Por Omar Arellano-Aguilar*
Uno de los instrumentos de regulación ambiental más polémicos y debatidos ha sido la Norma Ambiental 001 que establece los límites máximos permitidos de sustancias y agentes contaminantes a través de la descarga del agua residual en ríos y embalses del país.
Dicha Norma preside a las 49 normas ambientales canceladas en la década de 1990 y que vigilaban la composición de las descargas municipales e industriales. Con la NOM-001-Semarnat-1996 se redujo con el paso del tiempo la capacidad de vigilancia de la gama de contaminantes que han venido deteriorando los ecosistemas acuáticos del país.
Por 25 años, la Nom-001 se mantuvo sin modificaciones aun cuando el desarrollo industrial y la expansión urbana se han diversificado y aumentando, generando una gran presión sobre los ecosistemas acuáticos. En consecuencia, afectados ambientales, ambientalistas y expertos en tema de agua señalaban el obstáculo que representaba la Norma para implementar acciones de protección y mitigación de los efectos del vertimiento de contaminantes a los ríos en el país.
Cabe señalar que por tres sexenios se había omitido la revisión quinquenal que dicha Norma ambiental requería, violando con ello por parte de los titulares de Semarnat y Gobierno Federal la Ley de Normalización y Metrología que establece la periodicidad de revisión y actualización de las normas.
En 2017, el gobierno de Enrique Peña Nieto presentó un proyecto de Norma que recibió a través de la consulta pública más de dos mil observaciones de todos los sectores industriales, academia y organizaciones civiles, las cuales se dieron respuesta hasta este período. Finalmente se revisó, debatió y actualizó el proyecto de Norma, considerando no sólo el impacto económico regulatorio de la norma, sino se ha puesto por delante la necesidad de fortalecer un instrumento, dando mayor certidumbre a una política ambiental regenerativa.
El viernes 27 de agosto se concretó y se resolvió la aprobación del proyecto de Norma-001-Semarnat-2021 como un paso importante para los ríos del país, afectados por la contaminación exacerbada y responsable de los llamados infiernos ambientales. Con la actualización, se incorporan nuevos parámetros en la vigilancia ambiental:
-Color verdadero. En la versión anterior, el color de una descarga no se controlaba por lo que ríos como el Atoyac, Lerma y otros en todo este tiempo han recibido descargas de la industria textil y papelera con coloración, afectando la transmitancia de luz y en consecuencia los procesos fotosintéticos de los microorganismos encargados de la oxigenación y metabolismo de nutrientes.
-Toxicidad. Uno de los mayores problemas que ocasiona el vertimiento de sustancias tóxicas es el impacto en el ecosistema acuático. México tiene una riqueza única de diversidad de especies de peces y anfibios que han ido desapareciendo a causa de la contaminación. El río Santiago, Lerma, Atoyac, Balsas y Pánuco tienen zonas en donde prácticamente se han extinto poblaciones enteras de vertebrados acuáticos (peces, anfibios y nutrias). El nuevo parámetro obligará a que los concesionarios no viertan mezclas tóxicas a través del agua residual, permitiendo una recuperación paulatina de los ecosistemas.
Foto: Daniel Augusto/ Cuartoscuro
-Demanda química de oxígeno (DQO). Este parámetro es nuevo para la Norma Ambiental, sin embargo, ya se considera en distintos instrumentos regulatorios como la Ley Federal de Derechos de Agua. Se trata de un parámetro que mide el consumo de oxígeno por reacciones químicas de compuestos inorgánicos. La cantidad de oxígeno en ecosistemas acuáticos es vital porque permite la vida. El oxígeno es una molécula que elimina una gran cantidad de moléculas contaminantes por mecanismos de oxido-reducción. La falta de oxígeno es uno de los causantes de la muerte súbita de peces que se presenta todos los años en presas y embalses que reciben aguas residuales. El problema es mayor en las costas donde los ambientes anóxicos son propicios para el florecimiento de algas tóxicas que incluso pone en riesgo la salud de las personas. La medición de la DQO y los límites que se han establecido en las descargas de agua residual permitirá proteger los ríos y lagunas costeras del país.
-Protección a suelos cársticos. Sin duda uno de los avances más importantes es que se contemplan límites máximos de contaminantes en los suelos cársticos, los cuales son muy permeables y por sus características vulnerables a la infiltración de sustancias que ponen en riesgo la calidad del agua en regiones como la Península de Yucatán. Cabe destacar que la península está bajo mucha presión ambiental por el cambio de uso de suelo por la expansión de las granjas porcícolas en Yucatán y Campeche, así como el turismo de alto impacto y la agroindustria de soya.
Foto: Mireya Novo/ Cuartoscuro
La actualización de la Norma responde a una demanda social cada vez más preocupada por el estado actual de los ríos del país. Su impacto deberá estar acompañado con una mayor capacidad de inspectores que hagan cumplir la Norma Ambiental, pero al mismo tiempo, son los grandes contaminadores quienes tienen en sus manos un instrumento que promoverá la innovación tecnológica, las buenas prácticas ambientales y la incorporación de personal capacitado.
De igual manera, la nueva NOM-001 está alineada al acuerdo del T-MEC que en su Capítulo 24 los tres países tienen un punto de acuerdo respecto a que “Art. 24.3. Cada Parte procurará asegurar que sus leyes y políticas ambientales provean y alienten altos niveles de protección ambiental y procurará seguir mejorando sus respectivos niveles de protección ambiental”.
*Experto en Riesgo Ecológico, Facultad de Ciencias y Seminario Universitario de Sociedad, Medio Ambiente e Instituciones, UNAM.
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