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Un probable caso del ‘síndrome de La Habana’ retrasa la gira de Kamala Harris por el sudeste asiático


El viaje de Kamala Harris por el sudeste asiático ha sufrido un retraso de horas este martes por lo que las autoridades creen que es un probable caso del síndrome de La Habana, una extraña dolencia que ha sufrido personal diplomático y de inteligencia de Estados Unidos desde 2016. Harris, que inició el viaje el viernes, debía de despegar de Singapur a las 16.00 (hora local) con destino a Vietnam. Sin embargo, los periodistas que la acompañaban fueron llevados de vuelta al hotel de la comitiva justo cuando iban camino del aeropuerto. El Air Force Two, el avión que traslada a Harris, despegó de la base aérea Paya Lebar después de las 19.00. La Casa Blanca no ha revelado quiénes han sido las víctimas del también llamado ataque sónico, pero se ha descartado que formen parte del grupo de acompañantes o que fueran empleados de la oficina de Harris.

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El silencio de la comitiva de la vicepresidenta hizo pensar que el retraso se debía a un problema de salud de la propia Harris, de 56 años. El Departamento de Estado, sin embargo, despejó las dudas con un breve comunicado que aseguraba que la vicepresidenta fue informada de “un reporte de un posible incidente de salud anómalo en Hanoi”. Harris, sin embargo, decidió continuar la visita oficial a Vietnam tras conocer la noticia. Hanoi representa un importante enclave para la vicepresidenta, quien busca reforzar a los aliados de Washington en la lucha del Gobierno de Joe Biden por contrarrestar la creciente influencia de China.

La escueta comunicación del Departamento de Estado no ha informado quién fue la víctima del supuesto ataque. La vocera de la Casa Blanca, Jen Psaki, dijo que una evaluación de los servicios de inteligencia dieron luz verde para que Harris siguiera adelante con su gira, la segunda desde que los demócratas llegaron al poder a finales de enero. Psaki ha descartado que la víctima formara parte de la comitiva y que Harris no ha estado en contacto con la persona que ha presentado los síntomas, descritos como fuertes dolores de cabeza, náuseas, la escucha de un sonido agudo y presión dentro de la cabeza. Las autoridades, señala The Washington Post, afirman que la legación de Hanoi ha reportado dos casos no relacionados del síndrome de La Habana a lo largo de la semana pasada.

El Gobierno de Biden ha decidido tomarse seriamente estas misteriosas dolencias que han afectado recientemente a funcionarios estadounidenses en Alemania, Austria, Rusia y China, además de Cuba, el país donde por primera vez se registraron los ataques, durante la presidencia de Donald Trump. William Burns, el jefe de la Agencia Central de Inteligencia, la CIA, reconoció a finales de julio que desde el primer día en el cargo comenzó a entrevistarse con víctimas de estos “incidentes”. El funcionario, un diplomático de carrera, ha visitado el hospital militar Walter Reed, donde se trata a los pacientes, y ha prometido triplicar el personal médico que atiende a las víctimas de la CIA para reducir el tiempo de espera de un tratamiento de ocho semanas a dos.

En cinco meses en el cargo, Burns ha dedicado un tiempo considerable en entender estos ataques que han afectado a “un par de centenas en el Gobierno de Estados Unidos y todo el mundo”. La mitad ha perjudicado a funcionarios de la amplia red de inteligencia de la CIA o a sus familiares, dijo Burns a la radio pública en su primera entrevista pública. Para tratar de llegar al fondo del asunto, el director ha creado un equipo de trabajo que investiga quién está detrás de los ataques. El grupo está encabezado por un veterano en labores de contraterrorismo que formó parte de la caza a Osama Bin Laden hace 10 años.

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La determinación por el Ejecutivo Biden pretende corregir la falta de acción de Washington después de los ataques de 2016. Un informe desclasificado de 2018 criticó al Gobierno de Trump, que redujo un 60% el personal consular en la capital cubana sin tener pruebas de que el castrismo estaba detrás de los ataques. “Desconocemos el motivo de estos incidentes, cuándo comenzaron realmente, o quién lo hizo”, afirmaba el documento, que entre sus conclusiones criticaba al exsecretario de Estado, Rex Tillerson, por no iniciar una investigación tras la denuncia de las primeras víctimas. Un lustro después, estos extraños ataques siguen envueltos en el misterio.

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