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Un Madrid sobrenatural



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Si usted lector lo vio, no lo olvidará. Como no debiera relegar el lujoso PSG la cátedra histórica que se llevó en Chamartín, el escenario más arcano del mundo. En noches así hay un embrujo único. El equipo de Pochettino tuvo grogui al Madrid. Sus tres tenores —con Mbappé a la cabeza— rimaban como nadie en el partido. Y de repente, una pifia de Donnarumma encendió al Bernabéu, que se dejó el corazón en los huesos. Entonces, el Real se puso en modo Europa y Benzema, con tres goles marcados con el alma, se elevó hasta por encima de Mbappé, que, si quiere, ya sabe lo que le espera por la Castellana. Un territorio sobrenatural desde que en París, el 4 de septiembre de 1955, se fundara la Copa de Europa. Un trofeo, la Champions, que no tiene precio, como ya ha comprobado ese emporio mercantil que es el PSG. El petróleo no basta. Cuenta más la genética. La madridista, por ejemplo. Un club, el Real, que ya contaba seis Copas de Europa cuando se acunó la entidad parisina.

3

Courtois, Alaba, Nacho, Dani Carvajal (Lucas Vázquez, min. 65), Eder Militao, Kroos (Camavinga, min. 56), Federico Valverde, Modric, Vinicius Junior, Marco Asensio (Rodrygo, min. 56) y Benzema

1

Gianluigi Donnarumma, Kimpembe, Achraf Hakimi (Draxler, min. 87), Marquinhos, Nuno Mendes, Danilo Pereira (Di María, min. 80), Paredes (Idrissa Gueye, min. 70), Verratti, Messi, Neymar y Kylian Mbappe

Goles 0-1 min. 38: Kylian Mbappe. 1-1 min. 60: Benzema. 2-1 min. 75: Benzema. 3-1 min. 77: Benzema.

Árbitro Danny Makkelie

Tarjetas amarillas Paredes (min. 6), Nacho (min. 42), Vinicius Junior (min. 42), Dani Carvajal (min. 59), Gianluigi Donnarumma (min. 61), Achraf Hakimi (min. 80), Kimpembe (min. 82) y Lucas Vázquez (min. 87)

En un PSG en el que rebosan las vanidades las escalas están bien definidas. Unos aceptan el papel clientelar ante las tres grandes divisas del club y estos se reparten los papeles. Enciclopédico como es, hoy ese Messi crepuscular es Xavi. Un reloj con botas. Él da la hora, Neymar tira del hilo y Mbappé mete la cuchilla. Mbappé no es un futbolista. Es una turbina. Un adelantado del planeta Ronaldo, el Nazario. Dos locomotoras, el brasileño y el francés. Pero en Chamartín hasta que despegó Mbappé el partido lo gobernó Messi. Fue el rosarino quien liberó al PSG del extraordinario ropaje ambiental que hizo salir en combustión al Madrid. El partido hacía horas que se jugaba en la periferia en llamas del Bernabéu. Noche europea con mayúsculas, con lo que ello significa para los rivales que se miden al club que lleva en el tuétano este torneo. Truenos en Chamartín, pero sin serios avisos para Donnarumma. Por su rancho solo asomaba Benzema.

Messi, que interpretó de maravilla los sofocos de Kroos como eje y relevo del sancionado Casemiro, comenzó a gravitar en la zona del alemán y el conjunto francés encontró respiro. Toque a toque Leo enganchó a todos. Un rondo tras otro con Verratti, Paredes, Neymar… A jugar con Messi y a correr con Mbappé, las dos hojas de ruta de los de Pochettino. Muchas vetas que explotar.

El universo Mbappé

Próspero con la pelota seducida por La Pulga, el PSG apuntó a Courtois. Primero, cómo no, Mbappé, que sacó la cadena a Militão y su remate lo desvió Courtois con el pie izquierdo. También alertó Messi, tras una trenza con Neymar. Y dale que dale Mbappé, tan selectivo y puñetero. Cada despegue era un tormento para los locales. Una rodilla fuera de lugar de Mendes anuló el 0-1 del deslumbrante icono francés. Pero una pérdida de Carvajal permitió a Neymar poner en órbita a Mbappé, que metió el turbo y batió a Courtois. En la otra orilla solo Benzema daba réplica a su compatriota.

Mbappé celebra su gol en el Bernabéu.AFP7 vía Europa Press (Europa Press)

El duelo iba y venía marcado por Mbappé, que en cada envite soltaba una bomba de racimo. Esta vez todos en el cosmético PSG eran mosqueteros, por más que Messi se aparcara de vez en cuando en el segundo tramo. La sensación de superioridad visitante fue aún mayor tras la tregua, contrito el Real ante el universo Mbappé, al que anularon un segundo gol tras una maniobra ronaldiana que dejó sentado a Courtois.

Cuando más compungido parecía el Madrid encontró un auxilio inopinado. Nada ocurría en la periferia de Donnarumma cuando el portero italiano, que reclamó falta, se anudó ante el acoso de Benzema. Se quitó la pelota de encima con un pase con el juanete y el balón, despejado en paralelo a una portería abierta de par en par, llegó a Vinicius, que citó a Benzema con el 1-1. El camarada Donnarumma, respiración asistida para los de Ancelotti. Mal asunto dar carrete al Madrid en Europa. Está en su acta fundacional. Lo mismo da que juegue bien, mal o regular. Es magia. O vaya usted a saber qué.

El cadete Modric

Llegado el empate, se derrumbó el PSG, llagado ante un Bernabéu atronante. Donde había mandado Mbappé emergió como un gigante Benzema. Y el cadete Modric (36 años). El croata interceptó un balón al borde del área local, se cruzó Chamartín hasta el visitante. Por el camino, Vinicius había lanzado la contra hasta que esperó a Modric. Tan fresco llegó el eterno Modric, de piernas y mente, que filtró un pase versallesco entre las piernas de Kimpembe para Benzema. En la gloria repentina el galo embocó el 2-1. Tan zombi estaban Messi y compañía, que del saque de centro llegó el 3-1 en un parpadeo. Esta vez el despiste fue de Marquinhos, con una sacudida al balón hacia el borde del área. Benzema a lo suyo: 3-1. Y el “gato” que decía Mourinho ya es el tercer máximo goleador histórico del histórico Real Madrid tras CR y Raúl. Ojo clínico el de Mou.

Desde la igualada, el PSG fue un guiñapo a pies de los blancos. En el PSG, en el que ya sonaban los acordes de la orquesta del Titanic, nadie entendía nada. No son pocos los adversarios europeos que han tenido la misma sensación en el Bernabéu. Es un hechizo, quizá. O lo más crédulo sería subrayar que el Madrid fascina como nadie porque no se explica. Al pasmado Mbappé puede que se lo pueda intentar aclarar algún día su colega Benzema. Como todo el madridismo, y como muchos más, Mbappé no lo olvidará. Esto es el Real Madrid, capaz de levantar una eliminatoria tras ser peor durante 150 minutos.

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