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Un muerto y 580 detenidos en las revueltas sociales que sacuden Chile en vísperas del referéndum constitucional

Dos iglesias han sido quemadas en Santiago de Chile, al conmemorarse un año del estallido social del 18 de octubre de 2019, y a una semana del proceso electoral más importante de las últimas tres décadas: el plebiscito del 25 de octubre próximo, que definirá la suerte de la Constitución vigente, de 1980. Durante la jornada, al menos 25.000 personas regresaron este domingo a la Plaza Italia, la zona cero de la capital, de acuerdo a las cifras oficiales de Carabineros. Aunque hubo incidentes aislados, como el enfrentamiento entre dos barras bravas de fútbol y el ataque a un edificio de una corporación dedicada a prevenir accidentes laborales –la Mutual de Seguridad–, fue durante la tarde cuando comenzaron los sucesos de mayor gravedad.

En la zona sur de la capital, en Puente Alto, un grupo de al menos 300 personas encapuchadas atacaron una subcomisaría de Carabineros. Lanzaron bombas molotov y otros elementos contundentes. En otra comuna de Santiago, Padre Hurtado, manifestantes arremetieron contra el cuartel policial. En Coquimbo, a unos 500 kilómetros al norte de Santiago, un grupo atacó a Carabineros con objetos contundentes y prendieron barricadas, según informó la institución. Ya entrada la noche, fue atacado un cuartel cercano a la población La Victoria, en la comuna capitalina de Pedro Aguirre Cerda, donde fueron heridos funcionarios.

Los recintos religiosos incendiados están en la zona de la Plaza Italia: la capilla de Carabineros San Francisco de Borja, que ha sido atacada continuamente en estos meses, y la parroquia Asunción, un edificio de valor patrimonial cuya torre se derrumbó por las llamas, mientras grupos de jóvenes celebraban. En las redes sociales circula la imagen de una muchacha vanagloriándose de la destrucción al interior del templo. “Basta, basta de violencia. No justifiquemos lo injustificable”, indicó la noche del domingo el arzobispo de Santiago, monseñor Celestino Aós.

En diferentes zonas de la capital y en otras ciudades del país se registran saqueos a supermercados y barricadas cuando empieza la noche, aunque al acercarse el toque de queda vigente –a las 23 horas–, la violencia parece descender.

En la previa a esta jornada, tanto el Gobierno de Sebastián Piñera como la mayoría de los partidos políticos realizaron llamamientos a evitar el vandalismo. “Esperamos que la gente entienda que estamos en un contexto completamente distinto, porque falta una semana para un evento electoral muy importante para nuestro país y estamos en época de pandemia”, dijo por la mañana el subsecretario del Interior del Gobierno, Juan Francisco Galli. Pidió prudencia y manifestaciones pacíficas.

Esta noche, en tanto, el Ejecutivo ha reaccionado desde el Palacio de La Moneda, donde el presidente sostuvo una reunión con sus principales ministros y el director general de Carabineros, Mario Rozas. Luego del encuentro, el ministro del Interior, Víctor Pérez, indicó que los que generaron desórdenes fueron “grupos minoritarios” y que “buscaron realizar actos de violencia, vandálicos, contra la propiedad pública y privada”. “La violencia la vamos a enfrentar con las armas que la democracia y la ley tienen”, agregó Pérez.

Para Rozas, que lidera una institución en crisis y desprestigiada –sobre todo luego de los abusos en el estallido social–, “hoy día ha quedado en evidencia quiénes son los delincuentes, quiénes son los vándalos”. Informó que cerca de 44.000 carabineros se desplegaron en todo el país y que hay detenidos y uniformados heridos, aunque no precisó las cifras.

A la zona de Plaza Italia llegaron durante el día sobre todo jóvenes, aunque se vieron familias y personas de todas las edades, incluidos niños y gente mayor. Hubo batucadas, comparsas de colectivos feministas –que han sido la punta de lanza del movimiento–, banderas mapuches y de Chile, música en vivo, entre otras manifestaciones. Los miles de ciudadanos que salieron a las calles desafiaron las medidas vigentes por la pandemia, que impiden encuentros en espacios públicos de más de 50 personas. En Chile, actualmente hay 14.183 casos activos, en una crisis sanitaria que ha dejado 13.635 fallecidos, considerando solo los confirmados.

La manifestación de este domingo fue masiva, como las que se llevaban a cabo antes de que explotara la crisis sanitaria a mediados de marzo. El 8 de ese mes, para el día internacional de la Mujer, cerca de 1,2 millones de chilenas salieron a marchar pacíficamente en la capital, de acuerdo a los cálculos de la organización. Fue la última gran movilización antes de la pandemia, cuya primera ola todavía no está controlada, con 1.759 nuevos casos reportados este domingo.

La concentración se produjo a días de un plebiscito acordado por casi todas las fuerzas políticas en el Congreso para intentar darle una salida institucional al conflicto. La gente comenzó a llegar temprano a la zona de Plaza Italia, mayoritariamente con mascarillas, aunque sin distancia social, por la naturaleza misma de la protesta. Hubo algunos manifestantes que repartieron alcohol gel entre los asistentes. Que haya un rebrote es uno de los principales temores de cara a un plebiscito que ya fue pospuesto una vez por la pandemia y que se realizará bajo complejos protocolos de seguridad, determinados por el Servicio Electoral. De acuerdo a lo establecido por las autoridades del Gobierno, los contagiados por la covid-19 no podrán votar el próximo domingo, como tampoco sus contactos estrechos.

La protesta emerge al margen de estructuras tradicionales como los partidos políticos y los sindicatos. Una muestra de esta desafección se produjo en la misma zona de Plaza Italia, cuando el alcalde de la comuna capitalina de Recoleta, el comunista Daniel Jadue, fue insultado y amenazado, según registraron diferentes vídeos este domingo. De acuerdo con diversas encuestas, Jadue es la figura de la oposición de izquierda y centroizquierda mejor posicionada con miras a la elección presidencial de 2021.

De acuerdo al ministro del Interior, hoy se protegió la infraestructura crítica, como el transporte público. Hace un año, los violentos quemaron 27 estaciones de metro, afectando a la movilización de dos millones de capitalinos durante meses.


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