Con más fútbol que el Villarreal, el Atlético alcanzó el empate en el último suspiro. Fue superior, generó ocasiones para ganar, le condenaron sus errores defensivos y se encontró con un autogol de Mandi en el 95 que equilibró el mal fario que pareció condenarle a la derrota en un partido trepidante desde el inicio.
Simeone formó por primera vez con el once tipo que conquistó el campeonato. Con Trippier y Carrasco escoltando a los tres centrales, Koke al mando, Lemar y Llorente de interiores y Correa y Luis Suárez como punta de lanza. Y al equipo pareció empujarle la jerarquía de sentirse campeón. Muy seguro de cada movimiento para abortar la salida del balón del Villarreal, al que redujo a la nada en el primer tiempo. Después de tocar la pelota durante un minuto y medio tras el saque inicial, el equipo de Emery se vio atropellado por la energía con la que se desplegaron los rojiblancos. Quite a quite, los futbolistas de Simeone fueron encajonando al Villarreal, empeñado en salir jugando desde atrás sin encontrar ni la zancada rompedora de Capoué ni la distribución de Trigueros para conectar con Gerard Moreno y Dia. No pudo probar el equipo de Emery la velocidad del delantero francés, una de sus grandes apuestas en el mercado. Tampoco pesaron Pino y Estupiñán en los laterales, resignados a completar una defensa de cinco o hasta de seis ante el aluvión ofensivo del Atlético.
Koke fue el acelerador de circulaciones vertiginosas que estiraron entre Carrasco y Lemar. Después de una batería de centros laterales, fue el francés el que descorchó el fuego real. Inició un eslalon en el centro del campo, lanzó a la carrera a Trippier y llegó a pisar área para enganchar un disparo que rechazó el poste. La grada, que no pudo apreciar en directo su mejoría el curso pasado, se entregó a los detalles del francés. A Carrasco, Capoué le sacó un balón bajo palos después de que Luis Suárez sentara a Rulli y cediera a Correa, que no vio el disparo claro y decidió dar el pase atrás al belga.
Envalentonado, sin dar respiro al Villarreal, la carga del Atlético pudo concretarla Trippier. De nuevo una transición a todo trapo entre Koke, Carrasco y Lemar agujereó la banda de Yeremy Pino y Foyth. El centro templado del francés lo cabeceó el lateral inglés en el segundo palo. La pierna de Mandi evitó el tanto al límite del intermedio. La hinchada despidió a su equipo en pie por el juego desplegado. Por primera vez, la grada contempló las hechuras del campeón en vivo.
Sombrero de espuela de Correa
No bajó una revolución el Atlético en su salida al segundo acto. Mandón, volvió a encasillar al Villarreal. Correa, con un sombrero de espuela sobre Estupiñán en el área, al que cosió un derechazo, pudo firmar uno de los goles de la temporada si Mandi no hubiera estirado la pierna. Dominadores incontestables, los futbolistas de Simeone encajaron un duro mazazo en la única ocasión que Pino ganó de verdad la banda. Su centro atrás lo solucionó Trigueros con un zurriagazo por alto que rozó el puño de Oblak. Un disparo a puerta, un gol. Un rédito generoso para lo que había enseñado el equipo de Emery.
Se levantó raudo el Atlético del golpe. Se rehízo con una jugada que le describe. Llorente porfió un saque de banda cerca de la línea de fondo, robó, le entregó la pelota a Correa y este a Suárez para que embocara a placer. Con el empate, Simeone maniobró con los cambios para que el partido no se rompiera. No quería más transiciones como la del tanto encajado y sentó a Carrasco y a Suárez para dar entrada a Saúl y De Paul. El movimiento quedó anulado por una pifia de Giménez al intentar controlar con el pecho un balón largo que era de Savic. El error lo cazó Yeremy Pino y le regaló el gol a Danjuma.
De ese segundo golpetazo también se recuperó el Atlético. Insistió, ya con Cunha en el área, su reciente contratación. En la última jugada, Mandi desvió a su portería un pase largo de Saúl que pilló a Rulli a contrapié.
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