Un informe del FBI de Virginia advirtió, un día antes del asalto violento al Capitolio, de que los ultras estaban planeando viajar a Washington ese 6 de enero con el fin de llevar a cabo actos violentos; una “guerra”, según cita el documento interno, al que ha tenido acceso The Washington Post, que contradice la versión inicial de la agencia federal, según la cual no disponía de información sobre la inminente amenaza. El ataque al Congreso de los simpatizantes de Donald Trump, en el que murieron cinco personas, ha provocado una grave crisis institucional en el país y, también, un examen crítico al trabajo de sus fuerzas de seguridad. El Departamento de Justicia informó el martes de que más de 70 personas han sido imputadas. Las autoridades investigan casos de delitos graves relacionados con la sedición y la conspiración.
“Estén preparados para luchar. El Congreso necesita escuchar cristales rotos, puertas pateadas y sangre de sus soldados esclavos de BLM [en referencia al movimiento contra el racismo Black Lives Matter] y Pantifa [término peyorativo para los antifascistas]. Pónganse violentos. Dejen de llamar a esto una marcha, una manifestación o una protesta. Vayan allí preparados para la guerra. Conseguimos a nuestro presidente o morimos. NADA más logrará este objetivo”. Esa declaración, divulgada en Internet por los seguidores de Trump, aparecía citada de forma literal en el documento, según la información publicada este martes en el rotativo estadounidense.
El fiscal de Estados Unidos para el Distrito de Columbia (al que pertenece la ciudad de Washington), Michael Sherwin, y el jefe del FBI en la capital, Steven D’Antuono, comparecieron en una rueda de prensa conjunta apenas unas horas después de darse a conocer el contenido del informe. D’Antuono defendió la respuesta de los investigadores federales, destacó que habían compartido esa alerta con otras fuerzas de seguridad y que otra información había conducido a las autoridades a suspender el viaje de otras personas que tenían intención de participar en la manifestación. Precisó, por ejemplo, que el líder del grupo ultraderechista Proud Boys, Enrique Tario, había sido detenido nada más llegar a la ciudad. También recalcó que el FBI está trabajando intensamente y ya ha recibido 100.000 archivos digitales para revisar.
La cifra de personas con cargos por estos hechos aumentará hasta alcanzar los centenares, según Sherwin. La investigación no tiene precedentes en cuanto a su alcance, ya que, según sus propias palabras, todo el complejo del Capitolio constituye “una escena del crimen”.
Por otra parte, el General Mark Milley y el conjunto de los jefes del Estado Mayor emitieron un comunicado para condenar el asalto al Congreso y también para recordar a las Fuerzas Armadas su obligación de defender la Constitución y rechazar el extremismo.
El documento al que tuvo acceso el Post revelaba algo más que palabras gruesas. También mencionaba a individuos que compartían un mapa de los complejos túneles del Capitolio y posibles puntos de reunión entre los instigadores en Kentucky, Pensilvania, Massachusetts, Carolina del Sur y en la capital estadounidense. Recogía comentarios sobre el traslado de potenciales heridos. Daba idea, en resumen, de que los extremistas llegaban a la ciudad con planes para algo más que una manifestación. “Con fecha del 5 de enero de 2021, el FBI de Norfolk [Virginia] recibió información que indicaba llamamientos a la violencia en respuesta a ‘encierros ilegales’ que comenzarán el 6 de enero de 2021 en Washington”, señala el texto.
El ataque, la misma tarde en que los legisladores debían confirmar la victoria electoral del demócrata Joe Biden, ha puesto en el ojo del huracán a la policía del Capitolio por la aparente facilidad con la que la turba logró acceder al Congreso. El jefe del cuerpo, Steven Stund, dimitió la semana pasada tras reconocer la falta de preparación. También ha despertado críticas el limitado despliegue de miembros de la Guardia Nacional ante esa cita clave, cuando se esperaba esa gran marcha trumpista. Solo 340 soldados reservistas se encontraban en la ciudad, principalmente destinados al control del tráfico. Y el foco se dirige ahora también al FBI, que no valoró de forma correcta la alerta recibida desde Virginia.
Fallos de actuación
Una fuente de las fuerzas de Seguridad citada por el diario estadounidense de forma anónima, afirma que estas no cometieron un fallo relacionado con la información de Inteligencia, sino sobre cómo actuar con esos datos. En el debate también planea el sesgo racista con el que los cuerpos policiales han podido comportarse respecto a esta amenaza y se recuerdan los fuertes dispositivos de seguridad desplegados el pasado verano durante los disturbios y las manifestaciones contra la discriminación y los abusos hacia los negros.
Una fuente del FBI señaló a The Washington Post que, 45 minutos después de recibir la alerta sobre esos preocupantes mensajes, la unidad del FBI en Norfolk redactó el informe y lo compartió con otros miembros del cuerpo, incluidos los de la sede de Washington, aunque no queda claro cuántas agencias de las fuerzas de seguridad más allá del FBI fueron informadas.
En el momento de elaborar el documento, no estaban identificadas las personas responsables de divulgar esos mensajes en Internet. Otro comentario recogido decía esto: “Si los antifa o los BLM se ponen violentos, dejadlos muertos en la calle”. Otro individuo, según el FBI, también hablaba sobre la necesidad de evacuar a los civiles y heridos a centros sanitarios.
Pese a todos los elementos sobre la mesa, el autor del informe, no identificado, expresa su preocupación por la posibilidad de que el FBI acabe vulnerando el derecho de libertad de expresión de los manifestantes. El documento advierte de que recoge la visión del FBI de Norfolk, que no recoge “inteligencia evaluada”, sino información en bruto, y que “se solicita a las agencias que lo reciban que no actúen con esta información bruta sin coordinación previa con el FBI”.
El jefe del FBI en Washington, Steven D’Antuono, señaló el viernes a la prensa que “no había indicaciones” de nada planeado para el día de la manifestación trumpista aparte de “actividades protegidas por la primera enmienda”, es decir, amparadas en la libertad de expresión y reunión.
Desde el pasado miércoles, las fuerzas de seguridad han detenido a más personas involucradas en las revueltas que el total de arrestados ese mismo día (61). Solo la mitad de las detenciones el día del asalto ocurrieron en el Capitolio y sus alrededores.
Dos agentes de la policía que protegían el edificio público fueron suspendidos el jueves por su comportamiento con los asaltantes. Los agentes federales tratan de determinar si otros miembros de las fuerzas de seguridad, en ejercicio o retirados, tuvieron un papel relevante en el asalto.
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