar las repreguntas de los moderadores. El formato, con respuestas de 60, 30 o 15 segundos de tiempo, le perjudicaba. La duda está en hasta qué punto los televidentes entenderán que se encontraba en inferioridad de condiciones y serán indulgentes con su actuación. Fetterman ha asegurado que sus doctores le dicen que está apto para el cargo, pero ha rechazado hacer públicos sus informes médicos detallados.

Radical y extremista son las palabras con las que constantemente ha atacado Oz a Fetterman. El candidato ganó las primarias republicanas por un mínimo margen gracias al apoyo de Donald Trump, al que ponía incluso por delante de sí mismo en sus carteles de campaña, pues le costaba convencer a los votantes de su partido. Pero tras ganar las primarias, borró a Trump de su web y sus carteles y se presenta como un candidato moderado capaz de trabajar con los demócratas.

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Los demócratas le han atacado en campaña por el aborto, pero incluso ahí ha buscado la fórmula para no mojarse mucho. Lo que ha dicho es que está en contra de que “el Gobierno federal” imponga su criterio a todo el país (en realidad el aborto no ha dependido nunca del Gobierno federal) y que la decisión debe ser de “las mujeres, los doctores y los líderes políticos locales”. Lo que hizo el Supremo fue derogar el aborto como derecho constitucional en todo el país y dejó su regulación a los Estados, pero con la fórmula utilizada, Oz trataba de no ahuyentar ningún voto al tiempo que acusaba a Fetterman de extremista que defiende el aborto hasta las 38 semanas y que sea costeado con el dinero de todos. Fetterman dijo que estaba a favor de recuperar el derecho al aborto como ley para todo el país.

Los dos candidatos se mostraron a favor de la extracción de hidrocarburos mediante fractura hidráulica (fracking), pese a que ambos se habían opuesto al mismo en el pasado. De nuevo, el doctor Oz fue más hábil explicando su cambio de criterio, mientras que Fetterman se quedó sin palabras para argumentar el suyo.

Por su afán de mostrarse centrista, los moderadores tuvieron que insistir al doctor Oz para que mostrase su apoyo a Trump si quiere presentarse para presidente en 2024, y de hecho dijo que “apoyará a cualquiera que el Partido Republicano presente”. Fetterman dijo que depende de Biden si quiere presentarse a la reelección, pero que en caso de hacerlo, le apoyará.

La inflación y el crimen fueron otros temas estrella del debate. Fetterman dijo que Biden podría haber hecho más para frenar la subida de precios, de la que Oz responsabilizó a los demócratas. El demócrata contestó que a Oz con sus “10 megamansiones”, la inflación no le importaba. El republicano es multimillonario gracias a su éxito televisivo. En seguridad, el doctor exageró algunas declaraciones de Fetterman sobre reinserción de presos, asegurando que quería dejar en la calle a los asesinos y legalizar todas las drogas. El demócrata apoya legalizar la marihuana, pero en el pasado dijo que también apoyaría ir más allá en la legalización de otras drogas. Contra casi todos los ataques, Fetterman se defendía diciendo que la regla de Oz es que “cuando sale en televisión, miente”.

El demócrata apoyó sin reservas subir el salario mínimo en Pensilvania de 7,25 a 15 dólares por hora, pero en la repregunta sobre si eso podía dañar a las empresas no fue capaz de hilar un argumento de respuesta. El doctor Oz adoptó la, en principio, postura más impopular de no subir el salario mínimo, pero sostuvo que su idea es apoyar a las empresas, dejar que las fuerzas del mercado actúen y que los sueldos sean mucho mayores que esos 15 dólares por hora.

Algo parecido pasó con la sanidad. La postura del demócrata de extender el derecho se encontró con la crítica de su oponente de que quiere socializar la sanidad. “La regla de Oz otra vez”, contestó Fetterman, asegurando que esa no era su posición, pero sin dejar clara entonces hasta dónde alcanzaba su propuesta.

Quizá los mayores apuros los pasó el doctor Oz cuando los moderadores le preguntaron por si se había beneficiado económicamente de los productos milagro que se promocionaban en su espacio televisIvo. “Era un programa de televisión como este es un programa de televisión”, contestó Oz.

Fetterman empezó el debate hablando de su ictus (”el elefante en la habitación”, dijo) y terminó haciendo una analogía con él: “Mi campaña se centra en luchar por todos los que en Pensilvania han sufrido alguna vez una adversidad y han tenido que recuperarse”. Oz, por su parte, se presentó como moderado y acabó proclamándose “candidato para el cambio”.

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