En el vertedero de Zaldibar (Bizkaia) la lluvia, el barro y el viento se unen para complicar el trabajo a hombres y máquinas que siguen sin descanso la búsqueda de Joaquín Beltrán, el segundo trabajador que quedó sepultado hace un año cuando la montaña de residuos se vino abajo —el cadáver de su compañero Alberto Sololuze fue encontrado el pasado verano—. Los consejeros vascos de Seguridad y Medio Ambiente, Josu Erkoreka y Arantxa Tapia, han expresado en ese escenario su “firme esperanza” de que de aquí a abril pueda haber resultados positivos en una zona cercana al último punto en el que fue visto Beltrán. Un punto que sirve de referencia a un operativo de búsqueda que ha trabajado 360 días de los últimos 365, y que ha sido pintado de rosa para tenerlo siempre visible.
En ese escenario de basura, plásticos y muros de contención a que ha dado paso el caos provocado por el desplome de 800.000 metros cúbicos de vertidos, la consejera de Medio Ambiente ha explicado que el Gobierno vasco ya ha recibido el informe geotécnico que encargó a las Universidades de Cantabria y Barcelona para dilucidar las causas del derrumbe. El documento “Zaldibar (Bizkaia) Informe sobre las causas de la rotura”, ahonda en la forma de impermeabilización de la base del vertedero, es decir del vaso que ha acabado sin poder contener todos los vertidos, como una de las posibles causas del desastre humano y medioambiental. La consejera, sin embargo, pese a apuntar en esa dirección, no ha querido ofrecer más detalles y ha enviado el documento a la Fiscalía para que a su vez la aporte al juzgado de Durango que investiga los hechos.
El Gobierno vasco ya ha determinado, en un expediente de responsabilidad medioambiental, que los daños sobre las aguas subterráneas, superficiales y sobre el suelo son responsabilidad de la empresa gestora. La consejería que dirige Tapia ha reclamado a Verter Recycling un proyecto de reparación de los daños medioambientales.
Los dos consejeros, que han pedido un minuto de silencio por las dos víctimas, han explicado que una vez estabilizado el terreno el único objetivo de los trabajos es “la búsqueda de Beltrán”. En los últimos cuatro meses se han peinado dos áreas en las que podrían estar los restos del cuerpo, y a partir de mañana mismo se va a inspeccionar la zona denominada B1B, en la parte superior de la marca rosa, donde estaba el lavadero de camiones. Tendrán que apartar primero 140.000 metros cúbicos de terreno y después tendrán que rastrillar cada metro cúbico. En esta labor participarán efectivos de las unidades de Policía Científica, la unidad Canina, de Vigilancia y Rescate y del grupo de Medio Ambiente de la Ertzaintza, avanzó Erkoreka. Junto a su instructor de la Ertzaintza se encontraba Sei, una perra que ha participado en el dispositivo de búsqueda y que seguirá trabajando con su olfato para ofrecer cualquier pista que pueda conducir a Joaquín Beltrán. De no hallarse el cuerpo en estas zonas, en abril se iniciará la búsqueda en otra adicional: la parte alta del área conocida como B4 Sur.
Tanto Erkoreka como Tapia han asegurado que en ese vertedero no se volverán a depositar residuos. “Una vez que encontremos a Beltrán el vertedero se asegurará y clausurará”, han coincidido ambos. En los pueblos colindantes al vertedero, junto a los actos institucionales, se han producido varias concentraciones en recuerdo de los dos trabajadores fallecidos. La familia de Beltrán tiene previsto sumarse a una de las concentraciones de apoyo en la que van a seguir reclamando que no se paren las labores de búsqueda.
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